¿Qué importancia y consecuencias tendría el desarrollo de nuevas especialidades sanitarias en Psicología?-Entrevista a Juan Antonio Cruzado, Óscar Pino López, Mª José Catalán y José Pedro Espada

17 Nov 2020

En los últimos años, la creciente demanda de servicios dotados de una mayor calidad y eficacia, así como la relevancia de satisfacer nuevas necesidades asistenciales y/o sociales, ha conllevado un incremento, cada vez mayor, en el reconocimiento de la necesidad de desarrollar y regular nuevas especialidades sanitarias dentro del ámbito de la Psicología.

Mientras que la profesión médica ha vivido un intenso proceso de especialización, que ha supuesto la consecución de un elevado -y exponencial- número de especialidades, en Psicología tan solo existe una especialidad con reconocimiento oficial, una situación que debe cambiar, dado el paulatino incremento en los ámbitos de actuación de la Psicología Clínica y de la Salud y la necesidad en aumento de formación especializada en varios campos, como la Psicología Clínica Infanto-Juvenil, la Neuropsicología, la Psicooncología, e incluso la Psicología Forense.

A este respecto, el pasado mes de mayo, el Ministerio de Sanidad anunció para finales de este año 2020, la aprobación del Real Decreto por el que se pretende regular la formación común de las distintas especialidades sanitarias y el procedimiento para la creación de nuevas especialidades.

Pero, ¿por qué es importante que Psicología cuente con diversas especialidades?

“La Psicología es la ciencia del comportamiento humano, por lo que abarca un dominio muy amplio, del que brotan diferentes especialidades de ese tronco común.  En las últimas décadas, los psicólogos han trabajado profesionalmente en áreas especializadas en los ámbitos sanitarios, debido a las necesidades emergentes demandas sanitarias y sociales, lo que ha ido acompañado de desarrollos en investigación que ha permitido la mejora de técnicas y procedimientos en cada especialidad, y programas formativos específicos. Por tanto, es necesaria la adecuada regulación profesional de estas especialidades” (Juan Antonio Cruzado, Especialista en Psicología Clínica y experto en Psicooncología).

“La aprobación de ese Real Decreto marcará el procedimiento de creación de títulos nuevos de especialistas en la salud y es un hito que la Psicología como profesión esté siendo escuchada y que, por primera vez, se estén planteando de forma real nuevas especialidades de la Psicología. 

Es importante remarcar que si realmente la Psicología quiere ser fuerte dentro del Sistema Nacional de Salud es indispensable que contemos con varias especialidades, recordemos que Medicina en la actualidad cuenta con 44 especialidades y enfermería con 6 (curiosamente su reconocimiento de la primera especialidad fue bastante posterior a la de Psicología Clínica). Como sabéis, en Psicología únicamente disponemos de una única especialidad desde el año 1993, que ha contribuido enormemente a la formación de especialistas dentro del Sistema Nacional de Salud y ha permitido que la Psicología esté presente con los mismos derechos que otros especialistas, pero con la dificultad de que prácticamente se encuentra limitada a la red de salud mental. Fue un gran paso para toda la profesión, pero actualmente tener solo una única especialidad nos lleva a encontrarnos con una inferior representación en el Sistema Nacional de Salud y hace que no se acaben desarrollando otros ámbitos de conocimiento de la Psicología, como la Neuropsicología Clínica, los Cuidados Paliativos o la Psicología Infanto-Juvenil por poner algunos ejemplos” (Óscar Pino, doctor en Psicología experto en Neuropsicología Clínica).

