TIPOLOGÍA DE RELACIONES DE EMPLEO: UNA PROPUESTA INTEGRADORA

17 Dic 2008

Mª Dolores de la Rosa Navarro1 y Elizabeth F. Cabrera2
(1)Universidad Pablo de Olavide y (2)Arizona State University

Desde los años 80 estamos asistiendo a un progresivo reconocimiento del valor estratégico de los recursos humanos (RRHH), a una cada vez mayor preocupación, tanto en el ámbito académico como empresarial, por la gestión de los mismos de tal forma que permita incrementar su aportación a los objetivos de la empresa y mejorar la ansiada competitividad. El entorno económico actual ha conducido a muchas empresas de éxito a buscar nuevas armas competitivas, concediendo una importancia estratégica a la gestión de los RRHH y apostando por su desarrollo como fuente de ventaja competitiva sostenible.

 

Por nuestra parte, pensamos que la dirección debería tratar de identificar el tipo de relación que quiere mantener con los distintos grupos de empleados en la organización, y a partir de ahí, definir las distintas prácticas de RRHH que harían operativa dicha relación. De este modo se podría conseguir una mayor coherencia y eficiencia en la gestión de RRHH (Baron y Kreps, 1999). Además, las prácticas que servirían para gestionar cada relación de empleo no tienen por qué constituir un conjunto exclusivo y cerrado sino que podrían combinarse de diferentes modos con tal de que respondieran a la esencia del tipo de relación de que se trate. El problema es que no contamos con una clasificación única de relaciones de empleo sino que distintas áreas de estudio como la Organización de Empresas, la Gestión Estratégica de RRHH y el Contrato Psicológico han aportado sus respectivas propuestas. A continuación analizamos trabajos procedentes de dichos enfoques para tratar de integrarlos en una tipología común.

Estudios sobre Organización de Empresas

La relación de empleo es a la vez un intercambio económico y, en mayor o menor medida, un intercambio social (Fox, 1974). Ésta es la conclusión a la que se puede llegar al analizar los trabajos del ámbito de la Organización de Empresas, porque aún cuando cada autor destaque una u otra característica de la misma, existen unas claves comunes que se repiten en las distintas clasificaciones. Cuando la relación es limitada y enfocada en los términos concretos que se negocian, las tareas claramente especificadas, el sistema de control estrecho y el objetivo prioritario de la organización es la eficiencia sin tener en cuenta los intereses de los individuos, estamos hablando de un intercambio fundamentalmente económico (relación transaccional). Si por el contrario se pretende una mayor implicación y compromiso de los empleados y para ello se establecen relaciones más duraderas, basadas en la confianza, y se les otorga un mayor ámbito de actuación y vías de participación en la gestión y en las decisiones que les afectan, estaremos ante un intercambio de índole social (relación orientada al compromiso).

Lo que sí tienen en común ambos tipos de relaciones es que pueden calificarse de equilibradas por cuanto las aportaciones de una parte están en consonancia con las contribuciones de la otra. Pero la realidad empresarial demuestra que la balanza puede caer tanto del lado de los empleados, cuando la empresa les ofrece incentivos superiores a las contribuciones que espera de ellos (relación de sobre-inversión) como del lado del empresario cuando éste espera aportaciones que exceden lo ofrecido a los trabajadores (relación de sub-inversión) (Tsui y Wang, 2002).


Tabla 1. Equivalencia de las relaciones de empleo desde distintos enfoques

Estudios sobre Gestión Estratégica de RRHH

Tras analizar conceptualmente los distintos sistemas de RRHH concluimos que, aunque denominados de forma diferente, obedecen a dos tipos básicos que nosotros designamos como, sistemas orientados a la eficiencia y sistemas orientados al compromiso.

Los sistemas que tienen como objetivo prioritario la eficiencia, tratan de obtener los resultados deseados de los empleados al menor coste posible. Por ello, se pone especial énfasis en el control del rendimiento mediante normas, reglas y supervisión directa, y por la misma razón, los puestos de trabajo son rutinarios y exigen poca cualificación. La evaluación del rendimiento se realiza con fines de control y está basada en los resultados individuales. Frente al grupo anterior, los sistemas de RRHH orientados al compromiso son más apropiados para entornos de trabajo flexibles, en los que las tareas no están claramente definidas y en los que se requiere una mayor participación e implicación de los empleados. De hecho, la organización confía en los individuos para el desarrollo de estrategias orientadas a la calidad y la satisfacción de los clientes, dándoles la información y la autoridad necesarias. Es por ello que se invierte en formación y la evaluación está orientada al desarrollo en vez de al control.

