LOS ASPECTOS PSICOLÓGICOS SON FUNDAMENTALES EN EL INSOMNIO – ENTREVISTA A JULIO FERNÁNDEZ MENDOZA

13 Oct 2010

Recientemente, el Ministerio de Sanidad y Política Social ha publicado la Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Insomnio en Atención Primaria. Esta Guía se encuadra dentro del Proyecto GuíaSalud del Plan de Calidad para el SNS.

En esta ocasión Infocop Online tiene el placer de entrevistar a uno de lo componentes del grupo elaborador de esta Guía, Julio Fernández Mendoza, experto en sueño humano y sus trastornos que en la actualidad desarrolla su labor profesional como investigador post-doctoral en el Sleep Research and Treatment Center del Penn State College of Medicine (EEUU). 

 
Julio Fernández Mendoza

ENTREVISTA

Recientemente, en el marco del Proyecto Guía Salud del Ministerio de Sanidad, se ha publicado la GPC para el Manejo del Paciente con Insomnio en Atención Primaria, como integrante del grupo de trabajo de la misma, ¿podría explicarnos por qué es necesaria esta Guía?

El objetivo de esta Guía es que el insomnio se detecte de forma precoz y se trate adecuadamente en Atención Primaria. Como es bien sabido, y explica la propia Guía, el sueño es una parte esencial de la vida del ser humano y, como necesidad biológica, permite restablecer prácticamente todas las funciones del organismo. Los trastornos de sueño se encuentran entre los problemas de salud no declarados (es decir, por los que no se consulta) más importantes. Entre ellos destaca, por su magnitud, el insomnio. El insomnio es el trastorno de sueño más prevalente, tanto en población general como clínica, y se ha demostrado que no sólo tiene una importante repercusión inmediata a nivel físico y psicosocial, sino también a largo plazo; es decir, es un factor de riesgo para problemas cardiovasculares y psicopatológicos, como la depresión. Por tanto, esta Guía es necesaria e importante, ya que se necesitan unas directrices comunes para el diagnóstico y el tratamiento en Atención Primaria, que estén basadas en el mejor conocimiento científico disponible.

Según se recoge en la Guía, los trastornos del sueño y, de manera más específica, el insomnio, requieren un abordaje de carácter integral, en el cual los aspectos psicológicos tienen un papel fundamental. ¿Considera que se han abordado de manera adecuada?

Efectivamente, los aspectos psicológicos tienen un papel fundamental en el insomnio. Por ello, en esta Guía participaron desde el inicio psicólogos con experiencia en trastornos del sueño, tanto con perfil investigador como con perfil clínico, bien como parte del grupo de trabajo, como es mi caso o bien como colaboradores expertos o como revisores externos del documento final. Todos ellos han contribuido de forma muy significativa a la elaboración de la Guía. Siendo esto así, considero que el papel de los procesos cognitivos, emocionales y conductuales se ha tratado adecuadamente, dada la gran cantidad de modelos existentes en la literatura. Y en definitiva, al lector le quedará muy claro que el insomnio es un estado de hiperactivación (fisiológica y cognitivo-emocional), y no un estado de privación de sueño, algo fundamental para su manejo clínico.

El mensaje que se da al lector en la Guía es muy importante: «el insomnio crónico no es un trastorno trivial y los procesos psicológicos tampoco«. Además, existe una considerable cantidad de evidencias acerca del papel de los procesos fisiológicos en el insomnio, especialmente la hiperactivación del sistema de estrés. En esta Guía se ha puesto de manifiesto que los modelos que integran al mismo nivel el papel de los procesos psicológicos y los fisiológicos son los que permiten una mejor comprensión y abordaje clínico del problema. Todo ello se ha sustentado en la revisión sistemática de la literatura que se ha realizado y en las recomendaciones finalmente alcanzadas, que dan un papel fundamental al tratamiento psicológico.

En esta GPC, se indica, a la luz de la evidencia empírica, que uno de los tratamientos de primera elección habría de ser la intervención psicológica, específicamente la terapia cognitivo-conductual. Como experto, ¿cuáles son los componentes principales de esta intervención y cuáles son las principales ventajas/beneficios de la aplicación de este tipo de tratamiento psicológico frente a otros?

La terapia cognitivo-conductual (TCC) para el insomnio se refiere normalmente a intervenciones multicomponente, y su principal ventaja es su seguridad y efectividad a medio-largo plazo, tal y como se refleja en los estudios presentados en la Guía.