“El conocimiento y aplicación de la Psicología cada vez abarca más ámbitos de actuación y cada día somos más conscientes del desarrollo que está alcanzando la Psicología en muchos de sus ámbitos de intervención. Vemos la creciente demanda para trabajar tanto en el ámbito público como privado de neuropsicólogos que realicen sus evaluaciones, diagnósticos y tratamientos de trastornos degenerativos, de TCE o de otras múltiples problemáticas que derivan en trastornos neurológicos” (Mª José Catalán, doctora en Psicología experta en Psicología Forense)

“Para la Psicología supuso un gran paso contar con un programa formativo como el PIR, que ha facilitado la formación especializada en el área de Psicología Clínica. Sin duda ha contribuido a un mayor reconocimiento de la Psicología dentro del sistema sanitario y a una asistencia más especializada. Por eso sería muy positivo que, de manera similar, existan en el sistema sanitario otras especialidades en Psicología que permitan formar profesionales con un alto grado de especialización en distintas áreas” (José Pedro Espada, catedrático de Psicología experto en Psicología Infanto-juvenil).

Atendiendo a lo anterior, ¿qué consecuencias tendría el desarrollo de más especialidades psicológicas?

“La regulación profesional de las especialidades psicológicas tendría consecuencias positivas para los usuarios, ya que contarían con mayores garantías de calidad asistencial, pero también para los profesionales que verían reconocida su actividad profesional, y es posible que hubiera más oferta laboral, además de las mejoras en formación e investigación en la especialidad que se verían favorecidas y tendrían más perspectivas de desarrollo” (J.A. Cruzado).

“La consecuencia inicial de tener más especialidades es que nos garantizaría como profesión un conjunto de competencias transversales en los psicólogos/as que realizarán las nuevas especialidades. Esto llevaría que, a medio plazo, los conocimientos, habilidades y técnicas se acabarían desarrollando de forma clara en los próximos años. En último término remarcar que los grandes beneficiados de todo ello serán los pacientes y familiares, ya que actualmente hace muy complicado que se puedan beneficiar de estos ámbitos en el Sistema Nacional de Salud y tienen que acabar costeándoselo a través de Mutuas o a nivel privado, con las limitaciones de acceso y dificultades que ello conlleva” (Óscar Pino).

“Se podría contar con la imprescindible intervención de los psicooncólogos en el marco del trabajo en equipo hospitalario y extrahospitalario, con intervención con el paciente, con las familias, con el grupo social y laboral, así como con el trabajo a nivel comunitario, por poner sólo un ejemplo, pero podríamos hablar de los cuidados paliativos, de la intervención clínica en infancia y adolescencia, o por hablar del campo que más me compete, de la Psicología Forense” (Mª José Catalán).

“Los beneficios son claros para el usuario y para el funcionamiento de sistema asistencial, especialmente en áreas de gran demanda. La formación en Psicología Clínica es insuficiente porque, de forma paralela a la profesión médica, un Especialista en Psicología Clínica tiene una buena formación pero que abarca un espectro muy amplio de población, patologías y procedimientos. Por eso es conveniente contar de forma similar con especialistas en el sistema sanitario que aporten un algo grado de destreza en ámbitos particulares y que tienen una alta demanda asistencial” (José Pedro Espada).

Las reflexiones anteriores dan cuenta de una realidad manifiesta: la necesidad de atención psicológica especializada en diversos sectores; una demanda que, en la actualidad, no queda suficientemente cubierta y cuyo cumplimiento redundaría en una mejora de la calidad asistencial.

Para conocer de primera mano la opinión de distintos expertos sobre este tema, en las páginas que siguen Infocop recoge una entrevista conjunta realizada a los psicólogos Juan Antonio Cruzado, Óscar Pino López, Mª José Catalán y José Pedro Espada -cada uno ellos, con una amplia trayectoria profesional e investigadora en Psicooncología, Neuropsicología, Psicología Forense y Psicología Infanto-juvenil, respectivamente-, a través de la cual fundamentarán la importancia y consecuencias de regular nuevas especialidades sanitarias en Psicología.

