PARA DESARROLLAR EL ALTRUISMO ES NECESARIO CONTAR CON MECANISMOS DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS NO VIOLENTOS-ENTREVISTA

15 Dic 2005

Francisco Javier Rodríguez Díaz es Profesor Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo. Participa en la Mesa de Comunicaciones, Psicología Jurídica del Menor y de la Familia que organizada en el II Congreso de Psicología Jurídica, que se celebra en Valencia entre los días 15-17 de diciembre.

Entrevista

Participa usted en la Mesa de Comunicaciones, Psicología Jurídica del Menor y de la Familia ¿podría extenderse un poco en relación a cuál será su intervención en esta mesa?

Mi intervención se va a centrar en la relación afectivo familiar del menor en conflicto, buscando diferenciar aquellos reincidentes con medidas de internamiento (entendemos son aquellos que producen mayor alarma social) frente a los que no reiteran en la conducta social conflictiva. El objetivo, pues, se puede decir que es defender el análisis educativo de la Ley Penal del Menor  frente a aquel, por cierto de moda, que orienta y defiende medidas populistas de control social represivo, que gana cada día que pasa más adeptos.

¿En torno a qué edades se produce la adquisición del desarrollo moral? ¿Todos los niños alcanzan el mismo grado de desarrollo moral?

El desarrollo moral, muchas veces mal entendido como sumisión a las normas, puede no alcanzarse nunca en su sentido óptimo para una convivencia sin violencia, es decir, aquel orientado por los valores altruistas. Ello sucede todavía más en una sociedad como la nuestra, donde las directrices fundamentales se centran sobre principios competitivos cuyas directrices básicas tienen lemas como: el que da primero da dos veces o sálvese quien pueda.

¿Cómo influye ese desarrollo moral del adolescente en sus formas de afrontamiento y sus habilidades de resolución de conflictos?

El desarrollo moral de nuestros adolescentes va a ir paralelo al nivel de compromiso social, no únicamente de la familia, sino también de su entorno, ya sea escolar ya sea de iguales. Es decir, si en nuestras vidas se valora al OTRO y se potencia el sentimiento de satisfacción por establecer su perspectiva, resultará más fácil implementar en su comportamiento una conducta social antagónica  a la violencia. Frente a ello, si no contamos con otros mecanismos de resolución de conflictos que no sean la fuerza y la violencia, no podemos esperar que nuestros adolescentes, a los que han valorado tales comportamientos, puedan desarrollar conductas altruistas, de compromiso con el otro y que tomen en consideración los posicionamientos del otro, más bien lo contrario: podemos esperar conductas egocéntricas. En pocas palabras, el proceso de socialización de nuestros adolescentes los está orientando a formas de afrontamiento, y las habilidades consecuentemente asociadas, donde la fuerza va a declarar a una parte como vencida y a otra como vencedora.

¿Qué tipo de decisiones y juicios permite el alcanzar la madurez del desarrollo moral?

Implementar estrategias de resolución de conflictos no violentas pasa por incorporar a la educación, tanto familiar como escolar, es decir, al proceso de socialización, los desarrollos de una educación de competencia prosocial. De una forma más concreta, es necesario cambiar el objetivo de la competitividad y el valor de la fuerza por otros que promuevan la tolerancia, la solidaridad, la negociación… desde posturas críticas y el fomento del desarrollo integral de la personalidad al margen de la pertenencia, para lograr una convivencia sin violencia: de ello, así, sabemos los principios e inclusos los recursos necesarios, pero pensamos que la voluntad está aún muy lejana.

¿Cómo pueden contribuir los psicólogos a favorecer el desarrollo moral en los adolescentes? ¿Cuál es el papel del psicólogo en este ámbito?

El papel del psicólogo, a su vez, es fundamental, ya que tienen que ayudar a comprender el momento evolutivo de los sujetos, incidiendo tanto en su situación personal, social y familiar, extrayendo de ello los objetivos para derivar en métodos eficaces de intervención. Por ello, además de conocer los programas actuales de actuación y las líneas de trabajo más eficaces, deberán apoyar la labor diaria para mejorar los recursos existentes en un escenario con finalidad educativa. Es decir, su papel va más allá del puramente clínico para pasar a desarrollar intervención de orden de agente psicosocial y comunitario.

 

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS