La importancia de una institución de máximo nivel científico-social dedicada íntegramente a la Psicología-Entrevista a Helio Carpintero

24 Jun 2015

El pasado día 14 de mayo, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto por el que se crea la Academia de Psicología de España y se aprueban sus estatutos. Un mes después, entraba en vigor el Real Decreto 378/2015, tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de 2 de junio.

La aprobación de este Real Decreto ha sido fruto del esfuerzo de un grupo de profesores e investigadores de primer nivel en Psicología, que, en línea con la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (como Academia nacional más relacionada con la materia de que se trata), han recomendado encarecidamente la creación de una Institución a nivel nacional, que confiera a la Psicología la importancia que merece como área de saber potente desde el punto de vista de la investigación, de la docencia y de la praxis.

Dada la trascendencia de esta decisión, Infocop ha querido entrevistar al representante de la Comisión Promotora que ha impulsado la creación de esta nueva institución: Helio Carpintero Capel, Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense, y Catedrático de Psicología Básica en la misma, actualmente jubilado.

Helio Carpintero

Helio Carpintero es Académico Numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, desde el año 2000, y también es miembro de las Academias Real de Bélgica y de Ciencias de Lisboa, y Miembro de Honor del Colegio Oficial de Psicólogos (1997); en 2014 recibió el premio de Reconocimiento a la trayectoria profesional a lo largo de una vida, concedido por la Psicofundación. Su investidura como Doctor Honoris Causa en Psicología por la UNED, se suma a la distinción de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valencia en 1999, y por las Universidades Nacionales de Córdoba y de San Luis, en Argentina (2009).

Durante más de cuarenta años, se ha dedicado a la investigación, utilizando técnicas cuantitativas, en el área de la Historia de la Psicología, inaugurando la Historiometría aplicada a la Psicología. En el ámbito de la Psicología Aplicada, el profesor Carpintero ha sido presidente de la Federación Española de Asociaciones de Psicología y ha sido también miembro del Executive Committee de la IAAP (Asociación Internacional de Psicología Aplicada-Internacional Association of Applied Psychology) y de la IUPsyS (Unión Internacional de la Ciencia Psicológica-International Union of Psychological Science).

ENTREVISTA

A modo de introducción, como miembro numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ¿podría decirnos cuál es el papel de dicha institución y qué peso tiene la Psicología entre las áreas temáticas que la integran?

Esta Academia, fundada en 1857, aspiraba a reunir las figuras eminentes de nuestro país que habían destacado en el amplio campo de las ciencias sociales, una vez que se había creado en 1847 otra dedicada a las ciencias exactas, físicas y naturales. Aquí se encuentran y colaboran figuras destacadas pertenecientes a las cuatro secciones que la integran: ciencias filosóficas, ciencias políticas y jurídicas, ciencias sociales y, finalmente, ciencias económicas.

La Psicología entró en ella, dentro del espacio de las ciencias filosóficas. Hubo académicos de diversas orientaciones intelectuales que se interesaron por temas psicológicos ya desde el siglo XIX, pero la Psicología como ciencia hizo en realidad su entrada en 1974, con el ingreso de D. Mariano Yela. Habían comenzado los estudios universitarios de Psicología en 1968, y el profesor Yela destacaba como un investigador riguroso y experimental. Unos años después, en 1983, se incorporó D. José Luis Pinillos, y yo tuve la fortuna de poder hacerlo en el año 2000.

Esto quiere decir que la Academia ha tenido interés por la Psicología, desde hace tiempo, pero nuestra disciplina tiene una presencia muy limitada en esa institución, y todavía está situada en el campo filosófico, y no en el de la ciencia social. De todos modos, hay que decir que es la única institución de su clase que ha atendido a la Psicología y ha querido incorporarla a su grupo de disciplinas en ella cultivadas.

La Academia era y es consciente de la limitadísima presencia de nuestra ciencia en su área disciplinar, y, sin duda por ello, ha apoyado decididamente nuestra propuesta de creación de una institución dedicada a nuestro campo de especialidad.

Sabemos que usted representó a la comisión promotora que, en noviembre de 2013, presentó ante el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte una solicitud de creación de la Academia de Psicología de España, ¿podría comentarnos cuáles fueron sus principales propuestas justificativas? ¿De qué modo han apoyado esta propuesta instituciones internacionales como la International Union of Psychological Science (IUPsyS), la International Associaton of Applied Psychology (IAAP) y la European Federation of Psychologists’ Associations (EFPA)?

Desde hace unos años, un grupo de profesores, investigadores y profesionales hemos venido tratando de dar forma a nuestro deseo de poder contar con una institución de máximo nivel científico-social, como son hoy las Reales Academias, que estuviera dedicada a la Psicología.