ENTREVISTA

Juan A. Cruzado, Doctor en Psicología, Psicólogo Clínico Especialista Profesor de la Universidad Complutense de Madrid desde abril de 1988 hasta la actualidad. Su campo de docencia e investigación se centra en Psicología de la Salud, fundamentalmente en el campo de la Psicooncología y Cuidados Paliativos. Desde el año 2000, dirige el Máster en Psicooncología y Cuidados Paliativos, y desde 2003 es director de la revista de Psicooncología. Sus líneas de investigación versan sobre calidad de vida en pacientes con cáncer, efectos de la quimioterapia y radioterapia en la calidad de vida, screening de trastornos mentales en pacientes con cáncer, evaluación e intervención en consejo genético oncológico y tratamiento psicológico en personas con cáncer. Ha publicado 50 artículos sobre Psicooncología, así como libros especializados en el área.

En su opinión de experto, ¿podría decirnos por qué es necesaria la articulación de una especialidad en Psicooncología?

El cáncer es un problema sanitario de primer orden, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres será diagnosticado/a de cáncer a lo largo de su vida. Es la primera causa de muerte por enfermedad en la infancia. Aunque más de la mitad de las personas con cáncer sobreviven, los problemas de calidad de vida, malestar emocional y de funcionamiento social y laboral son importantes.

Es claro que el abordaje del cáncer, tal como ha señalado, la International Psycho-Oncology Society (IPOS) requiere la atención psicológica a los pacientes de cáncer, la cual debe reconocerse como un derecho humano universal y estar integrada en el tratamiento oncológico habitual.

Lo cual ha sido avalado por la Federación de Sociedades de Psico-Oncología, y la han suscrito organizaciones internacionales como la Union for International Cancer Control, y la Alliance Mondiale Contre le Cancer, y más de 50 organizaciones nacionales de referencia en apoyo a personas con cáncer.

Juan Antonio Cruzado

Asimismo, La Resolución del Parlamento Europeo, de 10 de abril de 2008, y el Cancer Control Joint Action, en 2017, han instado a los países de la Unión Europea a que implementen un enfoque interdisciplinario integral centrado en el paciente y la atención psicológica óptima en el tratamiento, la rehabilitación y el seguimiento para todos los cánceres, y en cuidados paliativos.

Las recomendaciones internacionales se han visto reconocidas en España, ya la Estrategia en Cáncer del SNS, la Estrategia de Cuidados Paliativos del SNS y las guías de referencia y recomendaciones evidencian entre sus puntos claves la atención psicológica dentro de los equipo de atención, destacando la figura del (de la) psicooncólogo/a como el especialista encargado de realizar la atención psicológica a pacientes y familiares, tanto en contexto de adultos como pediátricos.

La Psicooncología se ha desarrollado como una especialidad científica aplicada cuyo trabajo está integrado en los equipos inter/multidisciplinares, que tratan de forma integral al paciente de cáncer y sus familiares, al mismo tiempo que el/la psicooncólogo/a es un/a investigador/a de base de la eficacia, eficiencia y efectividad de sus intervenciones, en un campo especializado que se encuentra en continua evolución y desarrollo. Todo ello, siguiendo los principios de la bioética, las máximas de sensibilidad de género y aplicado a población de cualquier rango de edad.

La especialidad de Psicooncología fue contemplada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, con el asesoramiento de representantes científicos y de los Consejos Generales de todos los Colegios Oficiales profesionales implicados en materia sanitaria, y publicado el 9 de octubre de 2013 en el “Libro blanco de los recursos humanos en el sistema sanitario”, en el que se plantea la necesidad de crear una especialidad oficial en Psicooncología. En esa línea, el Colegio Oficial de la Psicología de España mediante la Comisión Nacional de Acreditación Profesional reconoce desde el año 2019 a los Psicólogos especializados en Psicooncología y Psicología de los Cuidados Paliativos con una acreditación propia. En todo el territorio nacional se han acreditado por esta vía más de 300 profesionales.

En España hay un gran número de psicólogos que están trabajando dese hace muchos años en Psicooncología y cuidados paliativos en hospitales y centros sanitarios públicos y privados, asociaciones, fundaciones, por lo que el reconocimiento de la especialidad es necesario para regular eje ejercicio de la Psicooncología.