Según las revisiones sistemáticas y los meta-análisis publicados hasta la fecha, la TCC es el tratamiento de elección para el insomnio. Por lo tanto, debería ser la primera opción antes de «psicofarmacolizar» el problema, especialmente si no se tiene evidencia directa y objetiva de que exista una alteración grave, a nivel fisiológico del sueño nocturno o del sistema de estrés.

A nivel de recomendación para Atención Primaria, el tratamiento psicológico del insomnio debe integrar al menos uno de los dos componentes conductuales principales que han demostrado ser eficaces por sí solos en el tratamiento del insomnio: el control de estímulos o la restricción del tiempo en cama, o bien ambos conjuntamente. Otros componentes que se recomiendan son: relajación y/o respiración, intención paradójica y reestructuración cognitiva. Por ello, un programa multicomponente realizado por un psicólogo formado en TCC se caracterizaría típicamente por: psicoeducación (que incluiría la denominada «higiene del sueño«), control de estímulos, restricción del tiempo en cama, desactivación (respiración y/o relajación) y reestructuración cognitiva. Sin embargo, a día de hoy este tipo de protocolo no es posible dada la ausencia de psicólogos en la Atención Primaria.

La elección de la TCC para el insomnio se debe a que otros abordajes psicoterapéuticos no han sometido a prueba sus intervenciones. De hecho, todavía no se ha demostrado que la terapia cognitiva por sí sola sea eficaz en su tratamiento (aunque el grupo de la Dra. Harvey, que ha propuesto uno de los modelos cognitivos más interesantes, está realizando ensayos clínicos en la actualidad). En mi opinión, y la de muchos otros profesionales, la TCC para el insomnio, si bien es muy eficaz, está excesivamente centrada en el sueño e interviene poco sobre la vigilia: cómo piensa, siente y se comporta la persona con insomnio durante las 24 horas y no sólo antes y durante el sueño (mientras intenta dormir). Una intervención con TCC en casos graves o resistentes al tratamiento debería tener en cuenta este último aspecto o considerar la derivación a un especialista. En la actualidad, se están realizando ensayos clínicos muy interesantes que utilizan técnicas encuadradas dentro de las terapias de tercera generación, como por ejemplo «mindfulness», para mejorar la intervención actual de la TCC para el insomnio.

Con todo, las intervenciones psicológicas en Atención Primaria son posibles y deberían tener unas características comunes: ser estructuradas, sencillas y fáciles de aplicar, breves, con tiempos pautados y objetivos concretos. Con estos criterios se podría formar a profesionales no-psicólogos en la aplicación de protocolos sencillos en Atención Primaria.

Teniendo en cuenta la realidad de nuestro sistema sanitario y la tendencia hacia la prescripción farmacológica para el tratamiento del insomnio, ¿qué cambios serían necesarios para que estas recomendaciones pudieran llevarse a la práctica clínica real?

Un primer paso en lo que respecta a los cambios necesarios es precisamente la Guía en sí misma. Era necesario que los profesionales de Atención Primaria identificaran claramente, los beneficios y riesgos de los distintos tipos de tratamiento, especialmente de las distintas opciones psicofarmacológicas. En la Guía se ha dejado muy claro cuáles son las ventajas e inconvenientes de los distintos tipos de intervención, de tal modo que los profesionales que actualmente forman parte de la Atención Primaria se convencieran, mediante la incorporación de evidencia científica sólida, de que existen intervenciones psicológicas que pueden ser efectivas y seguras en el tratamiento del insomnio.

La Guía permite además al profesional hacer un uso más juicioso de los fármacos. Éstos, en los casos con alteraciones del sueño más graves, pueden ser de gran ayuda si: 1) se enseña al paciente a utilizarlos adecuadamente, 2) se evita la prescripción a demanda y 3) se hace un seguimiento del paciente. En este sentido, y para facilitar la toma de decisiones, se ha incluido un algoritmo que presenta en primer lugar la intervención psicológica y, en segundo lugar, el tratamiento farmacológico. Así, este tipo de herramientas de apoyo a las recomendaciones incorporadas en la Guía promueven el cambio de perspectiva en el abordaje del paciente con insomnio.

A pesar de que en la GPC para el Manejo del Insomnio se otorga un papel principal a las intervenciones de carácter psicológico, la realidad es que, actualmente, en nuestro país no existe la figura del psicólogo en los servicios de Atención Primaria. En este sentido, ¿qué profesionales serían los encargados de desarrollar los tratamientos? ¿Cuál es su opinión a este respecto?

