ENTREVISTA
En primer lugar, nos gustaría felicitarle por su recién estrenado nuevo cargo que, sin lugar a dudas, será un gran reto. ¿Qué supone para usted esta elección? ¿Cómo se enfrenta a esta nueva etapa en su vida profesional?
Muchas gracias. Supone un gran honor y una enorme responsabilidad. ANPIR es fraternidad, compromiso público y sentido de pertenencia. Es el lugar donde hacemos grupo y construimos nuestra especialidad. Soy socio desde 2010, desde el minuto uno en el que obtuve mi plaza PIR. Así que imagínate la tremenda ilusión que me puede hacer ser presidente de ANPIR 13 años después. Soy consciente de que, para mi vida profesional, este cargo supone más problemas que ventajas, pero desde nuestra junta directiva nos gusta pensar que priorizamos lo correcto sobre lo conveniente. Es una cuestión de principios, no de comodidad. Corren tiempos hostiles para el Sistema Nacional de Salud y los servicios públicos. En la actualidad, los retos que tenemos por delante son importantes y las presiones que recibimos no son menores. Espero tener la flexibilidad suficiente para negociar los diferentes asuntos mientras escogemos el camino difícil, el de hacer lo justo por encima de la influencia de los diferentes intereses creados en el ámbito de la Psicología. A tal fin, es una fortuna estar rodeado de un equipo extraordinario que hará más amable la travesía que viene por delante. Tenemos una junta que conjuga el talento y la excelencia profesional con valores y virtudes incuestionables.
Como novedad, la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR) ha pasado a denominarse Sociedad Española de Psicología Clínica. ¿Qué ha motivado este cambio de nombre?
Era un asunto que empezaba a estar crónicamente presente en nuestras asambleas y reuniones y no acabábamos de resolverlo, porque lo urgente acaba desplazando lo importante y siempre tenemos más trabajo que tiempo. En primer lugar, desde una perspectiva de género era perentorio cambiar la denominación de la sociedad ya que no se ajustaba a las necesidades actuales en materia de inclusión e igualdad. En este sentido, aún debemos mejorar muchísimo. Si bien existe un predominio de mujeres en cargos de relevancia y en las líneas estratégicas (secretaría general, vicepresidencia, liderazgo de secciones y grupos de trabajo), la junta directiva sigue sin lograr una representación paritaria. Esto es especialmente negativo en una profesión y en una organización donde las mujeres representan más del 80% del total. Dicho lo cual, los últimos 4 años hemos llegado a la conclusión, en contacto con otras sociedades científicas de especialidades predominantemente médicas, de que simplemente éramos la Sociedad Española de Psicología Clínica. De algún modo, la nueva denominación se nos ha hecho evidente. Nuestras socias y socios representan aproximadamente el 60% de los y las profesionales de la Psicología Clínica que se desempeñan en el Sistema Nacional de Salud. De manera natural y paulatina hemos tomado consciencia de lo que somos y lo subrayamos en la nueva denominación. Somos la Sociedad Española de Psicología Clínica-ANPIR. Se mantiene ANPIR porque es nuestra marca histórica y por todo lo que representa en lo informal, en lo afectivo y en el trato cercano entre nosotros.
Para los nuevos profesionales de la Psicología, ¿podría explicarnos cuáles son los objetivos de la Sociedad y las principales actividades que están desarrollando actualmente?
Este es un proyecto en equipo, en grupo, que iniciamos en 2018. Algunos cambiamos de cargos, pero nuestros objetivos son los mismos. El principal, nuestra seña más clara de identidad, es mejorar la calidad de la Formación Sanitaria Especializada PIR y el número de plazas que se convocan. A corto plazo, hay que ampliar el programa formativo de 4 a 5 años y convocar 422 plazas PIR anuales. Estos 4 años hemos mejorado bastante, pasando de 141 plazas PIR en 2018 a las 231 actuales. Nuestras socias y socios sobre el terreno, en la Unidades Docentes de los Hospitales, junto a la agilidad en la tramitación por parte de la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, sin duda, dan buena cuenta de un buen trabajo conjunto. No obstante, necesitamos crecer para alcanzar el objetivo de mejorar el acceso a tratamientos psicológicos en la sanidad pública, para que se haga efectivo el derecho de la ciudadanía en materia de salud mental, y quizás reducir las alarmantes tasas de consumo de psicofármacos que ya constituyen por sí mismas un problema enorme de salud pública y de gasto público. Otra prioridad, es cumplir con los criterios y solicitar a la mayor brevedad la regulación oficial de la especialidad de Psicología Clínica de la Infancia y la Adolescencia. Para ello necesitaremos que toda la Psicología sea generosa, que olvide sus intereses particulares, y asuma las normas y criterios que el Ministerio impone en materia de Formación Sanitaria Especializada. Finalmente, las líneas de trabajo habituales consisten en desarrollar la Psicología Clínica en su conjunto, promover su autonomía y la gestión propia en los servicios asistenciales (recientemente hemos tenido un gran impulso en Aragón donde podemos presentarnos a jefaturas de Servicios de Psiquiatría/Salud Mental), asesorar a las Comunidades Autónomas y el Ministerio de Sanidad en la planificación de recursos humanos y las políticas sanitarias pertinentes para mejorar la salud mental de la población, etc. Otros aspectos, permíteme que los deje en privado en el momento actual. En parte, dependen de la interlocución con otros actores de la Psicología y quizás en los próximos meses podremos volver a hablar si se han producido avances.