¿Cuál es el valor añadido del psicólogo en este campo de especialidad?

Para comprender las aportaciones de la Psicooncología, conviene definir qué es la Psicooncología. La Psicooncología es la especialidad que aplica los principios, las técnicas y los conocimientos científicos de la Psicología a:

  • La atención clínica al paciente y sus familiares para mejorar la adaptación y calidad de vida ante el diagnóstico oncológico, las pruebas médicas, los tratamientos médicos, revisiones, mejora de la calidad de vida de los supervivientes, el final de vida, así como la adherencia a las prescripciones y tratamientos sanitarios.

  • Atención psicológica a los cuidadores con el objeto de mejorar su calidad de vida, prevenir y tratar tanto la sobrecarga como el duelo prolongado.

  • La formación de los sanitarios en habilidades de comunicación, manejo de situaciones de crisis y estresantes en la interacción con el enfermo oncológico y sus familiares, y entre éstos y los equipos sanitarios.

  • La prevención y tratamiento del síndrome de burnout, y el desgaste de empatía o fatiga por compasión. Así cómo la optimización del trabajo en equipo interdisciplinar.

  • La prevención primaria del cáncer mediante la educación para la salud con el fin fomentar la adquisición y práctica de hábitos saludables preventivos del cáncer. La prevención secundaria: conductas de detección precoz, y consejo genético oncológico para el cáncer familiar.

  • La investigación en: a) los aspectos comportamentales y sociales que están presentes en las enfermedades neoplásicas en sus diferentes etapas; b) la eficacia, eficiencia y efectividad de los métodos de evaluación y tratamiento psicológicos en el área; c) factores que optimizan el sistema de atención y la mejora del clima relacional en los equipos sanitarios; d) los procesos de duelo, su evaluación y tratamiento.

Por tanto, lo que puede aportar o añadir el psicólogo de esta especialidad, es un salto cualitativo en cuanto a mejorías en el afrontamiento del cáncer y del bienestar para pacientes y cuidadores, en la comunicación e interacción con sanitarios-pacientes-cuidador, acompañada de una mejora en la calidad de vida para los cuidadores, una optimización del funcionamiento de los equipos atencionales, además de la prevención del cáncer, y del duelo complicado para los familiares.

A su juicio, ¿cuáles son los beneficios de contar con la especialidad de Psicooncología, tanto para el profesional como para los usuarios?

Toda especialidad sanitaria se justifica por el beneficio que supone para la salud y bienestar de las personas. Los datos actuales, si nos atenemos al Informe del Observatorio del Cáncer de la AECC (2019), señalan que el 48% de los hospitales con servicio de oncología no dispone de personal propio de Psicología especializada dedicado a la atención psicológica en cáncer. En el 52% restante donde se ofrece algún tipo de atención, la cobertura es claramente insuficiente. En la mayoría de estos casos (el 94% de las Comunidades Autónomas) la atención psicológica que se brinda no es especializada ni suficiente para cubrir las necesidades de pacientes y familiares. En más del 90% de los casos la atención psicológica lleva a cabo por psicólogos de asociaciones o fundaciones como la AECC, la Obra Social “La Caixa”, la Fundación Aladina, o la Fundación Caico.

La creación de la especialidad conllevaría un reconocimiento de la necesidad de inclusión de la Psicooncología dentro de los equipos sanitarios, se garantizaría las competencias y formación de los/las profesionales de la Psicooncología, y habría una mayor oferta de plazas de Psicooncología. Además, se produciría una mejoría de la formación especializada y de la investigación en Psicooncología.

La actual ausencia de la Especialidad del SNS de Psicooncología hace que dicha cobertura, en su caso, no se pueda prestar de forma garantizada en todos los casos por profesionales con el debido reconocimiento formativo especializado.

