REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL DE LA PERSONA CON TRASTORNO MENTAL GRAVE Y PERSISTENTE

5 Mar 2007

Alejandro Florit Robles

Línea de Rehabilitación Psicosocial de las Hermanas Hospitalarias

Los tratamientos de las enfermedades mentales han variado a lo largo del tiempo. En la Edad Media se quemaba a las enfermas mentales creyendo que eran brujas. En la época de la Ilustración se recluía forzosamente a los que se denominaban sin razón, hasta llegar a las terapias biologicistas como la electrocompulsiva o el, ya descartado, coma insulínico. No es hasta mediados del siglo pasado que aparecen los psicofármacos.

Aunque con el uso de los psicofármacos muchos síntomas se controlaban, no fueron suficientes para lograr la independencia funcional de las personas con enfermedad mental, demostrándose la necesidad de potenciar alternativas de rehabilitación psicosocial. Estudios como el de Cohi (1990), demuestran la efectividad de los tratamientos psicosociales en la mejora de la calidad de vida de los pacientes esquizofrénicos frente al grupo de tratamiento farmacológico exclusivamente.

 

Por ello, el tratamiento de estas enfermedades debe contemplar diferentes componentes (psicofarmacológico, intervención psicológica y rehabilitación social) de forma integrada.

Rehabilitación psicosocial: definición y objetivos

La Rehabilitación Psicosocial pretende ayudar a las personas con discapacidades psiquiátricas a reintegrarse en la comunidad y a mejorar su funcionamiento psicosocial, de manera que pueda mantenerse en su entorno natural y social en unas condiciones de vida lo más normalizadas e independientes posibles (Rodríguez, 1997). La normalización de las personas con discapacidad no es sinónimo de normalidad (igualar unos patrones a lo estadísticamente mayoritario); se trata de ofrecer oportunidades y apoyo para permitir a estas personas un estilo de vida similar al resto de los miembros de su comunidad.

Las intervenciones psicosociales pretenden recuperar o afrontar los déficit del sujeto, potenciar sus fortalezas así como desarrollar una intervención sobre el propio entorno. Esto implica la individualización del proceso, la participación activa por parte del sujeto y una actitud de esperanza, también por parte del profesional.

Una de las necesidades que implica trabajar en rehabilitación psicosocial es la de acercar los recursos al entorno natural del sujeto en lugar de sacar a éste, como se hacía tradicionalmente. Sin embargo, el mero hecho de situar las instituciones en la comunidad no es condición suficiente, aunque sí necesaria, para conseguir la normalización de la persona con discapacidad.

Se pueden definir varias fases en el proceso de la Rehabilitación Psicosocial. Éstas no deben ser consideradas como estadios lineales, pues en ocasiones se superponen o hay que ir de delante a atrás en el proceso.

Acogida

La voluntariedad de este tipo de tratamientos, su novedad para la persona y la necesidad de reducir el impacto del estrés, hace necesario cuidar la acogida de la persona y sus familias. El objetivo es facilitar la adaptación del recurso y de la persona atendida al proceso de rehabilitación individualizado. Es un proceso donde la responsabilidad es compartida.

Evaluación

La evaluación se realiza de forma interdisciplinar por el equipo. Es importante recoger información de diferentes fuentes (usuario, distintos familiares y profesionales, etc.) así como en múltiples contextos. Las actividades que se realizan en el propio centro sirven de marco natural para valorar las habilidades y necesidades de cada persona.

Establecimiento del Plan Individualizado de Rehabilitación

Se persigue mantener siempre una implicación directa del usuario en todo el proceso rehabilitador, mediante la oferta continua de información, así como a través de la generación de acuerdos para fijar objetivos a corto, medio y largo plazo y llegar a consensuar con el usuario y, si es posible, con la familia, el mejor medio de alcanzarlos; todo esto queda plasmado en el Plan Individualizado de Rehabilitación.

Los objetivos de rehabilitación no deben ser extensos o inalcanzables, se trata de integrar a una persona en un medio social determinado y no de diseñar un superhombre. Además, deben ser revisados en caso de producirse cambios en la situación de la persona para adaptarlos a las nuevas necesidades y posibilidades.

Intervención

El proceso y duración de esta fase, varía entre un sujeto y otro de manera significativa según el Plan Individualizado de Rehabilitación fijado. No se puede llamar rehabilitación psicosocial a una intervención que ofrezca la misma trazabilidad para todas las personas atendidas. Durante este tiempo el usuario es acompañado por un profesional que le mantiene informado e implicado en su proceso terapéutico.

Para alcanzar los objetivos se cuenta con programas de intervención muy diversos. El equipo rehabilitador debe huir de la oferta sistemática de «paquetes de intervención predefinidos y listos para ser usados», adaptando los programas existentes de eficacia contrastada a la realidad de cada sujeto, ofertándole sólo aquellos que realmente puedan serle útiles.

 

La intervención debe ser práctica y realista. La metodología cognitivo conductual es un excelente marco teórico de intervención. De nada vale que el usuario mejore sus competencias en los programas de intervención, si cuando sale del centro no mantiene unos hábitos de higiene básicos, no participa de ninguna actividad de ocio ni se relaciona con alguna persona. Cuanto más natural sea el contexto en el que se realice la intervención, más se asegurará la generalización de lo aprendido.

Seguimiento

Es la última fase del proceso una vez cumplidos los objetivos. Es fundamental buscar la mayor autonomía de la persona, de forma que no necesite de por vida esta intervención. Sin embargo, en algunos casos es complicado, por lo que para esas personas el plan de atención debe contemplar un apoyo sostenido en el tiempo, bien desde centros específicos o desde otros programas que aseguren su mantenimiento en la comunidad con la mayor calidad de vida posible.

El artículo original sobre el que se basa este resumen puede encontrarse en la revista Apuntes de Psicología: Florit, A. (2006). La rehabilitación psicosocial de pacientes con esquizofrenia crónica. Apuntes de Psicología, 24 (1-3), 223-244.

Referencias bibliográficas:

Cohi, A. (1990). Estudio comparativo de la calidad de vida en los pacientes esquizofrénicos según la condición de tratamiento. Revista de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona, 17, 201-218.

Rodríguez, A., Sobrino, T., Galilea, V., Colis, J., González, J y Orviz, S. (1997). Rehabilitación laboral y alternativas laborales para enfermos mentales crónicos. En Rodríguez, A. (Ed.), Rehabilitación Psicosocial de personas con trastornos mentales crónicos. Madrid: Ediciones Pirámide.

Sobre el autor:

 

Alejandro Florit Robles es psicólogo especialista en Psicología Clínica y Director Técnico de la Línea de Rehabilitación Psicosocial de las Hermanas Hospitalarias. Cuenta, además, con sendos másteres en Psicología Clínica y de la Salud por la UCM y en Bioética por la UPC.

 

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