Para adentrarnos en el complejo mundo de las altas capacidades, Infocop ha entrevistado a Luz F. Pérez, catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid y presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Superdotación. Luz F. Pérez, también es directora del Seminario Internacional sobre Mujer y Superdotación y co-directora de la Revista Faisca: Journal of High Abilities.


Luz F. Pérez

ENTREVISTA

Para encuadrar el tema, ¿cuál es la diferencia entre talento académico, superdotación y altas capacidades? ¿Qué implicaciones tienen estos conceptos?

La realidad es que suele haber bastante confusión en torno a estos términos; incluso profesionales de la psicología y la educación los emplean como sinónimos.

El término más genérico, más amplio y más utilizado en España es el de superdotación. Es un término que, por una parte, se refiere a un área dentro del estudio de la inteligencia superior y, por otra, a la dotación excepcional de individuos, procedente generalmente de la capacidad intelectual. No obstante, en los últimos años se ha producido un cambio en la conceptualización de este término y algunas críticas al uso del mismo en nuestro idioma. Para algunos autores, el término no se corresponde con el utilizado en otros idiomas, especialmente el inglés donde se utiliza el término gifted, que se extendió a partir de los trabajos e investigaciones de L. Terman en los primeros años del siglo XX (y que se sigue utilizando habitualmente en este idioma). El término super-gifted se emplea sólo para denominar casos realmente excepcionales. Es más, muchos autores, representados en la figura del americano Howard Gardner, consideran que la superdotación es una situación de logro o rendimiento a la que se llega y, por tanto, en el caso de los niños y jóvenes, se hablaría de potencial, de "habilidades superiores o altas habilidades" y no de superdotación como tal.

Revisando la literatura sobre los diferentes términos utilizados, donde se encuentra un consenso mayor es en considerar al "superdotado" como un adulto que posee un alto potencial que se manifiesta como productor o ejecutante, mientras que el término de habilidades superiores o altas habilidades, está indicado, como ya hemos dicho, para niños y jóvenes cuyo potencial debe desarrollarse. No obstante, dada la difusión del término "superdotado" dentro de los usos habituales del lenguaje, quizás resulte complicado que, fuera de entornos técnicos, el término se utilice de forma restringida y no amplia o genérica.

 

Respecto al término talento que, en muchas ocasiones también se usa como sinónimo de capacidad superior, superdotación o genialidad, basándonos en los estudios actuales sobre las características de los talentos, diríamos que se refiere a individuos que poseen un potencial que cristaliza en manifestaciones claramente observables en determinados campos de las artes o las ciencias. Uno de los modelos más actuales en cuanto a la conceptualización del talento es el de F. Gagné, quien considera que este concepto queda restringido a la manifestación superior en conocimientos o en habilidades sistemáticamente desarrolladas en un campo de la cognición humana.

Otra pregunta que suele acompañar cuando se habla del talento es: ¿Cuántos y cuáles son los tipos de habilidades humanas de las que se puede hablar como "talentos"? Se han realizado distintas y muy variadas clasificaciones de los tipos de talento, desde las clásicas que reúnen a los tipos ligados a las áreas más habituales del conocimiento o las artes: talentos matemáticos, técnicos, lingüísticos, musicales, pictóricos, interpretativos, etc., a las que incluyen otro tipo de habilidades, como es el caso de los talentos deportivos, sociales o incluso los talentos emergentes en determinadas sociedades, como ocurre en la actualidad con el novedoso estudio de los talentos tecnológicos. También se han realizado clasificaciones muy específicas, como la de A. Tannenbaum, que habla de talentos escasos, surplus, de cuota y anómalos; por ejemplo, en este último grupo estarían incluidas las personas que tienen una capacidad especial en una actividad que no tiene que ser científica ni útil para la humanidad; lo serían la mayoría de las personas que figuran en el libro Guinnes de Records.

En este campo los dos asuntos que, a mi juicio, requieren una mayor investigación y difusión, al menos en algunos tipos de talento, son los sistemas de detección temprana y, sobre todo, el estudio de los perfiles, es decir, las capacidades más relevantes en cada caso para poder realizar una mejor orientación y potenciación de las mismas, por ejemplo, en el caso de los talentos pictóricos, las habilidades espaciales y perceptivas y, en el caso de los talentos académicos, las habilidades para la comprensión del lenguaje y la memoria.

Hay algunos campos, como es el caso de los deportes, en los que existen instituciones, e incluso algo que se podría llamar "espíritu" por parte de los docentes y profesionales, para detectar posibles talentos. También podríamos considerar, en este sentido, los esfuerzos de las olimpiadas matemáticas, pero hay otras muchas áreas en las que no existen programas de detección y muchas veces éstas se realizan por puro azar.