Óscar Pino López, doctor en Psicología por la Universitat de Barcelona (UB), experto en Neuropsicología Clínica. Es profesor Asociado Médico de la Facultad de Psicología de la UB y coordinador del Centro de Salud Mental de Adultos (CSMA) y del Centro de Atención y Seguimiento a las Drogodependencias (CAS) en el Complejo Asistencial en Salud Mental Benito Menni (L´Hospitalet del Llobregat). Actualmente, es vocal Comisionado de Universidades e Investigación de la Junta de Govern del Colegio Oficial de la Psicología de Catalunya, así como miembro del Consejo Asesor del Plan Director de Salud Mental y Adicciones del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya

Óscar Pino

 ¿Podría decirnos por qué considera que es necesaria la articulación de una especialidad en Neuropsicología Clínica?

En las últimas décadas, con el avance de las Neurociencias se ha desarrollado enormemente la Neuropsicología, que posee un campo de conocimiento que actualmente no se encuentra cubierto por ninguna de las especialidades existentes en ciencias de la salud. Más concretamente, el/la Neuropsicólogo/a Clínico sería un/a profesional de la psicología experto/a en la ciencia aplicada de las relaciones cerebro-comportamiento, que se encargaría de la evaluación, diagnóstico y tratamiento (principalmente a través de la rehabilitación) de las patologías que afectan al Sistema Nervioso Central.

Debemos subrayar como hecho diferencial que el objeto de estudio de la Neuropsicología Clínica es la relación entre cerebro y conducta, para lo cual es necesaria una formación específica y combinada en Psicología y Neurología, enfatizando los aspectos de la evaluación neurocognitiva, las técnicas de neuroimagen y de las secuelas cognitivas y emocionales que producen las enfermedades que afectan al Sistema Nervioso Central.

¿Cuál es el valor añadido del psicólogo en este campo de especialidad?

Numerosos estudios en la literatura se refieren a la efectividad de la evaluación y la intervención neuropsicológica y a sus efectos positivos sobre resultados en salud, la calidad de vida y el pronóstico de las enfermedades en las que intervienen. Estos estudios además están muy reforzados en diferentes patologías que afectan al ciclo vital de las personas, desde estudios con trastornos del neurodesarrollo a enfermedades neurodegenerativas. Todo ello hace que como campo de conocimiento tenga una validez contrastada, considerando además que existe una elevada satisfacción por parte de los pacientes y de las familias.  

A su modo de ver, ¿cuáles son los beneficios de contar con la especialidad de Neuropsicología, tanto para el profesional como para los usuarios?

Históricamente donde los pacientes han estado más beneficiados y donde ya se encuentra más implantada la Neuropsicología es en el ámbito de las demencias. Hoy en día nadie entendería el diagnóstico del Alzheimer, del deterioro cognitivo, de las demencias frontotemporales o de las demencias vasculares por poner algunos ejemplos, sin las exploraciones neuropsicológicas. Es más, en este ámbito prácticamente contamos con Neuropsicólogos/as Clínicos en todas las Unidades de Demencias, aunque lamentablemente al no existir una especialidad reconocida por el Ministerio, muchos de ellos se encuentran en una situación de indefensión contractual o con problemas para establecer su plaza dentro del Sistema Nacional de Salud.

Otro ámbito dónde se encuentra muy desarrollada la Neuropsicología es en la evaluación y en la predicción de la respuesta clínica de patologías que requieren procedimientos quirúrgicos por parte de Neurocirugía, como la epilepsia refractante, la Hidrocefalia, el Parkinson o el mapping cerebral que se realiza con tumores. También la capacidad de predicción de la funcionalidad que tiene la exploración neuropsicológica ha hecho que en una gran cantidad de Hospitales que tratan patología psiquiátrica se beneficien de la exploración y la rehabilitación neuropsicológica. Hablamos principalmente de patologías como la esquizofrenia, el trastorno bipolar tipo I o el trastorno depresivo grave.

