JUZGADOS DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER- ENTREVISTA A FRANCISCA VERDEJO

23 Nov 2007

En los últimos años se han producido en el derecho español importantes avances legislativos en materia de lucha contra la violencia contra las mujeres. Sin duda, la aprobación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género, hace ya tres años, supuso uno de los principales acontecimientos en la lucha contra esta lacra social, dirigido a proporcionar una respuesta global a la violencia que se ejerce sobre las mujeres.

Consciente de la importancia de la atención jurídica a estas víctimas, y coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Infocop Online ha entrevistado para sus lectores a Francisca Verdejo, Magistrada-Jueza Titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Barcelona.

ENTREVISTA

 

En materia judicial, uno de los más importantes avances dirigidos a proporcionar una respuesta integral y coordinada por parte de todos los poderes públicos a este tipo de violencia ha sido la aprobación por unanimidad de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género. Trascurridos tres años desde su puesta en marcha, ¿cuáles han sido los logros más importantes de esta medida en materia de violencia contra la mujer?

El mayor logro de la Ley Integral contra la Violencia de Género ha sido el tratamiento integral de esta lacra social. Afortunadamente, la Ley no se reduce al marco punitivo que, siendo el más conocido, no es el más importante.

La Ley afronta el terrorismo de género desde aspectos preventivos, educativos, sociales, asistenciales y de atención posterior a las víctimas. Además, abarca la normativa civil con incidencia en el ámbito familiar, que es donde principalmente se producen las agresiones, y declara, así mismo, el principio de subsidiariedad de las Administraciones Públicas.

Todo ello desde un enfoque integral y multidisciplinar que se inicia con el proceso de socialización y de educación, y que, junto a otras normas promulgadas con posterioridad y al desarrollo normativo y práctico de la Ley Integral tienden a conseguir la igualdad y el respeto a la dignidad humana. Además, bajo el paraguas de la especialización de todos los profesionales que intervienen en todos y cada uno de los momentos.

Por último, uno de los avances más importantes de la Ley Integral ha sido desvelar y hacer públicas unas conductas que jamás debieron permanecer en el ámbito privado.

Uno de los logros más relevantes de la ley ha sido la implantación de Juzgados de Violencia sobre la Mujer. La creación de estos juzgados, la agilización de los mecanismos judiciales, entre otras actuaciones, han favorecido que un número cada vez mayor de víctimas denuncien las vejaciones a las que están siendo sometidas. No obstante, son todavía muchas las mujeres que retiran la acusación o deciden no testificar en contra del agresor. En relación a esto, ¿se han traducido los grandes avances legales en una disminución del porcentaje de mujeres que deciden no seguir con el procedimiento judicial? ¿Cuáles son los motivos por los que las víctimas deciden no continuarlo?

La pregunta tiene diferentes matices que me gustaría aclarar. Considero no acertada la afirmación de que la creación de estos Juzgados ha «favorecido» la elevación de denuncias de las mujeres agredidas. Afirmarlo sería tanto como ignorar el resto de las actuaciones que desde todas las Administraciones Públicas se están llevando a cabo. Me refiero concretamente al mayor nivel de información que se tiene sobre los recursos que el sistema ha implantado y sigue instaurando en la lucha contra la violencia de género.

Es cierto que un elevado número de mujeres deciden retirar la denuncia una vez iniciado el procedimiento penal, pero también lo es, y es importante que se conozca, que la decisión de la mujer no influye en absoluto en la tramitación del proceso ante los Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Salvo en los casos en los que no existan indicios de que los hechos sean constitutivos de delito, o que no se haya probado la responsabilidad penal, la tramitación seguirá adelante hasta su enjuiciamiento ante el Juzgado de lo Penal o ante la Audiencia Provincial que corresponda.

No existe un motivo único por el que la denunciante decida retirar la acusación. En la mayoría de los supuestos, la perjudicada no ha logrado salir de ese círculo de la violencia descrito por los técnicos y que se denomina de «luna de miel». El agresor se presenta como arrepentido y con voluntad de que los sucesos no se reproduzcan. La víctima se siente culpable de haber llegado a esa situación, que erróneamente considera que pudo haber controlado sin haber hecho partícipe al sistema judicial.

Icíar Bollaín lo retrataba magistralmente en su película «Te doy mis ojos». Pilar sale huyendo de su casa después de haber estado sufriendo durante años maltrato e intenta reanudar su vida. Antonio no tarda en salir a buscarla bajo el «pretexto» de que él la quiere más que nadie. Sin haber logrado salir de aquella dependencia emocional, Pilar perdona y vuelve a entrar en el círculo de la violencia.

Siguiendo con el tema, ¿cuál es el perfil socio demográfico de las mujeres que denuncian?

