Los beneficios de la intervención psicológica en el cáncer de mama, según la APA-Día Mundial contra el cáncer de mama

19 Oct 2016

Hoy, 19 de octubre, se celebra el Día Mundial contra el cáncer de mama, una fecha en la que se recuerda el compromiso de toda la sociedad en la lucha contra este tipo de cáncer.

El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres. La Organización Mundial de la Salud (OMS), alerta de que su incidencia está aumentando en el mundo en desarrollo, debido a la mayor esperanza de vida, el aumento de la urbanización y la adopción de modos de vida occidentales.

En nuestro país, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) estima que se diagnostican alrededor de 25.000 nuevos casos al año.

Según señala la APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología), recibir un diagnóstico de cáncer de mama puede ser uno de los momentos más angustiantes que haya experimentado una mujer, y su impacto suele ser devastador.

Generalmente, advierte, “la angustia perdura incluso tras el shock inicial del diagnóstico”. Por ende, cuando la persona se ve inmersa en lo que, con frecuencia, suele ser un largo proceso de tratamiento, debe hacer frente a todo tipo de dificultades: problemas en el ámbito laboral, un menoscabo en las relaciones personales, una sensación de cansancio general, preocupaciones frecuentes en torno a los síntomas, tratamiento y esperanza de vida, etc., todos esos factores pueden contribuir a desarrollar estrés crónico, ansiedad y/o depresión. A este respecto, la Asociación indica que, entre el 20% y el 60% de las pacientes que experimentan síntomas de depresión puede haber aún más dificultades de adaptación, de participación en actividades de tratamiento o para aprovechar las fuentes de apoyo social disponibles.

En la misma línea, la APA alerta del rol que pueden jugar la preocupación y las emociones negativas subsecuentes al diagnóstico de cáncer de mama, tanto en perjuicio de la salud física como del bienestar psicológico. En algunas mujeres, recuerda, pueden verse afectados sus hábitos saludables (aparición de insomnio, seguir malos hábitos alimenticios, dejar de hacer ejercicio, etc.). El desánimo ante la dura prueba por la que tienen que pasar puede ser tan considerable, que en ocasiones, pueden negarse a someterse a cirugía o a recibir sus sesiones de radio- o quimioterapia.

Ante esto, la Asociación subraya los beneficios de seguir un tratamiento psicológico tanto para la persona diagnosticada con un cáncer de mama, como para sus hijos, parejas y/o cuidadores.

La intervención psicológica, manifiesta, puede ayudar a sobrellevar los tratamientos médicos que pueden ser dolorosos y traumáticos, así como los cambios físicos, emocionales y en el estilo de vida asociados con el cáncer de mama, abordando para tal fin diversos aspectos, entre ellos: ofrecer recomendaciones sobre el modo de explicar su enfermedad a la familia, y/o hacer frente a la respuesta de su pareja, ayudar a la persona a elegir el tipo de hospital o el tratamiento médico adecuado -participando plenamente en el mismo y tomando decisiones más informadas-, enseñar formas eficaces de controlar el estrés, la ansiedad o la depresión, y a hacer frente a los temores relativos a la posible recurrencia del cáncer, sugerir estrategias de resolución de problemas, ayudar a crear una nueva autoimagen que incorpore tanto la experiencia por la que se ha pasado como los cambios físicos acometidos, etc.

Para algunas mujeres, los efectos secundarios asociados con el tratamiento farmacológico pueden ser suficientemente graves como para rechazar continuar con el mismo. En este sentido, los ejercicios de relajación, meditación, autohipnosis, práctica en imaginación u otras habilidades pueden aliviar eficazmente los síntomas físicos (como las náuseas o los vómitos) sin los efectos secundarios de un fármaco.

La APA recomienda seguir tanto un tratamiento individual como uno grupal. Ambas modalidades de intervención se orientan a ayudar a las mujeres a adaptarse a su diagnóstico, al tratamiento en general y a aceptar el impacto de la enfermedad en sus vidas. Mientras que las sesiones individuales suelen hacer hincapié en la comprensión y la modificación de los patrones de pensamiento y de conducta, las sesiones de grupo con otras mujeres que tienen cáncer de mama pueden suponer una oportunidad de dar y recibir apoyo emocional y aprender de las experiencias de los demás. Para incrementar su eficacia, considera fundamental que los grupos estén compuestos por mujeres en estadios similares de la enfermedad y dirigidos por psicólogos u otros profesionales de la salud mental con experiencia en el tratamiento del cáncer de mama.

La Asociación destaca que la intervención psicológica no tiene por qué finalizar necesariamente cuando lo hace el tratamiento médico. De hecho, especifica, la recuperación emocional “puede tomar más tiempo que la recuperación física y, a veces, es menos predecible”.

Fuente: APA

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