Para acabar debemos tener presentes a los pacientes que han padecido un Traumatismo Craneoencefálico, con la gran cantidad de secuelas cognitivas y emocionales que suelen producir. Actualmente son los grandes olvidados del Sistema Nacional de Salud y hace que muchas veces no tengan acceso a un tratamiento rehabilitador neuropsicológico ni a un seguimiento posterior por profesionales especializados, de tal forma que acaban siendo derivados a la red de salud mental que en la mayor parte de ocasiones no dispone ni de los recursos ni de los conocimientos para poder tratarlos y únicamente se acaba interviniendo a nivel psicofarmacológico.

Mª José Catalán, Doctora en Psicología, cuenta con formación continua en el ámbito de Psicología Forense, y es docente en diferentes formaciones de postgrado. Trabaja como Psicóloga Forense para la Administración de Justicia desde 1989, actualmente, destinada en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Murcia. Ostenta el cargo de Decana del Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia, y vocal de la Junta de Gobierno del Consejo General de la Psicología, siendo coordinadora de la División de Psicología Jurídica de la Organización Colegial. Es presidenta de la Asociación de Psicólogos Forenses de la Administración de Justicia

En su opinión de experta, ¿podría decirnos por qué es necesaria la articulación de una especialidad en Psicología Forense?

El ámbito de la Psicología Forense ha crecido de manera exponencial en los últimos cuarenta años en España, tanto a nivel de conocimiento, como de formación, como de intervención.

Los primeros psicólogos en el ámbito público fueron contratados en 1983 a raíz de la promulgación de la Ley de Divorcio (30/81), ya que los operadores jurídicos veían necesario contar con expertos que les ayudasen a conocer las necesidades de los hijos e hijas, y cómo podían ser cubiertas de mejor manera por los progenitores, en una estructura postruptura.

La sociedad desde entonces no ha dejado de avanzar, siendo cada vez más diversos los modelos de familia, que entrañan complejidades en sus relaciones que deben de ser analizadas desde la perspectiva psicológica, teniendo en cuenta cuestiones como las habilidades parentales, los roles y juegos familiares, las vinculaciones afectivas, la flexibilidad en los acuerdos del reparto temporal, las resistencias de los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) a mantener relación con uno u otro progenitor y un largo etcétera.  

Mª José Catalán

Además, la creciente demanda de evaluación pericial ha hecho crecer a la Psicología forense tanto en el ámbito público como privado.

En el párrafo anterior se ha detallado únicamente una pequeña parte de lo que podemos ver los profesionales de la Psicología Forense en el ámbito de Familia. Por otro lado, en el ámbito Penal también será necesario un abordaje especializado en la evaluación del testimonio de los NNA, del análisis de secuelas psicológicas, la complejidad que alberga la Violencia de Género, la evaluación del riesgo, el análisis de las capacidades de las personas en todas sus facetas, o el estudio de la posible reincidencia de una persona privada de libertad en un permiso penitenciario.

El abanico de áreas de intervención de la Psicología Forense es muy amplio y se requiere, por un lado, una formación específica en esa área de intervención, y por otro un conocimiento aplicado, que sin duda se conseguiría de una manera extraordinaria con un sistema formativo a través de un modelo de residencia rotatorio, en el que el profesional de la Psicología fuera adquiriendo de manera progresiva las destrezas y competencias que le permitan poder aplicar los conocimientos en Psicología Forense de una manera rigurosa y óptima.

El ámbito de la Psicología Forense es un campo especialmente complejo dado que la pericia realizada va a servir para ofrecer un conocimiento técnico a los operadores jurídicos que toman decisiones trascendentes sobre las personas que se ven involucradas en los procedimientos judiciales. Por ello, nuestra intervención tiene que facilitar todas las herramientas que abarca toda la Psicología para la toma de decisiones.

¿Cuál es el valor añadido del psicólogo en este campo de especialidad?

