Cómo mejorar la salud y el bienestar en el lugar de trabajo, guía del NICE

11 Feb 2020

El Instituto para la Excelencia en Salud y Atención Médica del Reino Unido (NICE) ha publicado una nueva guía que lleva por título Salud laboral: ausencia de enfermedad a largo plazo y capacidad para trabajar (Workplace health: long-term sickness absence and capability to work). La nueva herramienta establece recomendaciones para ayudar a las personas a volver al trabajo después de una ausencia por enfermedad a largo plazo, reducir las ausencias recurrentes por enfermedad y ayudar a evitar que las ausencias por enfermedad a corto plazo se conviertan en bajas a largo plazo.

La guía está especialmente dirigida a empleadores, gerentes o profesionales de recursos humanos o de salud ocupacional si bien también puede servir de utilidad para los médicos de atención primaria y especialistas, así como a los propios trabajadores o representantes de los trabajadores.

Las nuevas recomendaciones del NICE recogidas en esta guía incluyen los siguientes aspectos:

  • La necesidad de crear una cultura y política laboral que considere la salud y el bienestar de los trabajadores una prioridad fundamental. Esta cultura debe fomentar la solidaridad y proporcionar un enfoque coherente y proactivo para la salud y el bienestar. De acuerdo con el NICE, incluso aquellas pequeñas empresas que cuentan con un reducido número de empleados y que no tienen políticas formales deben garantizar que existan procedimientos claros y accesibles para informar y gestionar enfermedades y que estos procedimientos se expliquen a todos los empleados nuevos y existentes. Asimismo, se debe asegurar que todos los empleados conocen las políticas o procedimientos confidenciales para notificar y gestionar tanto la ausencia por enfermedad como la reincorporación al trabajo, si bien el NICE remarca en sus recomendaciones que estas políticas laborales de gestión de bajas laborales deben formar parte de un enfoque más amplio y estratégico que se centre en promover la salud y el bienestar de los empleados. El NICE también recomienda realizar una análisis organizacional de la duración, frecuencia y causas de las bajas, así como de los factores que puedan estar asociados a estas ausencias, como las características del puesto de trabajo, el salario, el departamento o la ubicación física, con el objetivo de adoptar medidas que puedan prevenir estas bajas y mejorar la salud y el bienestar de los empleados.
  • Evaluar y certificar las bajas laborales. A este respecto el NICE recomienda que los trabajadores que estén más de 4 semanas ausentes de su puesto de trabajo puedan acceder a servicios de apoyo y rehabilitación, asesoramiento o terapia ocupacional. En relación con la empresa, el NICE recuerda la importancia de que la información de baja o ausencia laboral de un trabajador debe guardarse asegurando la total confidencialidad.
  • Adaptación del puesto de trabajo. Cuando se han acordado ajustes de trabajo con una persona que regresa de una ausencia por enfermedad se deben programar evaluaciones de riesgo adicionales si es necesario. Asimismo, se debe convenir junto con el trabajador la necesidad de comentar la situación con sus compañeros de trabajo para ayudar al equipo a entender las necesidades personales del trabajador afectado. De ser así,  se debe contar con el consentimiento firmado por escrito del trabajador. Una adaptación al puesto laboral requiere además, el establecimiento de un plan de implementación de las adaptaciones, de la duración estimada de los cambios y del tiempo para la vuelta a la normalidad. A lo largo de todo este proceso, se deben realizar evaluaciones para comprobar que los ajustes han sido realizados y que cumplen con las necesidades del trabajador. Para ello, se debe garantizar una vía de comunicación segura con el trabajador, de forma que pueda comentar cualquier problema asociado a este proceso, con una persona independiente e imparcial.
  • Mantenerse en contacto con las personas en ausencia de enfermedad. Según el NICE, una buena práctica organizacional consiste en mantener un contacto regular con las personas que están de baja durante los períodos de ausencia por enfermedad, siendo recomendable que se inicie dentro de las 4 semanas posteriores al comienzo de la ausencia por enfermedad. En este contacto, la empresa debe mostrarse sensible a las necesidades y circunstancias individuales del trabajador y se debe cuidar el estilo y contenido de la comunicación, asegurando que el objetivo de la misma es brindar apoyo en el proceso. Asimismo, se debe preguntar al trabajador cómo le gustaría ser contactado en el futuro, con qué frecuencia y por quién. Si el gerente no es la persona más adecuada para mantenerse en contacto, se deben ofrecer vías alternativas. Asimismo, resulta un requisito indispensable asegurar que cualquier información sobre la salud que se comparta en estas comunicaciones será mantenido de manera confidencial. En este sentido, la empresa debe asegurar que los miembros responsables de establecer este contacto con las personas en ausencia por enfermedad son conscientes de que están tratando con información sensible y personal, conocen las políticas o procedimientos de la organización sobre el manejo de la bajas y son competentes en el manejo de las habilidades de comunicación necesarias para establecer una comunicación de apoyo.
  • Realizar intervenciones tempranas. En las organizaciones que ofrecen acceso a intervenciones tempranas (como rehabilitación, asesoramiento o programas de asistencia médica para empleados), se debe asegurar que todos los empleados están al tanto de su disponibilidad, objetivos y confidencialidad.
  • Retorno al trabajo escalonado y reducción de la recurrencia de ausencias, de acuerdo a si se trata de un problema de dolor crónico, de salud mental o de discapacidad.

Las personas interesadas pueden descargarse la guía en el siguiente enlace:

Workplace health: long-term sickness absence and capability to work

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