COMPAÑEROS AYUDANTES: LOS ADOLESCENTES COMO AGENTES DE UNA CULTURA DE CUIDADO MUTUO

20 Dic 2011

Laura Granizo, Cristina del Barrio, Ángela Barrios, Kevin van der Meulen, Sol Andrés y Héctor Gutiérrez
Universidad Autónoma de Madrid

Una escuela democrática, inclusiva y eficaz, como la que defiende nuestro sistema educativo, debe buscar además de la excelencia académica, el aprendizaje de la difícil tarea de construir una convivencia de calidad. Las relaciones interpersonales entre los miembros de la comunidad educativa -personal docente y de administración y servicios, alumnado y familias- tienen un papel fundamental en el clima del centro y, por consiguiente, en todos los procesos que se lleven a cabo en él, también en los aprendizajes académicos. Cuando se percibe el apoyo de los demás se trabaja más seguro, se confía en otros y se logran resultados de más calidad. ¿Qué papel desempeñan los chicos y chicas en este clima emocional?

Por supuesto, todos coincidiríamos en que si no hay disrupción por su parte, si son cumplidores (con el trabajo y las normas), respetuosos, puntuales, etc. contribuyen decisivamente a que todo vaya sobre ruedas. Pero los estudiantes pueden tener un papel más relevante en el manejo de los problemas y conflictos, así como en las iniciativas prosociales que definen la cultura de un centro. La participación es un derecho recogido en la Declaración de los Derechos de la Infancia, pero además es una necesidad de desarrollo de su autonomía moral. Decidir ayudar a un compañero que lo está pasando mal supone una toma de decisiones moralmente madura por parte de los estudiantes que a veces entra en conflicto con los valores o las expectativas del grupo (Salmivalli y Voeten, 2004). Algunos programas potencian este razonamiento moral para asumir las consecuencias de sus acciones de modo realista y aprender alternativas de comportamiento positivo (van der Meulen, Granizo y del Barrio, 2010).

Otra razón justifica un papel más activo de los adolescentes en la vida diaria de los centros educativos permitiéndoles asumir la responsabilidad de cuidar el bienestar emocional propio y del resto de las personas. El segundo Informe del Defensor del Pueblo sobre violencia escolar (Defensor del Pueblo-UNICEF, 2007), representativo de la situación nacional de la ESO, vuelve a señalar a los compañeros como principal causa de miedo que los alumnos tienen para acudir al colegio/instituto. No obstante, el mismo informe también pone de manifiesto que cuando se es víctima de maltrato se acude principalmente a los amigos/compañeros en busca de ayuda y que son ellos quienes la prestan fundamentalmente.

Por tanto, se deben crear estructuras que permitan al alumnado pedir y recibir esta ayuda, que les dejen participar en aspectos que resultan significativos para su propia vida. Entre ellas, los diversos sistemas de ayuda entre iguales, p. ej., la ayuda académica, el acogimiento de alumnos nuevos en el centro, el apoyo psicológico ante conflictos, la indefensión o malestar emocional por cualesquiera causa. Los papeles de compañero ayudante se conforman como compañero amigo, mediador, mentor (Cowie y Wallace, 2000). A pesar de que hay experiencias en nuestro país desde hace años (Andrés y Barrios, 2006; Ortega, 1998), los sistemas de ayuda entre iguales siguen siendo un recurso poco extendido comparado, p. ej., con Reino Unido, pero más frecuente que en Italia. Un proyecto financiado por la UE, puso en marcha un programa de compañeros ayudantes en un instituto de cada uno de estos países. Dentro de los sistemas de ayuda entre iguales el que se eligió consiste en dar apoyo emocional a los alumnos que acuden al Servicio de Compañeros Ayudantes. Formados en habilidades de escucha, empatía, estrategias de toma de decisiones y confidencialidad, actúan evitando dar consejos directamente, guiándoles en su toma de decisiones en una secuencia que incluye definir su problema, buscar alternativas para solucionarlo, elaborar un plan de acción y evaluar los resultados.

Además de los datos de disminución de los problemas en el centro comparados con un centro control presentados en otro lugar, la evaluación del programa por estudiantes y profesorado (Del Barrio, Barrios, Granizo, van der Meulen, Andrés y Gutiérrez, 2011) resalta los beneficios derivados del programa, tanto para posibles usuarios –ayuda en la resolución del conflicto y alivio emocional-, como para los propios ayudantes –mejora en sus competencias sociales– y el centro –mejora del clima escolar: disminución de conflictos y modelo positivo de relaciones. Los profesores también valoran el programa como un apoyo de su propia labor y el que sean los propios chicos los agentes de la ayuda. Los estudiantes tienen además, tal y como señalan sus compañeros y profesores, un papel fundamental en la difusión de la existencia del programa entre la comunidad educativa.