Dentro del ámbito pericial cada área aporta su conocimiento en el ámbito que sea necesario para la toma de decisiones judiciales, pero sin duda el creciente incremento de la demanda de la pericial psicológica tiene que ver con la necesidad que tienen los operadores jurídicos de poder conocer, a través del análisis de los expertos en el área, cuestiones cómo el conocimiento del desarrollo cognitivo y su relación con la capacidad adaptativa en las diferentes funciones de la vida diaria; las características diferenciales de las capacidades de los NNA según su estadio evolutivo; todo lo relacionado con la memoria: la adquisición, almacenamiento y recuperación de recuerdos, y las interferencias que pueden tener distintos estresores; las características de personalidad y su relación con el comportamiento; las alteraciones que a nivel afectivo, conductual y cognitivo pueden tener las diferentes psicopatologías, y un largo etcétera.

El psicólogo forense está capacitado para valorar e informar a los jueces en aquellas cuestiones que tienen que ver con las habilidades y capacidades cognitivas, capacidades funcionales de las conductas, competencias intelectivas, motivaciones y actitudes subyacentes a las conductas relacionadas con las cuestiones que en el ámbito judicial civil o penal puedan surgir.

Entre sus funciones destacan la descripción, análisis y diagnóstico de personalidad, psicopatología, secuelas psicológicas y estado mental de encausados y víctimas.

En otros términos: capacidad cognitiva y volitiva, trastornos de personalidad y patologías mentales, discapacidades, testimonio, riesgo de reincidencia y personalidad.

En el ámbito familiar evalúa las dinámicas relacionales, capacidades parentales y de crianza, configuración y adecuación de la guarda de los menores, así como todos aquellos aspectos derivados de las dinámicas y relaciones familiares.

En resumen, el psicólogo realiza un estudio pormenorizado de la persona en todas sus dimensiones afectivas, cognitivas, conductuales y relacionales.

A su juicio, ¿cuáles son los beneficios de contar con esta especialidad, tanto para el profesional como para los usuarios?

Sobre todo, enfocaría los beneficios de cara a los usuarios, entendiendo como tales en primer lugar la Administración de Justicia, y por otro lado los usuarios. Contar con la especialidad en Psicología Forense permite poder ofrecer el conocimiento y aplicación en su grado máximo de excelencia, y por tanto ofrece al Sistema la mejor garantía para la óptima aplicación de la justicia.

José Pedro Espada, Catedrático de Universidad en el Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico del Departamento de Psicología de la Salud (Universidad Miguel Hernández). Actualmente ocupa el cargo de Decano de Facultad en la Facultad de Ciencias Sociosanitarias. Es director y fundador del Grupo Aitana y director asociado de la Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes. Sus intereses de investigación se han centrado en la evaluación de programas de prevención de problemas emocionales infantiles y de abuso de drogas y de conductas sexuales de riesgo en adolescentes

José Pedro Espada

Bajo su experta opinión, ¿podría decirnos por qué es necesaria la articulación de una especialidad en Psicología infanto-juvenil?

La gran mayoría de problemas y trastornos psicológicos tienen su inicio en la infancia y adolescencia. Y cuando esto no es así, existen factores de riesgo que han aparecido desde esas etapas. La atención psicológica a la infancia puede reducir de forma muy notable el sufrimiento en etapas posteriores de la vida. Muchos trastornos tienden además a cronificarse y a tener peor pronóstico según transcurre el tiempo. De ahí la importancia de una atención clínica en las primeras etapas evolutivas.

Durante décadas se ha tratado al niño como un “pequeño adulto” adaptando para niños los procedimientos de evaluación y tratamiento psicológico, cuando sabemos que su funcionamiento es muy distinto al del adulto.

Lejos de ser una ligera adaptación de la Psicología Clínica de adultos, la Psicología Clínica infantil requiere la atención a aspectos del desarrollo fundamentales para el éxito del tratamiento, lo que supone una formación especializada en el campo.

¿Cuál es el valor añadido del psicólogo en este campo de especialidad?

