2. La actividad física regular ayuda a mantener un cuerpo sano: mejora el buen funcionamiento del sistema muscular y cardiorespiratorio, mejora la salud ósea y funcional, se presentan tasas inferiores de cardiopatías coronarias, hiperensión arterial, accidentes cerebrovasculares, diabetes, hipertensión, cáncer (en particular, cáncer de colon y de mama) y depresión, etc.
3. No hay que confundir la actividad física con el deporte: toda actividad, ya sea para trabajar o desplazarse caminando o en bicicleta, o como parte de actividades recreativas, supone un beneficio para la salud.
4. La actividad física, ya sea moderada o vigorosa, es beneficiosa.
5. Las personas de 5 a 17 años deberían realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física vigorosa. Si se supera ese tiempo, los beneficios para la salud son aún mayores.
6. Los adultos de 18 a 64 años deberían practicar al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada, o 75 minutos de actividad vigorosa, o alguna combinación equivalente de ambas.
7. Para los mayores de 65 años, las recomendaciones son prácticamente las mismas que en el punto anterior. Cuando no puedan realizar la cantidad recomendada por problemas de salud, deben mantenerse tan activos como les permitan sus capacidades y su estado de salud.
8. Todos los adultos sanos deben mantenerse físicamente activos.
9. Algo de actividad física siempre es mejor que nada: las personas inactivas deben comenzar realizando pequeñas cantidades de actividad física como parte de su rutina diaria e incrementar gradualmente su duración, frecuencia e intensidad.
10. Los entornos favorables y el apoyo de la comunidad pueden ayudar a mantenerse físicamente activo: las políticas urbanas y medioambientales tienen un enorme potencial para incrementar la actividad física de la población.