La pandemia del COVID-19 ha ocasionado grandes niveles de incertidumbre y situaciones estresantes en la población. Por su especial vulnerabilidad, estas situaciones han afectado de forma particular a niños y adolescentes. Entre ellas se encuentra el fallecimiento de seres queridos, la limitación del contacto social e importantes cambios en hábitos y rutinas.

De acuerdo con numerosos estudios, especialmente los primeros meses de pandemia afectaron negativamente a la salud mental de la población infantojuvenil española. Entre estas consecuencias destacan los problemas emocionales, incluyendo síntomas de ansiedad, depresión, estado de ánimo, estrés y problemas de regulación emocional. Con el fin de integrar la información de estos trabajos, nuestro equipo realizó una revisión sistemática de estudios que examinaron las repercusiones emocionales en la etapa inicial de la pandemia del COVID-19 en niños y adolescentes españoles.

Los resultados de la mayoría de estudios coincidieron en que los problemas emocionales habían aumentado durante el confinamiento, reduciéndose a medida que acababa. Asimismo, en la revisión se encontró que la edad y el sexo fueron factores de riesgo en la aparición de problemas emocionales en esta situación. Una mayoría de estudios concluyeron que los niños de mayor edad y adolescentes presentaban una afectación superior a aquellos de menor edad. En cuanto al sexo, fueron las niñas y las adolescentes quienes presentaban más sintomatología.

Otros factores que se han relacionado con mayores problemas emocionales han sido el miedo al contagio y al distanciamiento social. Si se diera en el futuro alguna situación similar, sería conveniente proporcionar mayor y mejor información para manejar estos miedos, basándose en las estrategias psicoeducativas y terapéuticas disponibles. Por otro lado, aquellos niños y adolescentes cuyas rutinas fueron especialmente interrumpidas durante el confinamiento presentaban mayores problemas emocionales y de regulación emocional. Ante la pérdida de la rutina habitual, por tanto, es recomendable re-establecer pautas diarias alternativas, adaptadas a la situación y al contexto de cada niño y adolescente.

Además, ante una situación estresante como fue el inicio de la pandemia del COVID-19, se ha encontrado que determinados estilos de afrontamiento usados por los niños y adolescentes se han relacionado con una mayor o menor afectación emocional. De este modo, aquellos que usaban un estilo de afrontamiento orientado a las emociones presentaban mayores problemas de depresión y de estado de ánimo. Aunque las relaciones encontradas no pueden interpretarse de forma causal, este afrontamiento podría contribuir a la aparición de dichos síntomas. Por tanto, para la prevención de estos problemas en situaciones de estrés, lo indicado sería promover estrategias de afrontamiento adaptativas desde edades tempranas.

Un hallazgo de gran interés ha sido los vínculos entre diversos factores familiares y los síntomas de los niños y adolescentes. Especialmente, una baja resiliencia y un elevado estrés por parte de los progenitores se han visto relacionados con mayores problemas emocionales en sus hijos. Por tanto, cobra especial importancia la sensibilización de padres y madres acerca de los efectos de su propia salud mental en el bienestar psicológico de sus hijos. El entrenamiento en manejo del estrés puede ser beneficioso tanto para los padres como para los hijos, especialmente en situaciones como el confinamiento.

Esta revisión sistemática pone de manifiesto las consecuencias a nivel emocional que puede generar una situación novedosa y repentina, como fueron las primeras etapas de la pandemia del COVID-19, sobre los niños y adolescentes. Los estudios realizados aportan información de utilidad para actuar ante situaciones similares, y así poder prevenir los distintos problemas psicológicos en esta población. Sin embargo, más allá del confinamiento, la pandemia ha traído otras situaciones de estrés, como el aislamiento ante un contacto estrecho con un positivo, el confinamiento de grupos de escolares o la reducción de actividades sociales y extraescolares, entre otras. Teniendo esto en cuenta, dos años después del inicio de la pandemia resulta aún necesario que profesionales y familias observen el estado emocional de los niños y adolescentes con el fin de detectar e intervenir de forma adaptada a cada situación.

El artículo completo puede encontrarse en:

Amorós-Reche, V., Belzunegui-Pastor, A., Hurtado, G., & Espada, J. P. (2022). Emotional problems in Spanish children and adolescents during the COVID-19 pandemic: A systematic review. Clínica y Salud, 33(1), 19-28.