El estudio apoya las potencialidades del sistema de compañeros ayudantes tanto en el mantenimiento de un clima interpersonal positivo como en el desarrollo de competencias para desenvolverse en sociedad por parte del alumnado. Es posible avanzar la hipótesis de que la disminución en la incidencia de buena parte de las formas de abuso de poder entre escolares constatada al comparar la situación descrita en los dos informes nacionales del Defensor del Pueblo, se deba en parte al esfuerzo de muchos centros –a veces de profesores individuales- que han puesto en marcha este tipo de iniciativas. Estos programas –de intervención y a la vez prevención- son, en definitiva, un ejemplo práctico de lo que se entiende por educación para la ciudadanía en acción.

El artículo original puede consultarse en la revista European Journal of Education and Psychology:

Del Barrio, C., Barrios, A., Granizo, L., van der Meulen, K., Andrés, S. y Gutiérrez, H. (2011). Contribuyendo al bienestar emocional de los compañeros: evaluación del Programa Compañeros Ayudantes en un instituto madrileño. European Journal of Education and Psychology, 4 (1) 5-17.

Referencias:

Andrés, S. y Barrios, A. (2006). El modelo del alumno ayudante a discusión: la opinión de los alumnos participantes y sus beneficiarios. Revista de Investigación Psicoeducativa, 4, 160-174.

Cowie, H. y Wallace, P. (2000). Peer Support in Action. Londres: Sage Publications.

Defensor del Pueblo-UNICEF (2007). Violencia escolar: el maltrato entre iguales en la educación secundaria obligatoria 1999-2006. Nuevo estudio y actualización del Informe 2000. Madrid: Publicaciones de la Oficina del Defensor del Pueblo.

Ortega, R. (1998). La convivencia escolar: qué es y cómo abordarla. Junta de Andalucía, Consejería de Educación y Ciencia.

Salmivalli, C. y Voeten, M. (2004). Connections between attitudes, group norms, and behaviour in bullying situations. International Journal of Behavioral Development, 28, 246-258.

Van der Meulen, K., Granizo, L. y del Barrio, C. (2010) EQUIPAR para Educadores: Adolescentes en situación de conflicto. Adaptación española de A.M. DiBiase, J. Gibbs y B. Potter (2005): EQUIP for Educators: Teaching youth (grades5-8) to think and act responsibly. Madrid: La Catarata.

Sobre los autores:

Laura Granizo. Profesora del máster de formación de profesorado en la Universidad Internacional de la Rioja. Tiene experiencia como orientadora escolar y como investigadora del grupo INEXE (Inclusión y Exclusión Educativa) ha estudiado la participación del alumnado y la mejora de la convivencia en las escuelas.

Cristina del Barrio. Catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Estudia la comprensión de la sociedad (identidad nacional) y las relaciones interpersonales y su mejora en centros educativos. Codirigió los Informes del Defensor del Pueblo-UNICEF sobre violencia escolar. Coordina el grupo de investigación INEXE.

Ángela Barrios. Profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación (UAM). Miembro del grupo INEXE investiga sobre relaciones entre escolares y desarrollo del conocimiento social, p.ej. representaciones de las relaciones y de la organización social, en concreto del mundo jurídico y las medidas dirigidas a menores infractores.

Kevin van der Meulen. Profesor titular de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la UAM. Miembro del grupo INEXE, investiga acerca del desarrollo adolescente, por ejemplo relaciones entre iguales en la escuela, autonomía y programas de intervención en centros de secundaria.

Soledad Andrés. Profesora de Psicología de la Educación de la Universidad de Alcalá. Tiene experiencia como docente en centros de primaria y ha desarrollado investigaciones sobre la mejora de la convivencia escolar en centros de secundaria. Es miembro del grupo INEXE.

Héctor Gutiérrez. Profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación en la UAM y Secretario General del Instituto Universitario UAM-UNICEF de Derechos y Necesidades de la Infancia y la Adolescencia. Miembro del grupo INEXE ha participado en los dos informes IDP-U sobre violencia escolar y en diversos proyectos sobre relaciones entre iguales en edad escolar.

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