Los programas de competencias emocionales en los centros educativos son clave para la prevención de la violencia, informe de la UNESCO

21 Ene 2022

Los centros educativos deben implementar acciones para hacer frente a los discursos de odio con el fin de prevenir la violencia. Se trata de un problema que requiere una responsabilidad compartida y en el que la educación juega un papel esencial para su erradicación. Así lo señala la UNESCO en su informe titulado Combatir los discursos de odio a través de la educación.

El documento ha sido elaborado tras las aportaciones realizadas durante un Foro Mundial Multilateral en el que han participado educadores, jóvenes, organizaciones, expertos en derechos humanos, responsables de empresas de comunicación y representantes de diferentes gobiernos, para debatir cómo la educación puede intervenir para frenar la violencia presente en los discursos de odio y para ofrecer recomendaciones en esta dirección.

Autor: Pavel Danilyuk Fuente: 
pexels Fecha descarga: 17/01/2022

El problema del odio manifestado en los discursos sociales, que se observan a través de las redes y de los medios de comunicación, es un fenómeno que se ha agravado en los últimos años a nivel mundial y que conlleva el riesgo de aumentar la violencia social, minar el sentido de comunidad y de cohesión social y tener un serio impacto en la salud física, psicológica y emocional de las comunidades.  “La historia nos ha demostrado que el genocidio y otros crímenes atroces comienzan con las palabras: existe la responsabilidad colectiva de hacer frente a la incitación al odio en el presente para evitar más violencia en el futuro”, alerta el informe.

Los discursos de odio están incrementando los problemas de la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, el odio antimusulmán y otras formas de intolerancia y discriminación, por lo que, de acuerdo con los participantes en el Foro Mundial, es necesario adoptar medidas preventivas de manera urgente.

A este respecto, los participantes y expertos en el Foro Mundial señalaron una serie de recomendaciones prácticas dirigidas a combatir específicamente los discursos de odio en los centros educativos, subrayando la importancia de establecer programas eficaces basados en los derechos humanos. Entre dichas medidas se encuentran las siguientes:

  • Los Estados miembros deben desarrollar respuestas educativas a la incitación al odio que promuevan, protejan y defiendan las normas internacionales de derechos humanos, incluyendo la igualdad de derechos de todos a la libertad de opinión y expresión, e inculcar en los alumnos los valores, actitudes y comportamientos que apoyan una ciudadanía mundial responsable.

Las medidas para prevenir la incitación al odio deben promover los derechos humanos y la promoción de la educación para una ciudadanía global en todos los contextos educativos y entornos de aprendizaje, tanto formales como informales y además, deben complementarse junto con otras políticas educativas dirigidas a combatir la violencia en los centros escolares, prevenir la difusión de ideologías extremistas violentas y promover el respeto a la diversidad.

Y en relación con este aspecto, “los sistemas educativos deben proporcionar, supervisar y evaluar el desarrollo de habilidades, competencias y comportamientos sociales y emocionales junto con el aprendizaje cognitivo”, señala el documento, de forma que el profesorado y los responsables de los centros educativos reciban el adecuado asesoramiento y formación para implementar este tipo de políticas educativas y puedan poner en marcha recursos para responder frente a los casos de incitación al odio y ofrecer un apoyo adecuado a las víctimas.

  • Los Estados miembros deben desarrollar intervenciones educativas específicas y basadas en pruebas que aborden explícitamente la incitación al odio en todos los niveles educativos, desde la primera infancia hasta la enseñanza superior, en entornos formales y no formales, incluso a través del aprendizaje permanente.

Entre las intervenciones educativas específicas que han demostrado su eficacia para reducir la violencia, el documento de la UNESCO destaca el aprendizaje en habilidades de ciudadanía digital, es decir, asegurar que los menores conocen estrategias  y herramientas para utilizar las redes sociales e internet de manera segura y responsable, así como el aprendizaje de pensamiento crítico para reconocer las formas de violencia en los discursos y combatir la información errónea y la desinformación, el extremismo violento o las teorías conspiratorias.

Asimismo, los centros educativos deben establecer una cultura basada en los derechos humanos y el respeto, estableciendo códigos de conducta ética, planes de estudio y recursos educativos que aborden la prevención de la discriminación y el odio, elaborados conjuntamente por todos los integrantes de la comunidad educativa. Los centros educativos deben establecerse como espacios seguros y propicios para debatir los discursos de odio y para asegurar el bienestar de todos los alumnos, independientemente de su condición de género, cultura o nacionalidad.

  • Los Estados miembros deben mejorar la cooperación y las asociaciones multisectoriales para desarrollar un entendimiento común de los discursos de odio, con vistas a adoptar un enfoque de toda la sociedad a través de la educación.

Los esfuerzos para combatir los discursos de odio de forma que la libertad de expresión garantice la defensa de los derechos humanos, deben realizarse conjuntamente en múltiples niveles, no sólo el educativo, sino también a través de otros agentes como “los grupos objeto de incitación al odio, las instituciones académicas, los grupos de jóvenes, la sociedad civil y las organizaciones comunitarias y los medios de comunicación nuevos y tradicionales y las empresas de Internet”, señala el documento.

Junto a estos mensajes clave, los participantes indicaron algunas de las soluciones que se necesitan poner en marcha, tales como:

  • La necesidad urgente de desarrollar una definición común a nivel internacional de lo que se entiende por discursos de odio.
  • La intervención contra los discursos de odio debe dirigirse a todos los alumnos a través de la educación formal e informal, puesto que este tipo de discursos se asumen de manera generalizada por cualquier persona como respuesta al miedo, a la exclusión y a la manipulación.
  • En la medida en que los discursos de odio se han visto incrementados por los medios digitales, la educación debe tomar partido y enseñar a los alumnos una “pedagogía digital”, que fomente el respeto, la alfabetización en el uso de los medios tecnológicos y el pensamiento crítico.
  • La educación para la ciudadanía juega un papel esencial en la prevención del odio, a través del desarrollo de valores sociales como la tolerancia o el respeto a la diversidad. Asimismo, “los sistemas educativos deberían supervisar, proporcionar y evaluar el desarrollo de habilidades, competencias y comportamientos sociales y emocionales, en lugar de centrarse exclusivamente en los resultados del aprendizaje cognitivo”.
  • La prevención y actuación contra los discursos de odio debe abordarse en todos los niveles educativos y en todas las disciplinas de manera transversal.

En definitiva, el informe de la UNESCO advierte sobre la importancia de que los centros educativos puedan hacer frente a este nuevo desafío que suponen los discursos de odio, que se han visto notablemente exacerbados por la pandemia sanitaria. La pandemia del COVID-19 se ha visto acompañada, por primera vez, de una “infodemia” de grandes dimensiones, en la que la información falsa, los mitos erróneos y las teorías de la conspiración están suponiendo una seria amenaza para la paz y la convivencia social, indica el documento, que insiste en el papel fundamental de la educación para contrarrestar este fenómeno.

Tal y como indica Nada Al-Nashif, Alto Comisionado Adjunto de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “la educación en derechos humanos es la forma más eficaz de prevenir el odio, la discriminación y la violencia en todas sus formas, incluida la incitación al odio, ya que fomenta una cultura universal de los derechos humanos, en la que todas las personas son igualmente merecedoras de dignidad, respeto y justicia, y en la que se aceptan y valoran las diversidades”.

Se puede acceder al documento en el siguiente enlace:

Combatir los discursos de odio a través de la educación

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