SEGÚN UN ARTÍCULO PUBLICADO POR LA APA, EL ABORTO VOLUNTARIO NO PUEDE CONSIDERARSE FACTOR DE RIESGO PSICOLÓGICO PARA LA MUJER

2 Feb 2010

No existe apoyo empírico que demuestre que las mujeres que interrumpen de manera voluntaria su embarazo presenten un mayor riesgo para su salud mental que aquellas que deciden continuar adelante con el mismo. Así lo establecen los autores de un artículo publicado en el último número del año 2009 del American Psychologist, revista oficial de la APA, titulado «Abortion and mental health. Evaluating the evidence» («Aborto y salud mental. Evaluando la evidencia«), tras haber realizado una revisión crítica de la evidencia empírica disponible sobre los estudios publicados en inglés entre 1989 y 2008.

La investigación se ha realizado, según se indica en el artículo, con dos objetivos principales: (1) actualizar el conocimiento disponible fundamentado en la evidencia empírica sobre la relación entre aborto y salud mental en la mujer; y, (2) identificar los factores de vulnerabilidad que incrementan o reducen el riesgo de padecer problemas psicológicos a raíz de la interrupción voluntaria del embarazo.

Según esta revisión, la mayoría de las concepciones sobre este tema consideran que la interrupción voluntaria del embarazo no puede entenderse como una experiencia traumática que, en sí misma, provoque irremediablemente un trastorno psicológico (como depresión o trastorno por estrés postraumático), dado que se ha constatado una gran variabilidad individual en la experiencia del aborto. En este sentido, indican los autores, parece que la explicación más plausible es la de considerar dicha experiencia como un suceso vital estresante y la reacción psicológica posterior dependiente de múltiples factores (estilo de afrontamiento, características de personalidad, valores y creencias personales, historia previa de problemas psicológicos, etc.), así como del contexto sociocultural de la persona (nivel de estigma social asociado al aborto, estatus, nivel económico y cultural, etc.).

Para la realización del estudio, los autores han revisado la evidencia empírica disponible de todos los artículos publicados en inglés entre 1989 y 2008 que abordan la relación entre aborto y salud psicológica. Los mismos subrayan que muchos de los estudios publicados sobre el tema adolecen de graves problemas metodológicos que restan validez y fiabilidad a sus resultados y conclusiones, siendo habitual la comparación de muestras no equivalentes (por ejemplo, mujeres que interrumpen voluntariamente un embarazo no deseado frente a mujeres que deciden continuar con un embarazo deseado) o la ausencia de control de otras variables que influyen directamente en el estado de salud mental de la mujer e independientes de la experiencia del aborto (historia previa de problemas psicológicos, baja autoestima, etc.).

Por este motivo, el análisis de la evidencia disponible se ha limitado a aquellos estudios que cumplían los criterios de rigor metodológico necesarios, identificándose un total de 58 investigaciones.

Fundamentándose en la evidencia empírica disponible, los autores concluyen que no existe apoyo empírico que demuestre que las mujeres que interrumpen de manera voluntaria su embarazo presenten un mayor riesgo para su salud mental que aquellas que deciden continuar adelante con el mismo. Otros resultados de interés derivados de la revisión establecen que:

  • El riesgo relativo para la salud mental de las mujeres que han tenido un sólo aborto durante los tres primeros meses de embarazo no deseado (legal y ajeno a razones terapéuticas como embarazo con riesgo de muerte para la madre o detección de graves malformaciones en el feto) no es superior al de aquellas otras mujeres que, por el contrario, deciden continuar adelante con su embarazo.
  • El riesgo relativo de desarrollar problemas psicológicos en aquellas mujeres que deciden interrumpir su embarazo porque el feto presenta graves malformaciones o problemas no es mayor que el de aquellas que, a pesar de las deficiencias, deciden tenerlo o el de aquellas que lo pierden durante el parto o siendo recién nacidos.
  • Existen determinadas variables, como la edad o el lugar de procedencia, que pueden afectar a la asociación entre aborto y salud psicológica.
  • No existe apoyo empírico para argumentar que el aborto en sí mismo provoque problemas psicológicos inevitables, porque habitualmente el embarazo no deseado y la interrupción voluntaria del mismo suelen depender de múltiples factores co-ocurrentes, tanto individuales (problemas comportamentales, características de personalidad, etc.) como socioculturales (nivel socioeconómico y cultural, información, disponibilidad de recursos, etc.) que, de forma independiente, también pueden contribuir de manera negativa al desarrollo de problemas psicológicos.
  • En general, la mayoría de las mujeres adultas jóvenes que abortan no presentan problemas psicológicos a medio-largo plazo. No obstante, hay algunas que sí los presentan. Por tanto, independientemente de que la interrupción voluntaria del embarazo haya sido la causa o no de dichos problemas, los profesionales de la salud, entre ellos psicólogos y psicólogas, deben ser sensibles y dar importancia a toda experiencia individual que cualquier mujer pueda tener a raíz del aborto.
  • Los principales factores de vulnerabilidad para el desarrollo de problemas psicológicos a medio o largo plazo en una mujer que ha interrumpido voluntariamente su embarazo no deseado son comunes a los de cualquier otro estresor vital: uso de estrategias de afrontamiento de evitación o de negación, presencia de historia de problemas psicológicos previos, determinadas características de personalidad, percepción de bajo apoyo social, interiorización el estigma social, etc.
  • La investigación futura debería solventar los problemas metodológicos encontrados (destacando especialmente la condición de embarazo deseado o no deseado y el control de los factores de riesgo independientes para la salud psicológica), así como profundizar en la identificación de las variables explicativas de la variabilidad de la experiencia derivada de la interrupción voluntaria de un embarazo no deseado.

En líneas generales, las conclusiones de la revisión publicada en la revista American Psychologist vienen a confirmar los datos proporcionados por la propia American Psychological Association (APA) en el informe que elaboró el Grupo de Trabajo de la APA sobre aborto y salud mental -Task Force on Mental Health and Abortion (TFMHA)- en el año 2008 (Informe TFMAH, 2008).

Referencias:
Report of the Task Force on Mental Health and Abortion
(TFMHA, 2008) (
http://www.apa.org/pi/wpo/mental-health-abortion-report.pdf).

El artículo original en el que se basa esta noticia puede encontrarse en la revista American Psychologist:
Major, B., Appelbaum, M., Beckman, L., Dutton, M.A., Russo, N.F. y West, C. (2009). Abortion and mental health. Evaluating the evidence. American Psychologist, 64, 9, 863-890.

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