Pinillos supo conciliar la preocupación por el hombre con el rigor científico y académico-Por Carlos Gallego y Javier Bandrés

11 Dic 2013

Carlos Gallego y Javier Bandrés

Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid

En las últimas semanas, Infocop Online ha venido publicando diversos artículos en torno a la figura de José Luis Pinillos, redactados por diferentes amigos y compañeros de profesión del recién fallecido psicólogo. Continuando con esta serie de artículos, presentamos un escrito elaborado por Carlos Gallego y Javier Bandrés, dos amigos y compañeros de la Universidad Complutense de Madrid (institución donde Pinillos desarrolló casi toda su carrera docente), que ofrecerán una reflexión en profundidad sobre la vida y obra de este importante psicólogo, considerado uno de los principales difusores de la Psicología científica y académica en España.

El pasado 4 de noviembre falleció en Madrid a los 94 años de edad, José Luis Pinillos Díaz. Al profesor José Luis Pinillos puede considerársele sin lugar a dudas uno de los padres fundadores de la Psicología científica y académica española contemporánea. Siguiendo la estela de José Germain y junto a otros pioneros, como Yela, Úbeda, Siguán o Secadas, sentó las bases del retorno de la psicología española al seno de la Ciencia y contribuyó decisivamente a su implantación y consolidación académica. Su influencia no acabó en él. Sus numerosos discípulos extendieron la psicología científica por toda la geografía nacional en un efecto multiplicador cuyos resultados son hoy patentes. Pinillos no creó escuela, ni tuvo discípulos en sentido estricto, pero una de sus virtudes más notables fue su capacidad para alentar el trabajo y las ideas productivas de otros, dirigiendo a lo largo de su carrera universitaria más de 120 tesis doctorales.

José Luis Pinillos nació en Bilbao en 1919 y cursó los estudios de bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media de Portugalete. Hizo la guerra civil en el bando franquista y alcanzó el grado de alférez al terminar la contienda en 1939. En julio de 1943 se incorporó a la División Azul, siendo condecorado en octubre de ese año con la Cruz de Hierro. De regreso a España, decidió continuar sus estudios retomando su vieja idea de hacer carrera académica, aunque se inclinó por la Filosofía en lugar de por la Literatura que había sido en algún momento su propósito inicial. Se matriculó en la Universidad de Zaragoza donde hizo los cursos comunes, terminando posteriormente en la de Madrid los tres cursos de Filosofía.

Recién licenciado se integró como redactor en el grupo que, en torno a Rafael Calvo Serer, elaboraba la revista Arbor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Para poder vivir escribió al mismo tiempo críticas musicales, cuentos en revistas literarias y artículos.  José Luis Pinillos llegó a la Psicología por exclusión. En la universidad encontró una filosofía escolástica abstracta que no satisfizo su vocación filosófica, y de entre las cosas que le parecieron más atractivas, una de ellas fueron las clases sobre Psicología de Lucio Gil Fagoaga que si bien explicaba una psicología introspeccionista también se apartaba de la ortodoxia y el clericalismo dominante. Antes, habían llamado su atención las clases sobre Historia de la Psicología del Padre Barbado. Sin embargo, y a pesar de su preocupación por los conflictos humanos y los problemas de la conciencia humana ante los que se había sentido sensibilizado en los años de guerra y primera posguerra, a su juicio todavía no era posible encontrar razones para trabajar en psicología. Así, obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras en 1949 con la tesis “El concepto de sabiduría, aportaciones para su esclarecimiento a la luz del Tomismo” trabajando con Sánchez de Muniaín quién se ofreció a dirigírsela.

Alemania seguía siendo su referente intelectual y su inquietud y deseo de conocimiento le llevó entre 1949 y 1950 al Instituto Max Planck de Munich  y al Instituto de Psicología de la Universidad de Bonn, donde se formó con el que siempre consideró como su maestro, Hans Gruhle, y otros profesores. Los propios profesores alemanes le aconsejaron que se dirigiera a Inglaterra o a América ya que Alemania se encontraba en un momento crítico tras la pérdida de la guerra.

Así la vida le condujo a su decisiva estancia en Inglaterra en la que influyó, como casi siempre ocurre, la casualidad. En el CSIC, Pinillos trabajaba como secretario personal de José María Albareda, secretario general del Consejo, y es en una visita de José Germain a Albareda donde conoce casualmente al hombre que estaba reconstruyendo la Psicología científica española tras la guerra civil. Interesado Pinillos en la personalidad como parte de la psicología humanista, Germain le aconsejó visitar a Hans J. Eysenck en Londres donde podía conciliar esta visión de la personalidad con su estudio científico. Así, entre 1951 y 1953 realizó varias estancias de estudio en el Maudsley Hospital de Londres, donde se cimentaría su amistad con Eysenck, quién se convirtió en otra de sus principales referencias intelectuales. Allí descubrió la ciencia positiva que incorporó a su trabajo en psicología, aunque siempre adoptó una posición relativista frente a ella sin integrarse del todo en la corriente positivista.