No obstante, también en el ámbito de la gestión estratégica de RRHH, encontramos en la tipología de Lepak y Snell (1999), un tipo de relación, denominada «simbiótica», que se encontraría a medio camino entre la relación transaccional y la de compromiso, en la que las dos partes invertirán en tanto les interese mantenerla, ya que ambas tienen cierto poder de negociación.

Estudios sobre Contrato Psicológico

Desde el ámbito del contrato psicológico Rousseau (1995) propone otra clasificación de relaciones de empleo teniendo en cuenta el horizonte temporal y el grado de internalización del empleado. Así surgen cuatro posibles relaciones: internos, a corto y largo plazo, y externos, a corto y largo plazo.

El concepto de internalización se refiere a la implicación y compromiso del individuo con la organización, en la medida en que mantiene una relación a largo plazo con la misma, está inmerso en los mercados laborales internos, desarrolla conocimientos y habilidades idiosincrásicos y, en definitiva, se siente miembro de pleno derecho de ella. Entonces, ¿cómo podemos hablar de internos a corto plazo? Porque este tipo de trabajadores están vinculados a actividades con alto valor estratégico para la organización y sobre las cuales se quiere conservar el control.

Por contraposición a la internalización, Rousseau (1995) habla de externalización, incluyendo en este concepto no sólo los trabajadores vinculados a la organización a través de agencias de trabajo temporal o relaciones de outsourcing, sino también a aquéllos contratados directamente por la empresa, aunque de forma temporal. En cualquiera de los casos, los empleados calificados de externos realizan una actividad de carácter periférico, que además debe ser delimitada y especificada previamente. El intercambio tomaría ciertos tintes relacionales cuando se prolonga a lo largo del tiempo (externos a l/p) pero básicamente se trataría de una relación transaccional.

Al examinar la propuesta de Rousseau y compararla con los tipos de relaciones identificados hasta ahora, apreciamos de nuevo una equivalencia en cuanto a lo que supone cada relación para empleador y empleado. Por tanto, y pese a la aparente diversidad de tipos de relaciones, las distintas áreas de estudios analizadas nos conducen a una tipología común (tabla 1). De modo que, retomando la idea de la que partíamos, esta clasificación puede ser de utilidad a los directores de RRHH que quieran mantener la coherencia entre las distintas prácticas utilizadas, en pro de una mayor eficiencia y del envío de un mensaje claro a los empleados en cuanto a lo que se espera de ellos y lo que la organización pretende aportarles.

El estudio original en el que se basa este artículo puede encontrarse en la Revista de Psicología y de las Organizaciones:

De la Rosa, M.D. y Cabrera, E. (2008). Topología de las relaciones de empleo: una propuesta integradota. Revista de Psicología y de las Organizaciones, 24, 1, 81-111.

Referencias:

Baron, J.N. y Kreps, D.M. (1999). Strategic Human Resources: Frameworks for General Managers. New York: John Wiley & Sons, Inc.

Fox, Alan (1974). Beyond contract: Work, Power and Trust Relations. London: Farber and Farber Limited.

Lepak, D.P. y Snell, S.A. (1999). The human resource architecture: toward a theory of human capital allocation and development. Academy of Management Review, 24 (1), 31-48.

Rousseau, D.M. (1995). Psychological contract in organizations: Understanding written and unwritten agreements. Thousand oaks, CA: Sage.

Tsui, A.S. y Wang, D.X. (2002). Employment relationships from employer’s perspective: Current research and future directions. En C.L. Cooper y I.T. Robertson (Eds.). International Review of Industrial and Organizational Psychology, 77-114. Chichester: Wiley.

Sobre las autoras:

 

Mª Dolores de la Rosa es licenciada en Empresariales por la Universidad de Sevilla y doctora en Administración de Empresas por la Universidad Pablo de Olavide, donde imparte clases de Dirección de RRHH. Pertenece a un grupo de investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación y sus intereses de investigación incluyen la conciliación de la vida personal y profesional, el comportamiento organizativo y las relaciones de empleo.

Elizabeth Cabrera es profesora en Arizona State University. Tiene un doctorado en Psicología Industrial y Organizacional por el Georgia Institute of Technology. Es la editora del Management Research y sus intereses de investigación incluyen la gestión de carreras, la calidad de la vida laboral y familiar, y la relación de empleo.

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