Creo que hay dos aspectos fundamentales, el primero tiene que ver con el conocimiento. La intervención clínica con niños y adolescentes requiere conocimientos muy diferentes al trabajo con adultos donde la psicopatología del desarrollo está muy relacionada con el diagnóstico y el tratamiento. Por otro lado, en las últimas décadas los procedimientos terapéuticos para niños se han desarrollado de forma particular, articulándose en programas específicamente ideados y testados para población infantil.

Además, las habilidades del terapeuta infantil tienen características muy concretas que requieren de un aprendizaje específico y diferenciado a las habilidades terapéuticas con adultos. Un profesional especializado en Psicología Clínica Infanto-Juvenil puede aportar estos tres elementos fundamentales: conocimiento de la psicopatología infantil, dominio de las técnicas y programas y aplicación de habilidades terapéuticas específicas.

A su juicio, ¿cuáles son los beneficios de contar con la especialidad de Psicología infanto-juvenil, tanto para el profesional como para los usuarios?

Como colectivo profesional es muy interesante contar con perfiles especializados que tengan máxima competencia en cada área. Obviamente cuanto más se abre el foco a una intervención clínica generalista, el grado de dominio se dispersa. La población infanto-juvenil tiene características particulares que justifican un perfil profesional específico y la formación por vía del sistema de formación especializada lo puede proporcionar, a la vez que incorpora al sistema de la sanidad pública una figura que puede aportar una atención especializada. Los usuarios pueden beneficiarse de una atención más especializada.

Para finalizar, ¿desean añadir algún otro comentario?

J.A. Cruzado: Sí, conviene señalar que la relación coste-beneficio de la implantación de la Psicooncología es positiva, dado que según los datos actuales disponibles, los costes de los servicios de atención psicooncológica son inferiores al 3% de los costes directos del tratamiento del cáncer, pero dicho gasto puede suponer un ahorro en costes directos muy superior, debido al menor uso de consultas, la mejor salud de los supervivientes -tanto en salud mental como física por la adopción de hábitos saludables-, y costes indirectos por la mayor productividad y menor dependencia de los afectados de cáncer y sus familiares.

Para concluir, me gustaría señalar que el reconocimiento de la especialidad de Psicooncología supone hacer efectivo el derecho de las personas con cáncer y sus familiares, a recibir una atención integral óptima que incluye los aspectos psicológicos y sociales. 

Óscar Pino López: Personalmente, creo que estamos ante unos años en los que habrá cambios sustanciales a nivel profesional, es importante que todos los agentes de la Psicología veamos que son cambios para sumar, y que, aunque seguro que serán insuficientes, constituirán un primer paso para dotar a la Psicología del carácter y la representación que debe tener a nivel social.

Aquí es importante que las sociedades científicas, las universidades y los colegios profesionales dejemos nuestras diferencias a un lado y vayamos a una por el bien común de todos/as. Durante muchos años se ha hablado que debemos discutir de puertas hacia adentro y estar unidos de puertas hacia fuera, pero desgraciadamente, hay que hacer autocrítica y sabemos que como profesión no lo hemos conseguido. Esperemos que la importancia del momento nos haga reflexionar a todos y aparquemos nuestras diferencias para sumar.

Mª José Catalán: Recientemente, se ha aprobado la creación de la especialidad de Medicina Forense, siendo las razones esgrimidas para su puesta en marcha las mismas que hemos ido exponiendo más arriba para el caso de la Psicología Forense: poder ofrecer la mejor formación a los profesionales para garantizar la respuesta más certera a la Administración de Justicia.

José Pedro Espada: Considero que la creación de nuevas especialidades en Psicología sería una buena noticia. Ha tardado demasiado tiempo en producirse y puede aportar muchos beneficios a la población. Desearía que como grupo seamos capaces de integrarlas en el panorama de la profesión aplicada, teniendo siempre en perspectiva la unidad como colectivo profesional.

Conviene, y para eso puede contribuir este monográfico de Infocop, mantener una visión reflexiva, de conjunto y a largo plazo, pensando en dejar a los futuros psicólogos un campo profesional definido con espacio para todos.

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