Los servicios de salud mental, entre los más afectados negativamente desde el inicio de la pandemia, según una encuesta de la OMS

18 Sep 2020

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe a través del cual analiza los efectos de la COVID-19 en los sistemas de salud de distintos países, con el fin de mejorar la comprensión en torno al alcance de las interrupciones en todos los servicios durante la pandemia, la causa de estas interrupciones y las estrategias de mitigación que los diversos países están llevando a cabo para mantener la prestación de los servicios.

Este documento es fruto de una encuesta realizada en cinco regiones de la OMS entre los meses de mayo y julio de 2020, con el objetivo de obtener una visión inicial de los informantes clave de cada país (Ministerios de Salud) sobre el impacto de la pandemia del COVID-19 en los servicios de salud esenciales a lo largo de la vida.

Los datos obtenidos evidencian que casi todos los países (90%) han sufrido interrupciones en sus servicios de salud y que de bajos y medios ingresos son los que han experimentado mayores dificultades.

En la mayoría de los países se han suspendido muchos servicios rutinarios, mientras que, en los países de ingresos bajos, los servicios esenciales -como la detección y el tratamiento del cáncer y el tratamiento contra el VIH- han sufrido interrupciones de alto riesgo.

Autor: George Becker Fuente: pexels Fecha descarga: 02/09/2020

El 80% de los 105 países que han respondido a los cuestionarios de la OMS, afirma haber establecido paquetes de servicios de salud esenciales antes de la pandemia y el 66% de estos países ya ha identificado los servicios de salud esenciales que se mantendrían durante la pandemia de COVID-19 a través de una política o documento nacional.

En general, casi todos los países informan de interrupciones de los servicios de salud esenciales, y aún más en los países de ingresos más bajos que en los de ingresos más altos. La gran mayoría de las interrupciones en los servicios han sido parciales. De acuerdo con los datos, la situación de pandemia ha afectado a todos los servicios, incluidos los servicios esenciales para enfermedades transmisibles, enfermedades no transmisibles, salud mental, salud reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente y servicios de nutrición. Los servicios de emergencia son los que se han visto menos interrumpidos, si bien 16 países informan de interrupciones en todos los servicios de emergencia.

Concretamente, los servicios de prevención y tratamiento de las enfermedades no transmisibles (ENT), esenciales para una amplia gama de afecciones crónicas como enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes y cáncer, se han visto afectados en más de la mitad de los países informantes. El diagnóstico y el tratamiento de las ENT se han interrumpido en el 69% de los países, y el 5% ha informado de interrupciones graves/completas. El 55% afirma de una afectación negativa en el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.

Asimismo, el tratamiento para los problemas de salud mental se ha interrumpido en más de la mitad de los países (61%), y en el 3% de esos países las interrupciones son graves o completas.

Según indica el informe, la OMS ha estado publicando información sobre recursos de salud mental en todo el mundo desde 2001 a través de su informe Atlas de salud mental. Como parte del Atlas de salud mental 2020 y de forma complementaria a esta encuesta, la OMS ha realizado una evaluación sobre el impacto de la pandemia del COVID-19 en los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias. En esta línea, pone de relieve la existencia de consecuencias directas e indirectas del COVID-19 en las condiciones de salud mental que conducen a una mayor demanda de servicios. Los principales factores estresantes, como la pandemia COVID-19, “representan factores de riesgo para el desarrollo, exacerbación y recaída de una variedad de problemas de salud mental” y la interrupción de la atención para los problemas en este ámbito de la salud puede poner en peligro la vida, especialmente en el caso del riesgo de suicidio y en los servicios de reducción de daños en la intervención por uso de sustancias.

El motivo de las interrupciones en todos los servicios de salud es una combinación de factores de oferta y demanda. El 76% de los países informan de reducciones en la atención ambulatoria debido a “la menor demanda” (pacientes que no se presentan). También se mencionan otros factores, como las dificultades para acceder a estos servicios (48%) y los problemas económicos que dificultan la asistencia (33%). Varios países también señalan el temor y la desconfianza entre otras posibles causas de los cambios en el uso de la atención ambulatoria.

En relación con la oferta, el factor más comúnmente reportado es la cancelación de servicios electivos (66%). Otros factores mencionados incluyen la redistribución del personal sanitario para reforzar el alivio del COVID-19 (49%), o personal insuficiente para brindar servicios (29%), la falta de disponibilidad de los servicios debido al cierre de instalaciones o de centros de atención primaria y reducción de camas para pacientes hospitalizados (33-41%), así como dificultades en el suministro de productos sanitarios (30%) e insuficientes equipos de protección personal para los proveedores de atención sanitaria (44%).

Muchos países ya han comenzado a implementar estrategias recomendadas por la OMS para mitigar los efectos adversos sobre los servicios de salud esenciales, como la clasificación para identificar prioridades, el cambio a consultas de pacientes online para reemplazar las consultas presenciales, cambios en las prácticas de prescripción y estrategias de la cadena de suministro y reorientación de las comunicaciones de información de salud pública.

Para 80 países, es prioritaria y necesaria la asistencia técnica, incluida la orientación y el apoyo en la adaptación de estrategias para mantener los servicios de salud esenciales, así como garantizar los suministros esenciales, fortalecer el personal de trabajo de salud, implementar capacidades adecuadas de prevención y control de infecciones, de comunicación de riesgos, monitoreo y telemedicina.

A este respecto, la OMS considera urgente contar con información y documentación sobre qué estrategias funcionan mejor en diferentes entornos y durante las diferentes etapas de la pandemia.

Tal y como ha señalado el Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, este “estudio arroja luz sobre las deficiencias de nuestros sistemas de salud, pero también sirve para fundamentar nuevas estrategias con las que mejorar la prestación de atención de la salud durante la pandemia y después de ella”. Asimismo, recuerda que la COVID-19 “debería enseñar a todos los países que la salud no consiste en elegir entre una cosa u otra” y apela a “prepararnos mejor” ante futuras emergencias y a seguir invirtiendo en sistemas de salud que puedan responder plenamente a las necesidades de las personas a lo largo de toda la vida.

Se puede acceder al informe a través de la página Web de la OMS, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Pulse survey on continuity of essential health services during the COVID-19 pandemic

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