El pasado 7 de junio, el Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia convocó a más de cien profesionales del ámbito de la Intervención Social, en unas jornadas de reflexión sobre la situación que la psicología soporta en estos momentos y las consecuencias que tiene tanto para los distintos colectivos con los que trabaja, como para los propios psicólogos que desarrollan su labor profesional en este ámbito.

Los profesionales de la Psicología de la Intervención Social que atendemos, en mayor o en menor medida, a la infancia desprotegida, adolescentes en riesgo, discapacitados, dependientes, personas mayores, personas afectadas por la violencia relacional, violencia de género, inmigrantes, personas en situación de exclusión, personas con problemas de adicciones, psicopatologías de la exclusión o familias desestructuradas, entendemos que no  nos podemos quedar de brazos cruzados y tenemos que unirnos ante la situación que hay y la que viene, en base a la ética profesional de las realidades sociales y a la lucha por formar parte en los procesos de decisión que diseñan las Políticas Sociales.

Se eligió este momento para la celebración de la Jornada porque entendíamos que el momento es crucial, puesto que la merma que estamos sufriendo en los Servicios Sociales estos últimos años es muy grave, y pudiera ser peor, con la puesta en marcha de la nueva Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local.

La Jornada contó con la comunicación de Enric Berenguer, del que aprendimos que “debemos de estar atentos a la introducción soterrada de una forma de pensar que va más allá de las ideologías, basada en la gestión de la población, según una fundamentación capitalista a través del adoctrinamiento gestionado por los llamados “expertos”, que representa al cientificismo actual, que no a la ciencia. Todo ello nos lleva a discursos que dejan a las personas solas ante la búsqueda de solución a sus sufrimientos, en dónde las Administraciones Públicas delegan su responsabilidad, ya que el discurso de la igualdad de oportunidades se diluye en beneficio de la competitividad y de la competencia personal. No podemos olvidar que hay aspectos de la vida humana que no son cuantificables por los mercados. Debemos estar atentos a las mediciones en nuestro trabajo de lo evaluable  o diagnosticable en términos coste-beneficio, pues los desarrollos de políticas sociales igualatorias y solidarias requieren de planificaciones estratégicas a largo plazo, de forma que mantengan la continuidad de la intervención y de la inversión en las necesidades sociales reales”.

Las dos Mesas Redondas contaron con grandes profesionales de la Psicología de la Intervención Social como Manuel Medina y Andrés Duarte, y se trabajó desde la Interdisciplinariedad, reflexionando sobre la gravedad de lo que está sucediendo para certificar el incremento del sufrimiento de la población que también repercute en los profesionales. De esta manera, conocimos las consecuencias psicológicas que sufre la población, la desvinculación social, el sentimiento de culpa “ante el fracaso”, la incertidumbre, la falta de proyección de futuro, e incluso la responsabilización y culpabilización de la propia crisis, con acusaciones como, por ejemplo, que se ha vivido por encima de las posibilidades, con graves consecuencia en muchos casos de exclusión.

La  principal responsable de este evento, Mª Antonia Rodríguez, vocal de Psicología de la Intervención Social del COP-RM resaltó que la conclusión más relevante  de esta Jornada de Reflexión, es que no se podía hacer una conclusión como cierre, sino que había  que continuar trabajando, de manera ética y productiva por lo que “No Clausuramos la Jornada de Reflexión, sino que pensamos que es un principio y continuación respecto a la labor que como profesionales tenemos que llevar a cabo”.