EDITORIAL JUNIO – JULIO 2010

25 Jun 2010

Francisco Santolaya Ochando

Presidente

Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos

Resulta increíble el esfuerzo que nos está costando a los psicólogos conseguir que se nos devuelva la situación legal que tenía la profesión antes de la LOPS. Llevamos seis años de negociaciones, lucha y reclamaciones, con un éxito relativo pero sin conseguir el objetivo.


Francisco Santolaya

¿A qué me refiero cuando hablo de éxito relativo? Hagamos un poco de memoria. Después de aprobada la LOPS, el bloqueo a la psicología fue tan grande que tuvimos que demostrar que había un problema. Era meridianamente claro que se había producido una expropiación de derechos profesionales sin mediar razón alguna que se pueda decir públicamente, y también era evidente que la nueva legislación imponía unas condiciones de ejercicio a la profesión diferentes a las que tenía hasta aquel momento. Nos machacaron pero dijeron que no pasaba nada. No se nos pudo hacer más daño. Con posterioridad a las movilizaciones y después del informe que realizó el Consejo Asesor de Sanidad, el Ministerio reconoció que era necesaria una reforma normativa a corto y largo plazo, para lo que propuso, respectivamente, la solución de reformar el Decreto de Autorización de Centros a través de una Orden Ministerial, y lanzó la propuesta de un Máster sanitario. Nosotros, los psicólogos también tomamos decisiones importantes, moviendo los títulos de licenciado a la órbita de las Ciencias de la Salud, tal y como exigía la LOPS para ser considerados profesión sanitaria. Ahora la mayoría de los futuros Grados ya están en Ciencias de la Salud.

Sin embargo, pasados ya más de cuatro años, las soluciones del Ministerio no se concretan. La Orden que modificaba el Decreto de Autorización de Centros fue derribada por los tribunales que, en varias sentencias, dijeron que esa modificación no guardaba las formas legales necesarias. La segunda, la creación del Máster, aún la estamos esperando. Sin embargo, ahora la creación de ese título concita el apoyo claro de la profesión, la academia, los estudiantes, las formaciones políticas y hasta del propio Gobierno, en sus declaraciones. Ése es nuestro éxito relativo, nos hemos movido desde el «aquí no pasa nada» a «tenemos una solución que satisface a todo el mundo». No es poca cosa.

Ahora hemos entrado en una larga fase en la que esperamos y nos desesperamos, sin que el máster salga, ni sepamos porqué no sale. Si la profesión, la universidad, el Parlamento, el Gobierno y la inmensa mayoría de las CC.AA. lo ven bien, ¿a qué estamos esperando? ¿Quién más debe dar su visto bueno? ¿Podemos saberlo?

No vamos a esperar más sin que se nos den soluciones. Nuestro planteamiento es muy sencillo. La LOPS ha sido un atraco a la psicología. Nos robó nuestra verdadera posición en el Sistema Nacional de Salud, tanto en el ámbito público como privado, dejando de lado nuestro reconocimiento como profesión eminentemente sanitaria. Lo que ha sucedido desde entonces es una sarta de despropósitos como sólo pasan en este país. Cientos de consultas han venido siendo reconocidas como centros sanitarios bajo el amparo de una normativa legal que los tribunales han calificado como chapucera. Algunas comunidades autónomas siguen contratando psicólogos sin el título de especialista para ejercer la profesión en el ámbito sanitario. Los psicólogos no especialistas siguen prestando servicios sanitarios en múltiples lugares como las ONGs, el Ejército, Protección Civil, etc. ¿Qué le pasa a nuestro país que legisla contra la realidad y no pasa absolutamente nada? ¿Para qué sirve una legislación que no se puede aplicar?

Si no se resuelve de forma inmediata nuestra situación, después del verano vamos a empezar a exigir en la «plaza pública» nuestros derechos. Estamos obligados a luchar por la psicología, y convencidos de que los objetivos que perseguimos beneficiarán a todos los psicólogos, independientemente de donde trabajen. Volveremos a movilizar a los miles de colegiados que hay en este país, a los miles de profesores y estudiantes, a las asociaciones civiles que nos dieron su apoyo, y a todos aquellos que quieran estar con nosotros en la defensa de una ciencia y profesión que se han hecho un hueco en esta sociedad. Si lo que quieren es desalentarnos, no lo van a conseguir. Queremos que la sociedad nos oiga, a ver si de esa manera el Gobierno, que es quien toma las decisiones, se mueve. Ya va siendo hora.

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