La necesidad de promover la salud mental global en el contexto de la pandemia por COVID-19, según The Lancet

31 Jul 2020

La carga psicológica y social generada por el COVID-19 se hará cada vez más evidente en los próximos meses, a medida que se manifiesten los efectos de medidas sociales como el distanciamiento físico, la soledad, la muerte de amigos/as y familiares y la pérdida de empleos. Los esfuerzos para responder a estas necesidades de salud mental brindan a los investigadores una oportunidad importante para avanzar en el logro del objetivo de incorporar la salud mental dentro de la Cobertura Sanitaria Universal.

Así concluye un artículo publicado en la revista The Lancet Psychiatry a través del cual se pone de relieve la importancia de la salud mental como componente clave de la cobertura sanitaria universal, especialmente en la situación actual en la que nos encontramos.

Tal y como señala el documento, la pandemia del COVID-19 ha interrumpido la prestación de servicios de salud mental a nivel mundial, particularmente en muchos países de bajos y medianos ingresos (LMIC), donde las demandas sustanciales de atención a la salud mental impuestas por la pandemia están saturando los sistemas de atención sanitaria ya de por sí, frágiles y fragmentados.

Artista: Porapak Apichodilok Fuente: pexels Fecha descarga: 10/06/2020

La preocupación mundial con respecto a las consecuencias psicológicas y sociales del virus ha llevado a los principales organismos de financiación y a los Gobiernos a pedir cada vez más propuestas para abordar estos efectos. Aunque es fundamental realizar evaluaciones de datos sistemáticos de alta calidad para abordar los problemas psicológicos y sociales inmediatos de la pandemia, la generación de evidencia en torno a la salud mental global dentro del contexto de la pandemia también es vital.

El artículo pone de relieve cómo, durante la última década, los investigadores han logrado un progreso considerable en el desarrollo de enfoques innovadores dentro de la atención a la salud mental. A este respecto, diversos estudios han demostrado la eficacia clínica y la rentabilidad de las intervenciones de salud mental, a pesar de las grandes brechas en la atención de los trastornos mentales a nivel mundial. En esta línea, ya en 2018, la Comisión Lancet sobre salud mental global y desarrollo sostenible identificó la salud mental como componente esencial de la cobertura sanitaria universal, con el propósito de abordar la escasez en la prestación de servicios. Entre los mensajes clave expuestos por la Comisión Lancet, se instaba a ampliar la atención de la salud mental, reconociendo el potencial de la salud digital para aumentar el acceso a los servicios en este ámbito de la salud.

De acuerdo con la evidencia, el texto señala dos estrategias globales exitosas que despuntan como relevantes para la investigación sobre los servicios de salud mental en el contexto del COVID-19: el cambio de tareas (trabajadores sanitarios capacitados para brindar atención médica en entornos no especializados) y el uso de tecnología de salud digital para fortalecer los sistemas de salud.

En relación con esta última, se ha observado un creciente uso de teléfonos móviles para intervenciones de salud. De hecho, la situación de pandemia ha supuesto a nivel mundial una mayor adopción de la atención virtual para reducir el riesgo de infección entre los trabajadores de la salud.

Los teléfonos móviles pueden ayudar a la prestación de servicios de calidad al facilitar el acceso a la formación, la supervisión y el apoyo entre los proveedores de atención médica, y al permitir que los registros de salud estén disponibles de forma remota. Una función tan básica del teléfono móvil como los mensajes de texto, puede tener una variedad de usos: desde la entrega de información sobre programas de prevención y promoción de la salud, hasta el seguimiento de pacientes, incluso en casos de problemas de salud mental graves, como la psicosis. La disponibilidad de datos de Internet desde redes móviles permite la atención de seguimiento y el empoderamiento de los pacientes y sus familias durante el proceso de recuperación a través de varias plataformas online. Las investigaciones muestran que la tecnología digital ofrece un servicio eficiente y económico, así como una forma eficaz de proporcionar un acceso fácil a la atención, particularmente en estos tiempos de distanciamiento físico.

De acuerdo con los datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en los países de medianos y bajos ingresos se registra un elevado uso de las redes de Internet móvil. Esta información ofrece a investigadores y planificadores de atención sanitaria una oportunidad para desarrollar o adaptar intervenciones preventivas y de tratamiento virtuales, que han mostrado ser exitosas en países de altos ingresos, para minimizar las consecuencias para la salud mental de COVID-19.

Sin embargo, a pesar los beneficios en pro de la salud digital, el artículo subraya una desventaja muy importante: la posible falta de acceso de aquellas personas en situación de vulnerabilidad que necesitan atención sanitaria. Para abordar esta limitación, la Comisión Lancet sobre salud mental global recomendó en su momento la adopción de intervenciones digitales junto con los tratamientos tradicionales, en lugar de reemplazarlos.

Fuente: Kola, L. (2020). Global mental health and COVID-19. The Lancet Psychiatry.

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