 

Dada la situación actual de la Atención Primaria, es evidente que no hay posibilidad de que psicólogos expertos en TCC implementen las intervenciones psicológicas recomendadas en la Guía. Sin embargo, el paciente no debería pagar las consecuencias de la ausencia de psicólogos en los centros de Atención Primaria. En la Guía se ha tratado de incluir este aspecto, comentándose que las intervenciones psicológicas deben ser desarrolladas por profesionales entrenados para ser efectivas, por lo que el personal de los equipos de Atención Primaria que vaya a aplicar estas intervenciones debería tener un conocimiento y experiencia suficiente.  

A mi entender, es imprescindible un cambio práctico y conceptual, más próximo al ciudadano, acerca de lo que a día de hoy se espera de la atención y asistencia sanitaria. Por tanto, independientemente de aspectos corporativos y atendiendo ante todo al interés general, es necesario, en primer lugar, sensibilizar a los actuales profesionales de Atención Primaria para que reivindiquen la necesidad de disponer de psicólogos de la salud en sus centros. En segundo lugar, es fundamental que en la formación continuada de los profesionales de Atención Primaria participen psicólogos con una experiencia sólida en TCC. En tercer lugar, para que el paciente no sufra además las deficiencias actuales del Sistema, es lógico que médicos o enfermeros comiencen a implementar, con conocimiento suficiente, los tratamientos que se han demostrado eficaces. La Guía contribuye en este sentido, al incluir material manualizado y no sólo dar descripciones, a implementar las técnicas psicológicas recomendadas. No debemos olvidar que los tratamientos psicológicos, como cualquier otro, pueden jerarquizarse, tanto en términos del grado de especialización requerido al profesional como en términos de la naturaleza del problema y su gravedad (el mejor ejemplo en este sentido es el uso de técnicas de auto-ayuda con una visita bimensual en casos leves o agudos). De momento es la mejor forma de que los pacientes reciban lo que se merecen.

En mi opinión, esta Guía pone claramente en evidencia que se necesitan psicólogos de la salud en Atención Primaria.

Para finalizar, ¿le gustaría realizar algún comentario más?

Quiero agradecer vuestro interés por esta Guía, elaborada por la Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (UETS) de la Agencia Laín Entralgo de Madrid, y por los psicólogos que hemos contribuido a su desarrollo. Me gustaría además resaltar el carácter multidisciplinar del equipo de trabajo y su capacidad para trabajar de forma interdisciplinar. Esto ha permitido llegar al consenso en temas de gran dificultad. No es nada fácil realizar recomendaciones para la práctica clínica si hay una abrumadora ausencia de revisiones sistemáticas o meta-análisis específicos para Atención Primaria. El conocimiento de este ámbito por parte de médicos y enfermeros, su deseo por mejorarlo y su apertura ha sido esencial. Finalmente, quiero animar a todos los psicólogos a consultar esta Guía dada la altísima frecuencia del insomnio en su práctica clínica diaria.

Fuente:

La GPC para el Manejo de Pacientes Insomnio Primario en Atención Primaria, en cualquiera de sus tres versiones, puede consultarse en el siguiente enlace: www.guiasalud.es/egpc/index.html#.

Nota: pese a la mayor frecuencia de psicólogas y enfermeras la persona entrevistada se ha decantado por el uso del género neutro para facilitar la lectura de la entrevista.

Sobre el autor:

Julio Fernández Mendoza es actualmente investigador post-doctoral en el Sleep Research and Treatment Center del Penn State College of Medicine (EEUU). Es Doctor en Psicología (UCM), Máster en Psicología Clínica y de la Salud (UCM), Máster en Sueño: Fisiología y Medicina (UPO) y Diploma Europeo «Marie Curie»–ESRS en Training in Sleep Research and Sleep Medicine. Realizó su formación pre-doctoral en el Laboratorio de Sueño Humano y Cronobiología Aplicada (Departamento de Psiquiatría) y en el Departamento de Psicobiología de las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid, respectivamente. Su formación investigadora la completó con varias estancias en el Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Universitario Central de Asturias y en el centro en el que actualmente desarrolla su actividad investigadora. Su principal interés es el estudio del sueño humano y sus trastornos, y en especial el insomnio crónico, desde una perspectiva psicobiológica que permita el desarrollo de tratamientos más eficaces.

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