EL TDAH REQUIERE UN ABORDAJE TÍPICO MULTIDISCIPLINAR – ENTREVISTA A MATEU SERVERA

7 Jun 2011

Recientemente, el Ministerio de Sanidad y Política Social ha publicado la Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes. Esta Guía se encuadra dentro del Proyecto GuíaSalud del Plan de Calidad para el SNS.

En esta ocasión Infocop Online tiene el placer de entrevistar a uno de los revisores externos de esta Guía, Mateu Servera, experto en evaluación y tratamiento de los problemas psicológicos de la infancia y la adolescencia, especialmente en el TDAH. Actualmente, Mateu Servera desempeña su labor profesional como profesor en la Universidad de las Islas Baleares y pertenece al Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud y al Laboratorio de Conducta y Sistemas Dinámicos de la UIB. 


Mateu Servera

ENTREVISTA

La GPC trata el problema del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes. Como especialista en la materia, ¿podría explicarnos por qué era necesaria esta guía?

Las guías de práctica clínica en salud se han revelado en los últimos años como unos instrumentos muy útiles tanto para profesionales como para personas afectadas. Es una manera de unificar criterios en evaluación y tratamiento a partir de la investigación basada en la evidencia que garantiza, hasta donde es posible, que la persona recibirá la atención y el tratamiento más adecuado. Las guías son especialmente útiles en trastornos complejos, multidisciplinares y controvertidos como el TDAH, donde el exceso de información crea desinformación y este tipo de guías pueden constituir un faro para mantenerse en lo que la ciencia ha podido establecer hasta el momento.

Un elemento básico para prevenir posibles complicaciones del TDAH es la detección y el diagnóstico precoz de este trastorno. A este respecto, ¿quiénes serían los principales agentes implicados? ¿Cómo podría garantizarse un protocolo de evaluación y diagnóstico temprano eficaz? ¿Cuál es el papel del psicólogo en este campo?

La detección precoz del TDAH, antes de los 5 o 6 años, sigue siendo un tema complicado desgraciadamente. La mayoría de protocolos de evaluación y diagnóstico alcanzan su máxima fiabilidad a partir de los 6-7 años. Es verdad que los niños TDAH son bebés difíciles y, en la primera infancia, ya muestran comportamientos alterados, pero a menudo no son específicos del TDAH y están sujetos a cambios madurativos importantes. Sin duda, el llegar a un acuerdo sobre un protocolo (más allá de la «opinión clínica») estandarizado y con garantías de evaluación de niños TDAH por debajo de los 5 años es un reto todavía por conseguir.

En la GPC, se comenta la necesidad de un abordaje multidisciplinar e interdisciplinar para estos niños y sus familias. ¿Cree que éste es el trabajo que se realiza en la realidad actual?

La verdad es que en los países del ámbito anglosajón, aún con limitaciones, esta multidisciplinariedad está bastante establecida en casos de TDAH, incluso en unidades diagnósticas prestigiosas de centros médicos es muy habitual que psiquiatras y neurólogos compartan opinión con psicólogos clínicos, y que haya presencia de educadores y otros profesionales. En nuestro país las Unidades de Salud Infantojuvenil han avanzado mucho en este sentido, pero, a mi parecer, todavía queda un largo trecho por recorrer. El principal problema, al que espero que pueda contribuir la Guía, es que los distintos centros deberían adoptar protocolos y estándares similares. Prueba de que ello no es así es que, si escogiéramos una muestra de niños diagnosticados con TDAH, comprobaríamos la diversidad de profesionales que han hecho el diagnóstico y la cantidad de sistemas, procedimientos y pruebas utilizadas, muchas sin un claro aval científico.

En este sentido, el tratamiento psicológico es una de las intervenciones de primera elección para el TDAH. Como experto, ¿cuáles son los tratamientos psicológicos eficaces para las personas afectadas? ¿Y para sus familiares?

A pesar de que se han propuesto y se aplican multitud de procedimientos psicológicos desde las distintas escuelas, la realidad es que, en estos momentos, según la Association for Behavioral and Cognitive Therapies (ABCT) y la Society for Clinical Child and Adolescent Psychology (SCCAP) de la Asociación Americana de Psicología (APA) el único tratamiento «bien establecido» para tratar el TDAH son los programas de terapia de conducta para el manejo de conductas problema para padres, maestros y las intervenciones con los propios compañeros (Pelham, W. E., & Fabiano, G. A. (2008). Evidence-based psychosocial treatments for Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder. Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, 37, 184-214). Estos tratamientos, en conjunción con el tratamiento farmacológico y las adaptaciones curriculares escolares cuando son precisas, son los que garantiza la mejor atención para los niños afectados.

