EDITORIAL NOVIEMBRE Y DICIEMBRE 2010

23 Nov 2010

Francisco Santolaya Ochando

Presidente

Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos

Cuando escribo este editorial, estamos a finales de noviembre de 2010 y todavía continúa nuestro viacrucis particular. La Semana Santa de la Psicología, que ya dura 7 años, parece no tener fin. Nos hemos detenido durante muchísimo tiempo en la estación del Ministerio de Sanidad, sin aparente razón. Ahora que pensábamos que no tendríamos que parar en el Ministerio de Educación más que el tiempo protocolario para la ceremonia, resulta que nos atormentan con la posibilidad de alargar nuestro sufrimiento más allá de lo razonable. Nuestra fe en el Gobierno se está resquebrajando. No es posible aguantar más. Máxime cuando ya se están poniendo en peligro cientos de puestos de trabajo actuales y futuros.


Francisco Santolaya

No es fácil explicar lo que nos pasa a quien no haya estado al tanto de este viacrucis kafkiano. Como ya se ha dicho muchas veces todo empieza en la LOPS. Esta Ley no nos reconoció como profesión sanitaria. Ese olvido intencionado se basó en el supuesto carácter polivalente de la Psicología. Nunca he sabido muy bien lo que se quiso decir con esa expresión, pero creo que se refiere a la idea de que los conocimientos psicológicos se pueden utilizar con diversos propósitos. ¿Y qué tipo de conocimiento no admite diferentes usos? Ha habido mucha discusión sobre este asunto, pero lo que piensan los ciudadanos, los psicólogos y la mayoría de los profesionales sanitarios está muy claro. En una reciente encuesta del periódico La Vanguardia, en la que participaron la friolera de casi 24.000 personas, el 92% pensaba que los psicólogos son profesionales sanitarios. El Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos y la Conferencia de Decanos también lo han defendido. En otra encuesta aparecida hace ya algún tiempo en Redacción Médica, la mayoría opinaba que los psicólogos son profesionales sanitarios. ¿Qué otra cosa son si no? ¿Quién puede decir lo contrario y con qué argumentos? Para salir del atolladero, el Gobierno pareció llegar a la conclusión de que había que habilitar una vía para el reconocimiento de las funciones sanitarias de los psicólogos, pero (siempre hay un pero) adujo que no estábamos bien formados para ejercer en ese ámbito. En ese momento ya no se trataba de que la Psicología fuera o no sanitaria, sino que para serlo, los psicólogos debían estar mejor formados. ¿De dónde han sacado esta idea? No lo sabemos, pero ha habido comisiones que lo han dicho sin pestañear y sin aportar, por supuesto, el más mínimo dato empírico que avalara esa afirmación. ¿Estamos peor preparados en nuestro campo profesional que otros licenciados o graduados sanitarios en el suyo? ¿Estamos peor que nuestros colegas europeos? Todos los indicadores van en la dirección de que los problemas de los licenciados en Psicología no son muy diferentes a los que hay en otras profesiones. Sin embargo, el paso del tiempo y la aparición de la reforma de los estudios universitarios han llevado al Consejo a dar prioridad a la búsqueda de un acuerdo para la formación de los nuevos graduados, frente a la discusión de una idea infundada pero caduca, ya que la licenciatura desaparece del mapa. La nueva situación de una carrera de cuatro años llevó al Consejo a aceptar la solución dada por el Gobierno, que implicaba que los futuros graduados en Psicología tendrían que tener una formación de dos años adicionales, uno de ellos casi completo de prácticas. Esta solución está en completa sintonía con lo que dispone el proyecto EuroPsy apoyado por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA). Hay que recordar que, al fin y al cabo, la reforma universitaria en curso pretende establecer un espacio europeo, los nuevos graduados cursarán un año menos de formación que los actuales licenciados, y estamos completamente de acuerdo con incrementar la formación práctica de los futuros profesionales, por lo que nos parece muy conveniente que existan un amplio número de créditos de prácticas supervisadas. Todo ello, lleva al máster, tal y como está definido actualmente.

Pero el máster no es el fin, sino un medio para conseguir la solución. Esta solución pasa por la creación de una profesión de psicólogo sanitario generalista y el establecimiento de un procedimiento de acceso ordinario, el máster, y otro extraordinario que permita un acceso rápido y simplificado a esa nueva profesión de los actuales profesionales ejercientes que no son especialistas. El Ministerio de Sanidad ya ha reconocido la necesidad de poner en marcha las acciones legislativas necesarias para crear la profesión y establecer las vías de acceso. Ahora hemos encallado en Educación, dónde los problemas para la puesta en marcha de la reforma de las enseñanzas universitarias y su conciliación con sus repercusiones profesionales, no son pocos.

Mientras el Gobierno se lo piensa, los psicólogos no especialistas lo están pasando muy mal. Muchos de ellos con muchos años de trabajo competente al servicio de sus pacientes y ejerciendo funciones sanitarias de gran valor social. Algunos están perdiendo su empleo, otros viendo como pierden la seguridad jurídica en el ejercicio de su profesión.

No podemos esperar más. El Foro de la Psicología, formado por los profesionales (el Consejo), la Universidad (la Conferencia de Decanos) y los estudiantes de Psicología, ha decidido llevar a cabo movilizaciones para decirle al Gobierno que debe acelerar los trabajos en la búsqueda de una solución. Las movilizaciones del 11 de este mes, han sido un completo éxito. Es sólo el comienzo. Vamos a mantener la tensión hasta que la solución se plasme en el BOE. Vamos a defender con fuerza a los psicólogos que son víctimas de un atropello que no tiene parangón en ninguna otra profesión. Sobran excusas cuando la solución cuenta con un alto nivel de consenso en todas las partes interesadas.

Sólo diremos alto y claro: ¡Queremos soluciones, ya!

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