JÓVENES, SUICIDIO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN – 10 DE SEPTIEMBRE, DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

10 Sep 2009

El pasado 10 de septiembre de 2009, se celebró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Por este motivo, Infocop Online decidió elaborar esta noticia centrada en el comportamiento suicida en los jóvenes españoles y en cómo debe comunicarse una noticia a través de los medios de comunicación.

Uno de los tabúes más afianzados en la mayoría de las sociedades es, sin duda, el comportamiento suicida. No es de extrañar porque, como es bien sabido, los tabúes sociales funcionan como medios de control de determinados comportamientos que podrían amenazar a la permanencia del propio grupo. Claramente, una tasa baja de suicidio en una sociedad constituye un importante indicador de salud de la misma.

No obstante, la realidad es que existe un porcentaje relativamente estable de personas que se suicidan. La propia OMS estima que alrededor de un millón de personas se suicidan cada año, lo que se traduce en unta tasa de 16 suicidios por cada 100.000 personas y, aunque España presenta una tasa más baja frente a otros países europeos, no puede negarse el consiguiente impacto emocional en la familia y amigos, así como el coste humano y económico que supone en cuanto a años perdidos de vida. Por todo ello, puede afirmarse que el suicidio es un verdadero problema de salud pública.

Si el comportamiento suicida se considera un problema prioritario a nivel social y sanitario, éste cobra aún más relevancia cuando se habla del suicidio en adolescentes y jóvenes. En relación a esto, en el año 2008 el Consejo Europeo aprobó la resolución 1608 –Child and teenage suicide in Europe: a serious public health issue (El comportamiento suicida en niños y adolescentes en Europa: un serio problema de salud pública)- que muestra la preocupación de las autoridades políticas por convertir en una prioridad política y social la prevención del suicidio.

Una vez más, aunque España presenta una tasa bastante más baja que el resto de los países europeos y especialmente en comparación con los países asiáticos y las zonas más septentrionales, no puede olvidarse el impacto que estos sucesos tienen en las personas más cercanas, así como a nivel social. En concreto, la tasa de suicidio en los adolescentes entre los 13 y los 19 años de edad es de 1,02 por cada 100.000, tasa que se eleva a 2,66 por cada 100.000 jóvenes de 20 a 29 años. Como en el resto de los grupos de edad, se constata que los chicos frente a las chicas presentan una mayor tasa de suicidio consumado (1,32:0,70 por cada 100.000 adolescentes de 13-19 años y 4,23:1,01 por cada 100.000 jóvenes de entre 20 y 29 años). Sin embargo, las mujeres presentan un mayor índice de suicidios no consumados o tentativas. Este hecho se explicaría por dos razones; por un lado, parece que las mujeres realizan más este tipo de conductas como tentativas o llamadas de atención, y, por otro lado, los varones suelen utilizar métodos más violentos y, por tanto más eficaces, frente a los que utilizan las mujeres que suelen ser más pasivos y silenciosos.

En realidad, es un hecho que el comportamiento suicida se caracteriza por su carácter complejo y multifactorial, es decir, existen factores de riesgo que pueden facilitar su desarrollo. Entre los principales factores de riesgo para la población adolescente y joven española, se destacaría la presencia de problemas psicológicos, como el trastorno depresivo mayor (18,5%), los trastornos adaptativos (18,5%) o los trastornos de personalidad (7,40%), pero también la presencia de problemas de ansiedad, trastornos de conducta o episodios de tipo psicótico, siendo la discusión con los padres (38,8%) el principal desencadenante. Por el contrario, existen factores de protección como es un nivel bajo de impulsividad, una comunicación adecuada, una buena autoestima, adecuadas habilidades de afrontamiento a los problemas, etc.

En relación a los factores de riesgo, existe un debate relacionado con los medios de comunicación sobre el denominado Efecto Werther, es decir, si informar sobre los actos de suicidio que cometen, en especial los jóvenes y adolescentes, puede tener un efecto imitativo o, por el contrario, puede utilizarse con una función de prevención social.

A este respecto, la OMS junto con la IASPInternational Association for Suicide Prevention (Sociedad Internacional para la Prevención del Suicidio)- ha publicado el pasado año un documento –Preventing suicide. A resource for media professionals (Prevención del suicidio. Un recurso para los profesionales de los medios de comunicación)- cuyo objetivo es aportar una serie de pautas para que los medios de comunicación informen sobre este tipo de hechos de un modo responsable y ético, así como para contribuir que las personas que pudieran ser vulnerables o susceptibles de imitar dicho acto aprendan que ésta no es la mejor manera de resolver los problemas y que pueden pedir ayuda.

¿CÓMO INFORMAR SOBRE EL SUICIDIO?

  • Utiliza la noticia como una oportunidad para educar sobre el suicidio a la audiencia. Aprovecha para erradicar mitos. Resalta que el suicidio es un hecho multicausal y muy complejo en el que pueden influir características individuales, como la impulsividad o la presencia de un problema psicológico, pero también otros elementos sociales. Destaca el impacto negativo que puede tener en la familia y, especialmente, haz hincapié en que ésta no es la mejor manera de solucionar un problema.
  • Evita utilizar un lenguaje sensacionalista o que de algún modo transmita que el suicidio es algo normal o que puede solucionar problemas. Trata de no utilizar un lenguaje impactante o sensacionalista, también evita el uso de hipérboles (p. ej., «epidemia de suicidios») o un uso banal de la palabra (p. ej., «es un suicidio político»).
  • No situar las noticias sobre suicidio en el espacio dedicado a las noticias principales o más destacadas.
  • Evita facilitar una información detallada del método empleado, independientemente de si la noticia se refiere a un suicidio consumado o no. No especifiques información precisa sobre los pasos que ha seguido una persona para ello, podría facilitar la imitación en las personas vulnerables.
  • Trata de no especificar en detalle el lugar concreto en el que se ha realizado el acto. Podría convertirse en un sitio de referencia para llevar a cabo este tipo de comportamientos.
  • Escoge con cuidado las palabras que aparecerán en el titular. Es importante que no aparezca la palabra suicido, así como tampoco referencias al método empleado o al lugar donde ha ocurrido.
  • Se responsable en el uso de imágenes. Es mejor no publicar o mostrar imágenes muy claras y, siempre, previo permiso de la familia y los allegados.
  • Hay que tener especial cuidado al informar de personajes famosos que se han suicidado.
  • Respeta siempre la privacidad de las personas que han tenido la experiencia de que alguien cercano se suicidara, están sufriendo por ello.
  • Facilita información sobre dónde se puede buscar ayuda en caso de que se tengan pensamientos o deseos de suicidio.
  • Reconoce que una noticia sobre un suicidio puede llegar a afectar a los propios profesionales de los medios de comunicación. 

En general, es importante que, no sólo se destinen recursos económicos y humanos para prevenir este tipo de comportamientos, si no que también es fundamental una concienciación social que contribuya a una prevención del mismo.

Referencias:

Pérez Camarero, S. (2008). El suicidio adolescente y juvenil en España (cap. 7, pags., 126-142). En S. Pérez Camarero, Nieves Rojo Mora y Álvaro Hidalgo Vega (Coords.). La Salud Mental en España. Revista de Estudios de Juventud, nº 84, INJUVE.

OMS-IASP (2008). Preventing suicide. A resource for media professionals.

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