Acoso y ciberacoso en estudiantes de altas capacidades, nuevo estudio

5 Jun 2018

Existe una elevada prevalencia de acoso escolar y ciberacoso entre los alumnos con altas capacidades. Así lo afirma un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), titulado “Acoso y ciberacoso en estudiantes de altas capacidades: prevalencia y afectación psicológica”.

Enmarcado dentro del proyecto CIBERAACC, el estudio pretende conocer la prevalencia del acoso y ciberacoso entre el alumnado con altas capacidades, su distribución en los diferentes roles y la relación con otras variables psicológicas de interés (a saber, ansiedad, estrés, depresión, calidad de vida y apoyo social percibidos).

Para tal fin, se contó con la participación de 285 alumnos con altas capacidades de entre 9 y 18 años (122 estudiantes de Primaria, 118 de Educación Secundaria y 39 de Bachillerato). La muestra se seleccionó en 35 provincias en todas las Comunidades Autónomas, contando para ello con la colaboración de 22 asociaciones relacionadas con las altas capacidades.

A continuación, recogemos los principales resultados del estudio:

– Las situaciones de acoso y ciberacoso no se dan siempre dentro del contexto escolar, aunque éste sea un ecosistema natural en la infancia y la adolescencia. Esto supone, según el estudio, que más actores (como la familia y la sociedad) deberían estar implicados en la solución y mejora de esta problemática.

– El ciberacoso es más pernicioso que el acoso escolar tradicional por las variables de anonimato, intemporalidad y amplificación/difusión de los actos perpetrados.

– Los datos muestran que un 55,1% de estos alumnos son víctimas (tanto leves como graves), pero si le sumamos la condición de víctima-agresora, el total es de 83,2%. Los resultados indican que más del 83% del alumnado desempeña un rol relacionado con la victimización tradicional y únicamente un 2,5% se declara como agresor leve. En el caso del ciberacoso, un 25,1% del alumnado es cibervíctima pura, un 3,9% ciberagresor puro y un 6,6% cibervíctima-agresora.

– Tanto en el acoso escolar tradicional como en el ciberacoso, las víctimas presentan peores puntuaciones en calidad de vida, depresión, estrés y ansiedad, que aquellos que no están implicados en estas problemáticas.

– La muestra de alumnos con altas capacidades estudiada presenta puntuaciones superiores tanto en acoso como en ciberacoso, a las encontradas en otros estudios con población escolar y una afectación severa en los casos relacionados con la victimización a nivel psicológico.

– Casi un 25% de los participantes considera que el profesorado ha propiciado de alguna manera que fuera víctima de acoso o ciberacoso, una cuestión que, a juicio de los autores, debería ser abordada en futuros estudios.

– El estudio concluye poniendo de relieve la trascendencia de emprender una labor de vigilancia activa y proactiva, en edades sensibles, por parte de la familia, especialmente ligada a los usos de la tecnología (concretamente, el teléfono móvil y el ordenador). Asimismo, considera objeto de debate el control del tiempo de uso, así como la tenencia de dispositivos móviles.

– En base a sus resultados, se hace hincapié en la necesidad de dedicar especial atención a los colectivos de altas capacidades (y, en general, a todos aquellos que presenten un rasgo diferencial). A este respecto, consideran esencial que las administraciones públicas establezcan programas de prevención e intervención ante estos problemas (especialmente en relación con aquellos grupos con necesidades educativas específicas, y teniendo en cuenta a distintos colectivos, como pueden ser los alumnos con altas capacidades). Consideran también sumamente importantes a las Asociaciones de Madres y Padres como un “nicho ecológico” para establecer formación y medidas de control.

Fuente: UNIR

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