¿Qué hay de cierto en la afirmación de que estos niños presentan problemas de socialización o problemas de fracaso escolar?

Si nos atenemos a datos estadísticos procedentes de distintas investigaciones, las respuestas son diferentes al referirnos al primer o al segundo problema.

Una primera y necesaria reflexión es que, en cuanto a los aspectos de la socialización, tanto los niños y jóvenes con capacidad superior como los adultos, forman un grupo heterogéneo y muestran entre ellos tantas o parecidas diferencias a las observadas en la población media. Así, podemos encontrar descripciones de casos (a veces, los más conocidos) de sujetos superdotados con conductas desadaptadas frente a otros cuyas habilidades de liderazgo e índices de popularidad dan buena muestra de sus habilidades en este campo.

Por ello, es lógico que, respecto a las dificultades de socialización, no haya unanimidad en los estudios; una parte de los autores considera que estos sujetos pueden tener dificultades en su desarrollo social y emocional y, por ello, necesitar medidas de atención especial en este campo y otra afirma que estos problemas se dan sólo en una relativa minoría. La experiencia nos lleva a comprobar que los resultados de los estudios dependen mucho del enfoque, de la edad de los sujetos sobre los que se realizan, el sexo, el nivel intelectual, el contexto o la cultura.

Evidentemente, cuando los niños deben convivir con compañeros de su misma edad cronológica, pero muy diferente edad intelectual, pueden surgir algunas diferencias o distanciamientos que desaparecen en el trato con chicos mayores o personas adultas. ¿Llamaríamos a esto problemas de socialización? A mi juicio no, pero lo que sí podrían necesitar estos niños es una buena dosis de destrezas sociales basadas en la comprensión de las diferencias y en la aceptación de los valores de quienes no posean su misma capacidad; aunque estos principios serían perfectamente aplicables en cualquier contexto de una escuela inclusiva.

Hay algunos datos en los que se producen ciertas coincidencias respecto a determinados aspectos del desarrollo psicosocial como, por ejemplo, que todos los niños y jóvenes demuestran una gran capacidad de comprensión de las normas y construcciones sociales (aunque no siempre las pongan en práctica), o respecto a las conductas sociales en sí; por ejemplo, tienen menos problemas de socialización las chicas que los chicos; también parece demostrado que estas dificultades son más acusadas en edades tempranas, cuando el niño o la niña "no entiende" sus diferencias con los compañeros. Cuando son algo más mayores, y especialmente en la adolescencia, tienden a valorar mucho al grupo y a la pandilla, hasta el punto de llegar a ocultar sus capacidades. Hay bastantes estudios que afirman sin vacilar que los problemas sociales y emocionales de los sujetos con alta capacidad se deben mucho más a factores exógenos que endógenos o inherentes a la capacidad superior.

En el caso del fracaso escolar hay una mayor unanimidad, contrastada por trabajos tan antiguos como los de Terman, realizados en las primeras décadas del siglo XX o actuales, como los que hemos realizado desde la UCM, sobre población española y que, en buena medida, coinciden con los de otros países, tanto de Europa como de América.

Pero, desde el principio, deberíamos diferenciar lo que denominaríamos "bajo rendimiento", frente al fracaso real. Lo esperable en estos sujetos, debido a sus altas capacidades, serían rendimientos académicos brillantes, pero la mayoría de los expertos afirma que entre el 30% y el 40% no obtiene esos rendimientos esperados cuando no reciben una educación adecuada y adaptada a sus capacidades. Por el contrario, cuando se produce una detección temprana y los niños reciben una enseñanza adaptada a sus características y ritmos de aprendizaje, no hay apenas casos de fracaso o dificultades académicas. El porcentaje de alumnos que suspenden asignaturas o incluso que abandonan los estudios reglados es mucho menor.

Ha habido bastantes casos de llegar a detectar una capacidad superior en un diagnóstico provocado por el fracaso escolar. Hay algunas conductas que deberían ponernos en alerta como, por ejemplo, las de alumnos innovadores y originales cuando les interesa algo, las de los que aprenden conceptos con rapidez (especialmente de materias no académicas), los que presentan rendimientos elevados en áreas puntuales, y los hábiles respecto a problemas cotidianos y de sentido común.

¿Cuáles son los contextos en los que se produce mayor fracaso escolar y que por tanto habría que evitar? Algunos de ellos son: sistemas escolares muy rígidos; manejo de estereotipos por parte de los docentes; falta de formación de los mismos; falsas expectativas; o temor a identificaciones inadecuadas.

Prevenir y cambiar las situaciones de bajo logro o de fracaso escolar en alumnos con alta capacidad es, sin duda, una de las tareas "pendientes" más claras de nuestras escuelas.

Como experta en el área, ¿qué necesidades reales presentan estos niños a nivel educativo, social y familiar?