Piénsese que, desde los años 70, en que se crea la licenciatura en Psicología, a nuestros días, este campo ha experimentado posiblemente el mayor y más rápido crecimiento dentro del ámbito de las ciencias sociales y humanas. Se multiplicaron las facultades de Psicología, con numerosos departamentos que han sido muy activos en la investigación. Ha habido cerca de cien revistas activas, y hoy hay casi dos docenas que están reconocidas por los centros y bases de datos internacionales, y por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), al tiempo que muchos investigadores ocupan puestos destacados y tiene una participación activa en sociedades internacionales de diversas especialidades. Precisamente esa gran actividad en congresos y sociedades internacionales ha hecho posible que los directivos de esas sociedades que ustedes mencionan, la IUPsyS -que reúne a asociaciones representativas de más de 70 países del mundo, y coopera en los foros internacionales de ciencia de nuestros días-, así como la IAAP -de Psicología Aplicada, asociación muy complementaria de la anterior- y la EFPA , que agrupa a asociaciones y a profesionales y académicos europeos-, hayan prestado un apoyo decidido a nuestros propósitos, y hayan hecho declaraciones a favor de esa creación con toda energía.

Nosotros insistimos en estos hechos, al hacer nuestra propuesta al Ministerio de Educación Cultura y Deporte -que ha sido sumamente receptivo y comprensivo-, así como en la conveniencia de crear una institución que integrara en su seno a los investigadores más notables, y a los profesionales más distinguidos, para dar cohesión y fuerza a un campo como el nuestro. La Psicología, entre nosotros, es aún muy joven, y asume direcciones muy diversas, desde el deporte a la clínica o la vida empresaria. Este es un hecho que favorece la dispersión de sus cultivadores y también de los conocimientos que se van logrando; y, sin embargo, es la mente y la conducta humanas, o si se prefiere, la vida humana, el objeto de interés que a todos nos ocupa e importa, y cuya calidad aspiramos a elevar y consolidar.

Una vez aprobado este Real Decreto, tan solo resta esperar su constitución. Como experto en el tema, ¿podría explicarnos cuáles serían los objetivos de la Academia de la Psicología y en qué actividades participaría?

Nuestros objetivos son análogos a los que mantienen otras instituciones de este tipo: fomentar la reflexión y el análisis de cuestiones básicas de nuestra ciencia, por especialistas del máximo nivel, que aspiramos a integrar en la Academia; además, la Academia puede respaldar proyectos de investigación de sus Académicos, y puede promover la realización de seminarios, sesiones críticas, y publicaciones, que, desde una dimensión integradora, sirvan de estímulo o de referencia a los trabajos más concretos de los grupos de investigación existentes en nuestro país. Además, las Academias, por su naturaleza, reciben una amplia atención de los grupos y fuerzas sociales, y eso le permite destacar y dar relieve a los trabajos de nuestros colegas de otros centros y universidades, que encontrarán en la Academia un espacio común para presentar resultados, discutir problemas y obtener el reconocimiento público que merezcan.

A su modo de ver, ¿por qué es importante la creación de esta nueva institución y qué implicaciones tiene para la Psicología?

Como acabo de indicar, las Academias, en definitiva, representan una plataforma social destacada para que sea más visible en la sociedad, la obra intelectual de los especialistas que en nuestro país están desarrollando el conocimiento en las más diversas direcciones. Y ésta habrá de hacer lo propio, en lo relativo a la Psicología teórica y práctica.

Los investigadores y profesionales que aspiran a integrarse en una Academia buscan, y pueden encontrar en ella, sin duda, un refrendo de sus trabajos y logros, precisamente entre los colegas y especialistas más notables, para ir así consolidando la obra y el valor público de las personalidades que van apareciendo a lo largo del tiempo en un campo especializado.

Siempre se ha visto que el desarrollo del saber, por un lado, se refuerza por la satisfacción que experimenta el investigador al hacer sus descubrimientos, pero también, por otra parte, se consolida gracias al aprecio y estimación que se obtiene de los colegas y de aquellos que son expertos en los temas tratados, porque ese aprecio es valioso para cuantos reconocen y admiran a estos críticos en razón de su competencia y saber.

¿Cuáles son sus expectativas con respecto a la creación de la Academia de Psicología?

Quisiera que esta Academia fuera activa, productiva, y que, gracias a su actividad, fuera pronto respetada, tanto por nuestros colegas como por la sociedad en general. Me gustaría que, para tantas cuestiones con implicaciones psicológicas como surgen continuamente en la vida pública, fuera una institución de referencia a la que se consultara, y cuya opinión fuera tenida en cuenta. Y me gustaría que esa Academia fuera también sentida como cercana, casi como propia, por los colegas del mundo hispanoamericano, con los que estamos en creciente contacto desde hace ya bastantes años.

Para finalizar, ¿le gustaría realizar algún comentario más?

Me gustaría decir que la aparición de esta institución es una prueba más de la vitalidad y del valor de la Psicología española de nuestros días, así como de la cooperación estrecha del mundo académico e investigador con los profesionales del Colegio Oficial de Psicólogos, que, en España, a diferencia de otros países, están muy implicados en el desarrollo de la ciencia así como en las implicaciones sociales de nuestros conocimientos y técnicas.

Y, en fin, estoy seguro de que nuestros maestros ya desaparecidos, que hicieron de la Psicología el argumento de su quehacer como académicos, -me refiero a los doctores Yela y Pinillos, y también Siguán (que fue miembro correspondiente de la misma Real academia de Ciencias morales y políticas)-, habrían sido totalmente solidarios con nuestros esfuerzos de hoy y aprobarían nuestro empeño. Esta confianza me ha dado ánimo en medio de los trabajos que hemos debido asumir.

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