AVANCES EN TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS – ENTREVISTA A WENCESLAO PEÑATE

26 Jul 2007

Dentro de las actividades estivales que anualmente organiza la Universidad Internacional del Mar (Universidad de Murcia), entre los días 17 y 21 de septiembre de 2007 se celebrará en la localidad murciana de Águilas, el curso Psicología Clínica: avances en tratamientos psicológicos.

En este curso monográfico, dirigido por el Prof. Gualberto Buela Casal, se darán encuentro algunas de las figuras más destacadas del ámbito de la Psicología Clínica y de la Salud de nuestro país, y se abordarán temas de máxima actualidad en la práctica e investigación psicológicas.

Con motivo de la próxima celebración de este curso de verano, Infocop Online ha querido entrevistar a uno de sus participantes, el Catedrático de Psicología Clínica de la Universidad de La Laguna Wenceslao Peñate. El profesor de la universidad canaria participará en este encuentro con dos conferencias: La reexperimentación emocional como técnica de tratamiento psicológico y El uso de la realidad virtual en el tratamiento psicológico.

 

 ENTREVISTA

Usted participa en este curso hablando de dos temas que son de máxima actualidad en el panorama de la Psicología Clínica y de la Salud. ¿Nos podría hablar de los últimos derroteros hacia donde se dirige la investigación y la clínica psicológicas? De la amplia gama de temas que se aborda en el curso, ¿qué avances y ámbitos de intervención destacaría?

Por fortuna, hoy día para la investigación en Psicología Clínica no se puede señalar un único ámbito de trabajo científico. Muy al contrario, lo que podemos observar es un amplio abanico de temas, que es reflejo del desarrollo del conocimiento en este campo.

Este curso de verano ejemplifica esa variedad temática, que alcanza al desarrollo de la investigación aplicada actual en el estado español: la Terapia de Aceptación y Compromiso, que viene revolucionando epistemológicamente el campo de los tratamientos psicológicos; la Psicología positiva, y el manejo de emociones en ese sentido; la regulación de los problemas de control de impulsos y las conductas adictivas; etc. son, por ejemplo, nuevos modos de afrontar el bienestar humano. También son importantes los avances en el tratamiento de la depresión, tanto infanto-juvenil como en adultos. De importancia en este ámbito están el desarrollo de las terapias breves y de los recursos basados en el sueño y en la privación del mismo.

Personalmente me toca tratar de recuperar una técnica psicológica como es la reexperimentación emocional (muy parecida a la antigua catarsis, pero con cambios significativos), y la aplicación de las nuevas tecnologías a la evaluación y tratamientos psicológicos (en mi caso, el uso de la Realidad Virtual en el campo de la agorafobia). Sin querer caer en la autocomplacencia, considero que los asistentes a este curso tienen una buena oportunidad para que, en cinco jornadas, se hagan una idea cabal de por dónde van los nuevos desarrollos de los tratamientos psicológicos, al tiempo que tienen la oportunidad de reflexionar sobre el papel, los perfiles y el futuro de la Psicología Clínica.

Si bien las emociones siempre han jugado un papel central en el abordaje terapéutico, algunos sectores de la Psicología mantienen que ahora, con la emergencia de las denominadas terapias de tercera generación, dichas emociones toman un cariz distinto y más central. ¿Cuál es la importancia que actualmente se les concede a las emociones? ¿Existe realmente una diferencia cualitativa en la manera de entenderlas y abordarlas en la práctica clínica?

Coincido en que las emociones han jugado un papel importante en el abordaje psicoterapéutico, pero también reconozco que han tenido «mala fama» desde el ámbito de la Psicología científica. La recuperación de su papel con valor en sí mismo es una buena noticia.

El manejo de las emociones ha pasado por varias etapas: de ser la única «preocupación» del clínico (con cierto desprecio de los pensamientos y las conductas manifiestas), pasó a ser desplazadas por la conducta y el comportamiento observable como objetivo terapéutico. Las terapias de corte más cognitivo las «recuperaron», pero con un valor relativo: no eran más que las consecuencias de cursos de pensamientos alterados (distorsiones, creencias irracionales, actitudes disfuncionales, etc.).

 

Se puede decir que hoy día han recuperado su estatus de interés terapéutico con valor en sí mismas, en la medida en que se ha logrado diversificar los objetivos terapéuticos dependiendo de los problemas. Acercamientos tan poderosos como la Psicología Positiva (recogiendo aspectos de los trabajos en bienestar subjetivo, sabiduría, optimismo o inteligencia emocional) han venido a poner de manifiesto que, en último término, la Psicología Clínica tendrá que preocuparse por cómo nos sentimos.