En su opinión, como responsable de la Sociedad Española de Psicología Clínica que ahora representa, ¿cómo ve el panorama de la Psicología en nuestro país? ¿Cuáles son sus expectativas con respecto al desarrollo de nuestra profesión?
Entiendo que me preguntas por la Psicología en su conjunto. Pues bien, podría parecer que la Psicología está de moda y que es un momento de éxito. Pero, paradójicamente, la Psicología podría estar muriendo de éxito las últimas dos décadas. Nuestra percepción es que la Psicología, lamentablemente, se caracteriza por una marcada y persistente precariedad. Los datos son muy claros. Una disciplina que genera aproximadamente 9.000 egresados al año, con una tasa de fracaso académico del 80% entre egresados que inician y finalizan el grado, con un 50% de paro estructural y donde sólo el 25% de los egresados se dedica a un oficio para el que se les solicita la titulación oficial; sin duda, dibuja un escenario donde o bien la Psicología se lo tiene que revisar o los responsables están mirando para otro lado. Cabe añadir que, desde la regulación de las titulaciones en el espacio de convergencia europea, con la aparición del Máster en Psicología General Sanitaria, se ha bloqueado el acceso al mercado laboral que la antigua licenciatura otorgaba. Han crecido las iniciativas privadas, online, que en nuestra opinión McDonalizan la formación de grado y postgrado, así como encarecen drásticamente el acceso a la habilitación profesional. Esta nefasta ordenación profesional, en parte, no nos atañe, aunque nos influye y la sufrimos. Son otros los actores responsables, pero se esboza un escenario general de precariedad, miseria y confrontaciones intestinas que difícilmente podemos valorar como positivo. Nosotros siempre apostaremos por la calidad. En este sentido, menos, es más. La oferta de plazas a nivel de grado, y esto ya lo comentaba la propia ANECA hace 17 años, no está ajustada a la realidad y responde a intereses que no son los de la población. Es apremiante aplicar numerus clausus y un ordenamiento ajustado a la capacidad formativa del máster y el número de plazas PIR. Por nuestra parte, siempre estaremos disponibles para colaborar y participar del debate colectivo. Pero vamos a necesitar que los actores implicados sean honestos con la realidad que muestran los datos y que las medidas, que serán dolorosas, sean estructurales y no coyunturales. Veremos.
De cara a afrontar dichos retos, ¿qué líneas de acción futuras tienen previstas?
Bueno, en lo relativo a la Psicología en su conjunto, desde aquí solo puedo tender la mano a los responsables para colaborar estrechamente en la mejora de la situación actual. Respecto a las cuestiones de nuestra estricta legitimidad y representatividad, lanzar una calurosa invitación a los interesados para que se sumen a la Sociedad Española de Psicología Clínica-ANPIR, a sus secciones, grupos de trabajo y a este proyecto colectivo que, en última instancia, persigue crear espacios comunes desde los que mejorar el servicio público que recibe la ciudadanía en materia de salud mental. Más plazas PIR, más especialistas en Psicología Clínica, una mejor organización propia de nuestra actividad asistencial es el camino para mejorar la accesibilidad a servicios de garantías en la sanidad pública. Asimismo, pedir una mayor cooperación, diálogo y convergencia de las estrategias de la Psicología ya que, a nivel político e institucional, cuando se pide lo imposible, como es la costumbre, perdemos la capacidad de lograr lo posible. En este punto, nos conformaríamos con un consenso en torno a la solicitud conjunta, reiterada y sistemática de 422 plazas PIR.
Para finalizar, ¿desea añadir alguna apreciación más al respecto?
De momento, nada más. Agradecer la entrevista y el espacio para expresar algunos de nuestros posicionamientos. Siempre nos encontraréis en las causas justas y del lado de lo más vulnerables. Defendiendo la sanidad pública y la legislación sanitaria que es garante de los derechos de la ciudadanía. Un abrazo. |