El ejercicio agudo resulta un interesante tratamiento coadyuvante en jóvenes con TDAH

6 Jul 2020

Lorena Villalba-Heredia 1,2, Roberto Villa-González, Irene Crespo3,4, Miguel del Valle5 y Hugo Olmedillas3,6

1Grupo de investigación Crecimiento, Ejercicio, Nutrición y Desarrollo (GENUD), Universidad de Zaragoza

2Doctorado en Educación y Psicología, Universidad de Oviedo

3Departamento de Biología Funcional, Universidad de Oviedo

4Instituto de Biomedicina, Universidad de León

5Departamento de Morfología Celular y Biología, Universidad de Oviedo

6Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA)

El Trastorno por Hiperactividad y Déficit de Atención (TDAH), es un trastorno del neurodesarrollo, de inicio en la infancia y que en la mayoría de las ocasiones persiste en la adolescencia y en la vida adulta. El TDAH es uno de los problemas de salud mental más frecuente en la población pediátrica, entre un 5-7% de la población escolar, siendo más frecuente en niños que en niñas. La característica principal del TDAH corresponde a una triada sintomática, como son la hiperactividad, la impulsividad y el déficit de atención que producen deterioro en el funcionamiento familiar, académico y social. Estos síntomas a menudo van acompañados de otros trastornos comórbidos.

Fuente: www.pexels.com Artista:
jonas mohamadi Fecha descarga: 03/05/2020

En una revisión sistemática llevada a cabo en la Universidad de Oviedo, los autores sugieren que la realización de un ejercicio agudo produce beneficios en las principales características que se encuentran en los niños con TDAH. En la actualidad el tratamiento principal para el TDAH se basa en la terapia farmacológica, especialmente el uso de psicoestimulantes (metilfenidato). Sin embargo, este tratamiento no está exento de efectos secundarios, lo que, en ocasiones, lleva a los padres a rechazar su uso. Es por ello, que numerosos estudios tratan de proponer alternativas coadyuvantes, al empleo exclusivo de este fármaco. En la actualidad, varias publicaciones han concluido que la práctica de ejercicio físico, actúa como complemento del tratamiento farmacológico. A este respecto, se han observado mejoras cognitivas en niños con TDAH después de una sesión de ejercicio agudo, incluso cuando hubo tratamiento farmacológico. De forma similar, Los niños con TDAH experimentan mejoras en el déficit de atención e hiperactividad, con la realización de un ejercicio físico agudo, en comparación a otro tipo de tareas sedentarias como la visualización de un vídeo.

Diversas modalidades de práctica de ejercicio físico han sido estudiadas, desde cinco minutos de saltos, hasta treinta minutos de carrera en cinta o en bicicleta estática. Los modelos propuestos han reportado mejoras tanto en el control inhibitorio como en las funciones cognitivas y ejecutivas. En este sentido, se ha evidenciado que las funciones ejecutivas, el tiempo de reacción, la preparación para la respuesta, las habilidades motoras y la actividad cerebral mejoran después de quince minutos de ejercicio aeróbico. Los hallazgos encontrados nos permiten ser optimistas y pensar que en el futuro, el ejercicio físico puede convertirse en un complemento eficaz, al tratamiento farmacológico utilizado para tratar los síntomas de esta patología. En particular, se han observado mejoras en la realización de habilidades cognitivas como el control inhibitorio y los recursos de atención (estímulos y velocidad de procesamiento), después de una sola sesión de ejercicio intenso de veinte minutos tanto en niños con y sin TDAH. Una hipótesis plausible para explicar estos resultados se relaciona con un aumento en la velocidad de respuesta inhibitoria después de un ejercicio agudo. La práctica de un ejercicio agudo beneficia principalmente a la función ejecutiva relacionada con la inhibición en la población con TDAH, mejorando en consecuencia el rendimiento escolar en todos los niños, aspecto de gran interés a nivel social. Además, la concentración también mejora en esta población con la práctica de cinco minutos de ejercicio intenso, igualando los resultados encontrados en participantes sanos. Esto podría explicarse por la secreción de catecolaminas, como la noradrenalina, que actúa como un neurotransmisor . Sin embargo, para la confirmación de esta hipótesis, es necesaria la realización de otros estudios adicionales, incluida una evaluación que verifique la duración de este efecto. De hecho, varios estudios no mostraron beneficios con respecto a la planificación o el establecimiento de cambios mentales, ya sea en adolescentes controles o diagnosticados con TDAH. Especial mención merece los resultados obtenidos en un estudio en el que se observó una mayor velocidad de respuesta después de la visualización de un video de práctica de ejercicio físico, abriendo así la puerta a la importancia que tienen las nuevas tecnologías en los niños y adolescentes con esta patología.

En relación con los comportamientos motores, algunos autores han aportardo resultados preliminares, en los que la realización de treinta minutos de ejercicio agudo podría influir en áreas corticales que normalmente presentan desviaciones, observándose puntuaciones más bajas para el equilibrio estático y dinámico en el grupo de TDAH, en comparación con un grupo control. Este resultado respalda investigaciones previas, que describen deficiencias motoras como una característica propia de este trastorno.

En relación con factores emocionales, se ha sugerido que la hipoactivación es una característica comúnmente observada en este colectivo y que puede ser regulada a través de la práctica de ejercicio físico. A este respecto, se ha descrito que los adolescentes que eran más activos físicamente mostraban menos depresión, especialmente aquellos que mostraban hiperactividad.

A partir de todo lo mencionado previamente, se puede concluir que el ejercicio agudo mejora las funciones ejecutivas entre los jóvenes con TDAH, lo cual guarda relación con la observación de que los niños activos tienen una mayor capacidad cognitiva y una estructura cerebral más desarrollada que los que permanecen inactivos. De hecho, las principales regiones afectadas por el ejercicio físico corresponden a las relacionadas con las funciones ejecutivas y, por lo tanto, a aspectos cognitivos como la inhibición, la atención o la velocidad de respuesta, que se ven alterados en los niños con TDAH. Estos hallazgos sugieren que la práctica de ejercicio es una alternativa no invasiva para los niños que padecen este trastorno.

El artículo completo puede encontrarse en la revista Psicothema:

Villa-González R, Villalba-Heredia L, Crespo I, Del Valle M, Olmedillas H. A systematic review of acute exercise as a coadjuvant treatment of ADHD in young people. Psicothema. 2020 Feb;32(1):67-74.

 

María Lorena Villalba Heredia

Graduada en Magisterio Primaria Educación Física y Máster en Investigación e Innovación en Infantil y Primaria, por la Universidad de Oviedo.
Programa Oficial de Doctorado en Educación y Psicología, Universidad de Oviedo.GENUD Research group- PhD student. Universidad de Zaragoza.

Roberto Villa González

Graduado en Magisterio Primaria, Educación Física.

Irene Crespo

Licenciada en Biología y Doctora en Biología por la Universidad de León. Profesora del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo.

Miguel Enrique del Valle Soto

Licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Medicina por la Universidad de Oviedo. Especialista en Medicina de la Educación Física y Deporte. Catedrático de Universidad en el  Departamento de Morfología Celular y Biología de la Universidad de Oviedo.

Hugo Olmedillas

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Máster en alto Rendimiento Deportivo.

Profesor del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo.

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