Del mismo modo, el niño o el adolescente con TDAH ha de recibir una atención especial en la escuela. En relación con ello, ¿cuáles son las intervenciones que han demostrado ser eficaces? ¿Cuál sería el papel del psicólogo educativo en este campo?

La intervención educativa está relativamente bien establecida, pero poco evaluada, puesto que, en general, es complementaria a los tratamientos antes mencionados. También es verdad que variará en función del tipo de TDAH y de su gravedad. Pero, en un caso típico, en primer lugar, hay que tomar medidas en el aula (situación del alumno, control de distractores, apoyo especial, etc.), luego valorar una adaptación curricular sea significativa o no (fundamentalmente para las asignaturas de lengua y matemáticas), plantearse un apoyo extraescolar y las condiciones de evaluación que se seguirán. En realidad un caso prototípico de TDAH entraría en lo que se conoce como «necesidades educativas especiales» y requeriría el apoyo que se deriva de esta asignación. 

Un componente de la intervención en el TDAH que en cierto sentido es polémico es el tratamiento psicofarmacológico. Como especialista en la materia, ¿cuál es su opinión al respecto? ¿Considera que los fármacos son siempre necesarios? ¿Tienen algún efecto secundario para el niño, teniendo en cuenta que está en edad de desarrollo?

La farmacología, sea fundamentalmente a través del metilfenidato o de la atomoxetina, es el tratamiento de elección en casos prototípicos, y alrededor de un 70% de sujetos experimenta mejoras clínicas significativas. Sus efectos secundarios no tienden a ser especialmente graves, pero se requiere control médico continuo y es verdad que en algunos casos debe suspenderse el tratamiento y que en algunos sujetos no produce las mejoras esperadas. El problema de la farmacología es que «no cura», el TDAH requiere un abordaje típico de «trastorno crónico» y multidisciplinar, por ello cuando conseguimos mejorar la atención o controlar la impulsividad/sobreactividad de un niño es necesaria la intervención psicoeducativa, puesto que es el momento de aprovechar el efecto beneficioso del fármaco para mejorar las habilidades de aprendizaje, el rendimiento, el comportamiento, la interacción social, etc. En el subtipo inatento o en casos leves, es verdad que, a veces, con la intervención psicoeducativa y la mucha dedicación de los padres y maestros se consiguen mejoras significativas sin necesidad de la medicación.

¿Considera que el abordaje de este problema cuenta con un soporte asistencial suficiente en nuestro país? ¿Qué mejoras serían necesarias?

Hay que reconocer que se ha mejorado muchos en los últimos 10 años: hay comunidades que incluyen ya el diagnóstico del TDAH en «necesidades educativas especiales» y ello supone una serie de ayudas para el colegio y naturalmente para el niño, y en algunos casos para los padres. El movimiento asociacionista de padres también ha ayudado mucho a mejorar la situación, aunque sea por la vía de someter a presión a las autoridades sanitarias. Pero, dada la alta prevalencia y el gran impacto sociofamiliar del trastorno (y económico, a través del gasto farmacéutico), todo hace pensar que realmente el soporte asistencial todavía requiere de un gran plan estatal/autonómico que permita que en todos los lugares estos niños, que luego serán adolescentes y adultos, tengan las máximas posibilidades para adaptarse a su entorno desde el punto de vista personal, social y profesional.

Para finalizar, ¿le gustaría realizar algún comentario más?

Fundamentalmente me gustaría hacer hincapié en que la Guía de Práctica Clínica del Sistema Nacional de Salud fuera adoptada como herramienta de trabajo en la mayoría de centros dedicados a la evaluación y al tratamiento del TDAH, precisamente para garantizar la mejor asistencia. Soy consciente que entre investigadores y profesionales siempre hay puntos que pueden suscitar discusión, pero en términos generales es un buen instrumento de trabajo. Que con el incremento de la investigación en los próximos años puede y debe revisarse y mejorarse. Pero lo que no tiene mucho sentido es que cada centro trabaje de modo diferente y que no lleguen a unificarse los procedimientos, especialmente de evaluación y diagnóstico. Yo creo que ello sería un gran avance y muy agradecido por las personas afectadas.

Referencia:

Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes. Fundació Sant Joan de Déu. (2010). Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Agència d´Informació, Avaluació i Qualitat (AIAQS) de Cataluña; 2010. Guías de Práctica Clínica en el SNS: AATRM Nº 2007/18. Disponible en: http://portal.guiasalud.es/web/guest/gpc-sns.

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