Pinillos colaboró con Germain en el Departamento de Psicología Experimental del CSIC y en 1954 formó parte del grupo de profesionales (Yela, Siguán, Secadas, entre otros) que, bajo la dirección de Zaragüeta y Germain, pusieron en marcha la Escuela de Psicología y Psicotecnia de la Universidad de Madrid, germen de las futuras Facultades de Psicología. En 1955 realizó un estudio para la Junta de Estudios Jurídicos, Sociales y Económicos del CSIC sobre las actitudes sociales de los universitarios españoles que no pudo publicarse, a la vista de las poco halagüeñas conclusiones que presentaba para las autoridades de la época, aunque se filtró en la prensa norteamericana.

Uno de los méritos que con mayor justicia puede atribuirse a José Luis Pinillos es haber introducido la psicología moderna en la Universidad. Tras una breve estancia en la Universidad de Caracas provocada por una leve fricción con el régimen, gana en 1961 las oposiciones a la cátedra de Psicología de la Universidad de Valencia, incorporándose a comienzos de 1962. Allí, en la Facultad de Filosofía encontró una actitud abierta hacia la psicología empírica y un clima favorable  que dio lugar a numerosos trabajos e investigaciones. En 1966 obtiene la cátedra de Psicología en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Madrid, donde impartiría enseñanzas hasta su jubilación.  En esta facultad fue presidente de la sección de Psicología, antecedente de la actual Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid

En el ámbito de la literatura académica, Pinillos es autor de una extensa producción. Entre sus obras, destacan fundamentalmente por la enorme influencia que tuvieron La mente humana (1969) – texto publicado en la biblioteca de bolsillo Salvat RTVE y que fue un enorme éxito de ventas desconocido en este ámbito en España hasta entonces – y Principios de Psicología (1975) – manual ampliamente utilizado durante años en el ámbito universitario. Con Principios de Psicología se iniciaron en la Psicología muchas generaciones de psicólogos. En él aprendieron la aproximación científica a los procesos psicológicos combinada sabiamente con una aproximación humanista a la psicología. También merecen destacarse El corazón del laberinto: crónica del fin de una época (1997), Modelos de la mente (1990), Psicología y psicohistoria (1988) o Psicopatología de la vida urbana (1977), entre otras muchas.

En el ámbito de la Psicología aplicada Pinillos trabajó durante años, frecuentemente como colaborador de Germain o Brengelmann, en problemas de Psicotecnia, selección profesional y Psicología de la personalidad. Pueden citarse trabajos como La presentación taquistoscópica de imágenes como prueba de personalidad, Le test de reconstruction de figures, Validación de la USAF aircrew classification battery en una muestra de pilotos españoles, y numerosos estudios sobre selección de personal del ejército,  conductores, pilotos, mecánicos de radio y radiotelegrafistas.Mención aparte merece el desarrollo del Cuestionario de personalidad CEP, que ha sido profusamente utilizado en el ámbito español.

Jose Luis Pinillos estuvo casado con Elvira Laffon con la que tuvo cinco hijos y en la última etapa de su vida con Ilia Colón. Pinillos se consideraba una persona muy religiosa y se sentía muy vasco, pero alejado de los separatismos e independentismos. Políticamente se definía como liberal conservador pudiendo llegar a una socialdemocracia civilizada siempre que se respetara la libertad. Gozó de autoridad en medios políticos en los estertores del franquismo y el principio de la transición, pero siempre autoridad moral e intelectual nunca verdaderamente política. A lo largo de su vida, recibió numerosos reconocimientos, distinciones y honores. Fue distinguido con doctorados Honoris causa por las universidades Pontificia de Salamanca, Pontificia de Comillas, Valencia, Oviedo, País Vasco, Santiago de Compostela, Sevilla, Murcia, Salamanca y Universidad Nacional de Educación a Distancia. Recibió, entre otros galardones, el Premio de la Sociedad Española de Psicología (1984), la Medalla de Oro de la Universidad de Salamanca (1985), la Medalla de Oro del CEU (1986), la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid (1986) y la Medalla de Honor de la Universidad Menéndez Pelayo (2004). Ha sido el único psicólogo Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (1986) y miembro de la Real Academia Española de la Lengua (sillón “s” minúscula). Fue además miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y colegiado de honor del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Tras su jubilación ejerció como presidente de la comisión cultural del Colegio Libre de Eméritos.

Pero sobre todo, José Luis Pinillos fue un hombre bueno, culto, humilde y sabio que con su saber, rigor y sentido crítico puso los cimientos de la Psicología científica y académica española. Fue un gran divulgador del conocimiento psicológico, una figura cercana y amable, con una elevada capacidad docente, de una gran humanidad, con un gran talento y un enorme y fino sentido del humor, que supo conciliar la preocupación por el hombre y la sociedad con el rigor científico y académico.

Referencias:

Miralles, J. L. (1982). Jose Luis Pinillos: entrevista autobiográfica. Revista de Historia de la Psicología, III (3), 185-206.

EL PAIS. José Luis Pinillos, mentor de la Psicología Académica en España. Martes 5 de noviembre de 2013, p. 46.

EL MUNDO. José Luis Pinillos. El padre de la Psicología en España. Martes 5 de noviembre de 2013, p. 19.

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