Ahondando algo más en el tema, ¿nos podría hablar un poco más del contenido de su conferencia sobre reexperimentación emocional (RE)?

Como he comentado, de alguna forma la RE es heredera de la catarsis freudiana, pero con importantes y cruciales matices. Cómo es bien sabido, se ha observado de manera reiterada que la catarsis, como un modo de liberar nuestras emociones, es terapéuticamente ineficaz, cuando no posee efectos iatrogénicos (del que se destaca siempre la agresividad y la violencia).

Esa fue una de las razones (posiblemente la más importante) por la que la catarsis dejó de utilizarse como estrategia terapéutica (al menos en el campo de la Psicología científica). Sin embargo, los estudios de los años sesenta y setenta sobre trauma y alteraciones cognitivas (atención, percepción, procesos mnémicos, etc.), a raíz principalmente de la guerra de Vietnam, hizo que se retomara el estudio de la recuperación de esos hechos traumáticos (con sus correspondientes emociones) como un modo de regular esos procesos cognitivos alterados.

Dando un salto, a partir de los años ochenta, con los trabajos de James Pennebaker, la RE se empezó a ver como un procedimiento que mejoraba la salud mental de las personas que habían vivido experiencias traumáticas, estresantes o altamente molestas. Posteriormente, se ha observado su utilidad no sólo en el estrés postraumático, sino en la rumiación obsesiva, depresión y, como hecho muy destacable, en la mejora de la salud física, a través del fortalecimiento del sistema inmunológico.

Todo ello ha conllevado la recuperación de la RE como estrategia terapéutica (no es una terapia en sí misma), pero alejada de los planteamientos catárticos. La RE es mucho más que la mera expresión libre y descontrolada de las emociones: es un modo de identificar y ordenar nuestras emociones, reconocerlas, asimilarlas e integrarlas en nuestro equipamiento psicobiológico.

Los constantes avances de las nuevas tecnologías y la aplicación de las mismas al mundo de la Psicología están permitiendo a psicólogos y psicólogas ampliar el horizonte de la intervención y la investigación de esta disciplina. ¿Qué ventajas nos ofrecen hoy día las nuevas tecnologías, tales como la realidad virtual?

La Psicología aplicada ha estado siempre atenta a los cambios tecnológicos y sus desarrollos. Ejemplos de hoy día tenemos el uso de sistemas informáticos, la telepsicología, los recursos de autoayuda de la red (Internet), o el uso de la Realidad Virtual (RV) como recurso terapéutico. Hay que decir que, en general, no han supuesto cambios conceptuales, sino que son recursos que han venido a facilitar y optimizar la aplicación de técnicas ya disponibles.

En nuestro caso, estamos utilizando escenarios virtuales como parte de las técnicas expositivas en el tratamiento de las fobias. En este sentido, este uso ya tiene una cierta tradición, incluyendo el estado español con el excelente trabajo del grupo de la profesora Cristina Botella, en la Universidad Jaume I de Castellón.

La novedad de nuestro trabajo ha sido su aplicación a una fobia tan incapacitante y tan compleja como es la agorafobia, donde no hay, a priori, un estímulo fóbico definido (nosotros hemos diseñado ocho escenarios, con los estímulos fóbicos más representativos), y donde la posibilidad de exponerse a estímulos reales es muy restringida por la propia naturaleza de la fobia (en los casos más graves, terminan recluyéndose en sus casas).

Nuestros datos son muy prometedores, especialmente en el caso de la agorafobia crónica, donde los escenarios virtuales han venido a significar un paso intermedio entre la reclusión y la exposición en vivo. Un aspecto a destacar es una ventaja añadida al uso de la RV: al trabajar la exposición en consulta (sesión a sesión), permite al terapeuta ir conociendo el tipo de pensamiento y recursos mentales que las personas utilizan para enfrentar los escenarios fóbicos, y poder así reemplazar aquellos pensamientos distorsionados o no adaptativos por otros funcionalmente más útiles de cara al futuro.

¿Le gustaría añadir alguna otra cuestión?

Poca cosa más. Tal vez el señalar que los avances en los tratamientos psicológicos hacen que la Psicología disponga de un amplio espectro de terapias bien validadas (empíricamente), que se dirigen hacia los principales problemas psicopatológicos (ansiedad, depresión, esquizofrenia, adicciones, etc.), y con la característica de ser terapias relativamente breves (meses).

Quizás estamos en el momento de desarrollar una tecnología que nos permita la toma de decisiones de acuerdo a qué procedimiento terapéutico es el más adecuado para cada problema, bajo qué condiciones y sobre qué personas. Volver hacia las personas puede que no sea mala idea. Al fin y al cabo, es nuestro objeto prioritario de estudio.

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