Es una opinión unánime que la violencia de género atenta contra los Derechos Humanos. El movimiento legislativo que tiene lugar en el plano internacional durante la década de los noventa se produce por la toma de conciencia en las Organizaciones Internacionales y, especialmente, en el seno de Naciones Unidas, de que la violencia sobre las mujeres se producía – y se produce – en todas las partes del mundo, sin distinción de clases sociales, desarrollo económico, religiones o razas.

Lo anterior permite concluir que no existe un perfil socio demográfico de mujer que denuncia. Ahora bien, los datos estadísticos publicados por el Consejo General del Poder Judicial relativos a la actividad de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, muestran la influencia de un factor cultural con un incremento progresivo de denuncias por mujeres inmigrantes.

En el equipo técnico de estos juzgados está representada la figura del psicólogo. A este respecto nos gustaría preguntarle, ¿cuál es el papel del psicólogo en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer?

No se puede afirmar que los Juzgados de Violencia sobre la Mujer que en la actualidad desarrollan su actividad tengan los mismos medios técnicos. Esa era la voluntad del legislador y es a la igualdad a lo que se tiene que tender.

Esta matización es precisa. El equipamiento en el caso de la ciudad de Barcelona difiere del de otros Partidos Judiciales, incluso dentro de la misma Comunidad. No podemos olvidar que la Ley Integral dispone la creación de las Unidades de Valoración Integral, cuya actuación estaría al servicio de todos los Juzgados que tuvieran competencia en esta materia y en las que estarían psicólogos.

En la actualidad, y refiriéndome al caso concreto de Barcelona, los psicólogos trabajan en el Equipo de Asesoramiento Técnico Penal con diferentes funciones:

1. Realizando exploraciones judiciales en los casos en los que los menores sean víctimas directas, especialmente en los supuestos de delitos contra la libertad sexual. Estas exploraciones se realizan en la primera fase del procedimiento.

2. Efectuando el estudio global del núcleo familiar, marcando líneas de actuación y propuestas que deban llevarse a cabo durante la tramitación del proceso penal e incluso finalizado éste.

3. Emitiendo informes técnicos y periciales requeridos por estos Juzgados.

Teniendo en cuenta la necesidad de apoyo emocional que tienen estas víctimas, ¿considera suficiente el número de psicólogos que trabajan en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, o por el contrario, sería necesario aumentar el número de estos profesionales para atender a las víctimas de este tipo de violencia?

La actuación de los psicólogos que trabajan para los Juzgados de Violencia sobre la Mujer no se extiende más allá de las peticiones judiciales que se demandan en la fase de instrucción. El apoyo emocional se coordina a través de las Oficinas de Atención a la Víctima del delito, donde, efectivamente, el incremento es una necesidad. No incremento a toda costa, sino controlado, dentro de la especialización de todos y cada uno de los profesionales.

No obstante y a pesar de la firme voluntad social, política y jurídica para erradicar la violencia doméstica, el camino por recorrer es todavía muy largo y no exento de dificultades. ¿Cuáles son los retos más importantes de cara al futuro en la erradicación de este problema?

El reto más importante es la erradicación del terrorismo de género. Terrorismo que no ofrece tregua. La Ley Integral ha dado un paso importante en esta lucha y el desarrollo de sus preceptos, en la forma declarada en su Preámbulo, marca el camino a seguir. Ir disminuyendo de forma progresiva y sin descanso la violencia de género es tarea de todos. Sólo con la implicación de la sociedad, con el reconocimiento del problema y con el trabajo especializado en todos los sectores se podrá ir alcanzando.

¿Le gustaría añadir alguna otra cuestión?

La Ley Integral es una herramienta mejorable, como lo es cualquier norma jurídica que afronta de forma novedosa una abominable realidad. Los esfuerzos deben dirigirse a reivindicar el perfeccionamiento y la mejora de su articulado, y, en su caso, potenciar las medidas de apoyo y de prevención, con la coordinación y cooperación de los profesionales que intervienen en el circuito. Las prioridades de actuación han de seguir el orden que la misma Ley Integral impuso con el incremento de las medidas de sensibilización, prevención y detección en los ámbitos de la educación, sanidad, publicidad y medios de comunicación.

Termino con una frase de Martin Luther King trasladable a la violencia de género: «La discriminación de los negros está presente en cada momento de sus vidas para recordarles que la inferioridad es una mentira que sólo acepta como verdadera la sociedad que los domina«. La desigualdad entre los seres humanos no es admisible, atenta contra los derechos fundamentales y contra la dignidad de la persona. Los derechos humanos dejan de serlo cuando no se predican por igual para todas las personas. Los que se empeñan en mantener la desigualdad apoyan directa o indirectamente cualquier tipo de violencia y siguiendo nuevamente a Luther King «el hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgó una conciencia. Y ahora ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro«.

Todos, absolutamente todos hemos de implicarnos en la lucha contra la violencia de género. Sólo así se alcanzará la igualdad real y material entre todos los seres humanos.

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