“EL SUEÑO ES ESENCIAL PARA EL BUEN FUNCIONAMIENTO DEL NIÑO” – ENTREVISTA A ELENA DÍAZ, PSICÓLOGA DE LA UNIDAD DE SUEÑO DE LA CLÍNICA RUBER

14 Jun 2012

Entre las últimas guías que el Ministerio de Sanidad ha publicado estos meses, se encuentra la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria (más información aquí).

Esta guía, al igual que otras que se han publicado en el marco del Proyecto GuiaSalud, pretende servir como manual de referencia para ayudar, tanto a los profesionales sanitarios como a los propios pacientes, en la toma de decisiones, recopilando las recomendaciones y opciones de intervención más apropiadas y mejor avaladas por la evidencia científica.


Elena Díaz Gállego

Para profundizar en el estado de la cuestión y ofrecernos una valoración de este manual, Infocop Online ha entrevistado a Elena Díaz Gállego, psicóloga especialista en trastornos del sueño, que ha participado en la revisión externa de esta nueva herramienta. Elena Díaz posee una amplia experiencia como psicóloga en este campo, donde lleva trabajando en la Unidad de Sueño de la Clínica Ruber (Madrid). Además, es profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid.

ENTREVISTA

¿Cuáles suelen ser los principales motivos de consulta en Atención Primaria (AP) respecto a las alteraciones de sueño en niños y adolescentes?

Si tenemos en cuenta que aproximadamente el 30% de los niños menores de cinco años presentan problemas y/o alteraciones del sueño de diverso orden, las quejas pueden ser muy variadas. Sin embargo, lo que suele motivar más consultas, quizá también porque es lo que más perturba la dinámica familiar, son los problemas relacionados con la dificultad para iniciar y/o mantener el sueño. En niños, esta dificultad suele tener mucho que ver con un «mal aprendizaje» de la conducta, ausencia de rutinas o hábitos, ausencia de límites o incoherencia de los mismos, etc., de ahí que hablemos de insomnio conductual. En adolescentes, la queja fundamental se refiere a horarios, horas de sueño, dificultad para despertar en la mañana, rendimiento diurno, aludiendo al tipo más frecuente de insomnio en la adolescencia, el retraso de fase.

De la revisión de los diferentes estudios disponibles cabría concluir que entre el 13% y el 27% de los padres de niños de 4 a 12 años de edad, refieren la presencia de dificultades con el sueño, que incluyen: resistencia a la hora de acostarse, ansiedad en el momento de acostarse, retraso en el inicio del sueño, colecho reactivo, ronquido, enuresis, despertares nocturnos, pesadillas, terrores del sueño, sonambulismo, despertar matinal precoz y excesiva somnolencia diurna. Estos problemas pueden ser estables a lo largo de la infancia, de manera que un niño con dificultades del sueño a los 8 meses, probablemente continuará mostrando dificultades con el sueño a los 3 años de edad y aquellos con problemas a los 2 años, podrían continuar mostrando dificultades con el sueño a los 12 años de edad.

¿Cuáles son las razones que justifican la necesidad de una guía de práctica clínica dedicada al abordaje de estos problemas?

La inmediata y más obvia, que son dificultades y/o trastornos muy frecuentes, que no sólo pueden sino que deben ser tratados, porque:

  • Los problemas del sueño en los niños pueden ser crónicos: aunque muchos son autolimitados, hay ciertos factores, tanto del propio niño como del ambiente, que favorecen que muchos de estos problemas perduren a lo largo de toda la infancia e incluso en la edad adulta.
  • Los problemas del sueño se pueden prevenir, promoviendo unas sencillas medidas conductuales y de higiene del sueño, que favorezcan la adquisición de la conducta del sueño desde los primeros días de vida.

  • Los problemas del sueño en los niños tienen un gran impacto en la familia, alteran el sueño de los padres y son origen de trastornos y estrés en el entorno familiar.

  • El sueño afecta a cada aspecto del desarrollo físico, psíquico, emocional, cognitivo y social del niño: las funciones cerebrales más complejas, como la habilidad para razonar y pensar de manera abstracta, son muy sensibles al déficit de sueño o a un sueño de mala calidad.

  • El sueño es esencial para el buen funcionamiento del niño. El déficit de sueño se asocia a hiperactividad, conducta oposicionista, dificultades escolares…

  • Por último, la presencia de problemas de sueño, puede contribuir a empeorar cualquier problema médico o psicológico del niño.

A su modo de ver, ¿por qué es importante que se contemplen las alteraciones de sueño en niños desde los servicios de AP?

Al ser motivo de consulta cada vez más frecuente en AP, es fundamental dotar a los profesionales de este nivel asistencial, que juegan o deberían jugar un papel clave en la detección y manejo precoz de estos trastornos, de herramientas prácticas que les permitan abordarlos, disminuyendo la actual variabilidad, tanto en el abordaje diagnóstico como terapéutico de los mismos. De esa forma, un buen número de las demandas podrían resolverse en este nivel de atención, evitando su cronicidad o la derivación a atención especializada, con el consiguiente aumento de sus listas de espera, etc., lo que a su vez redundaría en una mejor calidad asistencial.

¿Qué papel juegan los profesionales de la psicología y los tratamientos psicológicos en este campo de intervención? ¿Considera que su importancia ha quedado reflejada en esta guía?

El papel del psicólogo, su intervención y contribuciones en esta área, son muy importantes. Por mencionar sólo algunas: la mayor parte de casos de insomnio, adulto o pediátrico, se deben a causas psicológicas y no orgánicas. Hay pocas dudas respecto de la eficacia del tratamiento cognitivo-conductual del insomnio, que se ha convertido actualmente en el tratamiento de elección en una gran mayoría de los casos de insomnio. Pero, además, la intervención del psicólogo en este área es importante para evaluar y manejar la comorbilidad de los trastornos del sueño con otros trastornos (p.e., depresión, ansiedad…), para mejorar la adhesión del paciente al tratamiento o para realizar programas de prevención (educación para la salud, escuela de padres), entre otras funciones.

Respecto de si la actual guía refleja o no dicha importancia, debemos tener en cuenta que el objetivo de la misma es la Atención Primaria.

¿Qué cambios serían necesarios para mejorar el soporte asistencial que se presta actualmente a estos niños y sus familias en nuestro sistema sanitario?

Los profesionales, tanto de AP como especializada, deberían disponer de más tiempo para poder dedicar a estos pacientes (la evaluación de estos trastornos es compleja, dado que el sueño se erige en un perfecto modelo bio-psico-social), más medios (que disminuyan las listas de espera en atención especializada y pruebas diagnósticas específicas) y una mayor presencia de psicólogos, como viene siendo habitual o como debería ser en otros servicios, como oncología, por poner un ejemplo.

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