PRINCIPIOS PSICOLÓGICOS EN LA ECONOMÍA

14 Sep 2009

¿Puede el conocimiento científico de la Psicología ayudar a mejorar la economía? La respuesta es sí, los beneficios de la aplicación de los principios psicológicos al campo de la Economía son tales que han guiado la actual política de Barack Obama y han merecido la concesión del Premio Nóbel de Economía a un psicólogo, Daniel Kahneman, por integrar estas dos disciplinas.

Desde hace unas décadas, dentro de la ciencia económica surgió una nueva rama conocida como Economía Conductual, que integra los conocimientos científicos de la Psicología y los de la Economía. Esta línea de la ciencia económica apareció en contraposición a la línea tradicional de la Economía, cuya capacidad explicativa y predictora del comportamiento del consumidor, del inversor o económico en general, se ha demostrado limitada. La perspectiva tradicional de la Economía considera al ciudadano como un ser racional y, por tanto, el proceso de toma de decisiones económicas será óptimo, siempre y cuando se disponga de la información necesaria a nivel objetivo (es lo que se denomina homo economicus), sin tener en cuenta el poder que las emociones, los pensamientos o las tendencias sociales tienen en los procesos de toma de decisiones. Esta es precisamente la novedad que introduce la Economía Conductual, al ajustarse de una manera más realista a los procesos que guían el comportamiento tanto a nivel individual como social, lo que permitiría diseñar estrategias más eficaces para la modificación de la conducta económica de los consumidores en cualquiera de sus niveles.

En la actualidad, cuando no hay duda de que es necesario cambiar determinados aspectos de nuestra economía para prevenir la repetición de una crisis económica como la que hoy vivimos, cabe preguntarse si es posible ese cambio y cómo habría de llevarse a cabo. Recientemente, el periódico El Mundo ha publicado una noticia titulada «La ciencia del cambio» que, precisamente, aborda este tema desde la perspectiva de la Economía Conductual.

Así, la Economía Conductual afirma que se puede ayudar a las personas a tomar decisiones sobre su dinero y/o pertenencias de manera que obtengan el máximo beneficio y subraya que el cambio es posible, siempre que se tengan en cuenta los factores cognitivos, emocionales y sociales para potenciarlo, ya sea en el individuo concreto o en los diferentes grupos sociales. De esta forma, esta rama de la Economía considera que:

  • La creencia de que el cambio es posible es un prerrequisito necesario, pero, no es suficiente.
  • También ha de desarrollarse la certeza de que el esfuerzo de cambiar algo supone beneficios claros y contingentes para la propia persona o grupo. Para aclarar los beneficios del cambio es importante dar una información clara y concisa en la cual se destaquen las consecuencias positivas o negativas que ocurrirán en relación al comportamiento que se emita.
  • Igualmente, dado que el ser humano es un ser claramente social y que muchos de los aprendizajes que hemos ido desarrollando se adquieren por observación y modelado, parece que se puede potenciar ese cambio si se observa qué personalidades de referencia o grupos cercanos a los nuestros ya han adoptado esa conducta como algo normal.  

Si se analiza la propuesta de la Economía Conductual, puede constarse como esta estrategia está detrás de muchas de las campañas que han tratado de potenciar cambios sociopolíticos, como por ejemplo, la campaña política de Barack Obama, o más específicamente en nuestro país el actual Plan Renove para cambiar el coche o los electrodomésticos de casa o la propia implantación del carné de conducir por puntos y las modificaciones en el estilo de conducir.

En general, todo esto no nos es nada ajeno, puesto que se trata de aplicar los conocimientos empíricamente contrastados de la Psicología a otros comportamientos como es el económico o como también pueden ser el de la conservación del medio ambiente, entre otros muchos. En definitiva la Economía Conductual está aplicando técnicas de motivación hacia el cambio, los principios básicos del aprendizaje instrumental y los del aprendizaje social de Bandura.

Finalmente, es destacable que se ha constatado que la implementación de programas fundamentados en estas técnicas son eficaces en la mejora de problemas reales a los que todos nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana, como el programa «Save more tomorrow» que en 2004 Richard Thaler aplicó a los trabajadores de una empresa en EEUU que consiguieron pasar de ahorrar para la jubilación el 3,5% de sus ingresos al 13,6%. Es más, puede decirse que esta línea de trabajo ha recibido el mayor reconocimiento científico y social, puesto que en 2002 el psicólogo Daniel Kahneman recibió el Premio Nóbel de Economía «por haber integrado los componentes de la investigación psicológica en la ciencia económica, sobre todo lo relativo a los procesos de valoración y de toma de decisiones en situaciones de incertidumbre«.

Fuente:
El Mundo – «La ciencia del cambio»

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