III Congreso Nacional de la Psicología, un éxito de la Psicología española

11 Jul 2017

José Ramón Fernández Hermida (en nombre del Comité Organizador)

Hace 27 años se celebró en Valencia el II Congreso del Colegio Oficial de Psicólogos, y hace un par de días se ha clausurado el III Congreso Nacional de la Psicología española en Oviedo, continuador del anterior. Muchísimo tiempo ha pasado entre uno y otro. No debería de volver a suceder.

Entre ambos, la organización colegial ha estado sumergida en un constante proceso de transformación y cambio de la propia estructura colegial, de la profesión y de la misma enseñanza de la Psicología, cambios que han ido de la mano de profundas mutaciones en la estructura política, social, universitaria, y económica del país. En este importante lapso de tiempo transcurrido entre congresos, la organización colegial se ha acomodado al modelo autonómico del país, que hemos disfrutado y sufrido, y al que parece que estamos plenamente adaptados. También se ha continuado con un meteórico crecimiento e implantación social de la Psicología, que puede reflejarse tanto en el número de colegiados como de Facultades que los forman. Hemos sido víctimas de, a menudo, poco reflexivos planes de cambio tanto en la regulación del ejercicio de la profesión, como en el modelo universitario que sustenta la formación de los psicólogos, que nos han tenido muy ocupados en la búsqueda de soluciones que den futuro a la Psicología en España. También hemos mantenido una intensa actividad internacional, que muestra ahora una presencia de la Psicología en el mundo muy distinta a la que había en 1990. Baste decir que en este III Congreso Nacional de la Psicología nos han honrado con su presencia psicólogos prestigiosos procedentes de la APA (EE.UU.), Colombia, Perú, Brasil, Guatemala, Portugal, Holanda y Rusia y hemos contado con la importante presencia del Presidente actual de la EFPA. Dentro de esta misma esfera internacional, y en el periodo transcurrido desde 1990 a 2017, hemos llevado a cabo varios congresos de gran envergadura en España, siempre con un notable éxito, como son el de la IAAP en Madrid (1994), el europeo de la EFPA en Granada (2005), el de la EAWOP en Santiago de Compostela (2009) y los Iberoamericanos en Madrid y Oviedo (1998 y 2010).

Voluntarios, organizadores y miembros del Comité Científico en el acto de cierre del III Congreso Nacional de Psicólogía

Hemos estado atendiendo tan variados y complejos frentes, con fuerzas y recursos siempre limitados, que podría resultar razonable que se nos diera indulgencia por el descuido en la organización y celebración de los congresos nacionales. Sin embargo, no queremos que este descuido se mantenga. Nuestro propósito es hacerlos bienalmente.

El III Congreso que acaba de clausurarse es una muestra innegable de la vitalidad, calidad y variedad de la Psicología española. Nuestra ciencia y profesión en España pide a gritos un escaparate digno para que todos, psicólogos y sociedad, podamos saber lo bien que se trabaja en múltiples áreas y lo importante que se ha vuelto el pensamiento psicológico en la comprensión de importantes problemas que preocupan a nuestra sociedad. Este Congreso tuvo algunos temas estrella pero un paseo por su programa -que ocupó durante cuatro días y medio, 13 salas en jornadas de 11 horas-, puede dar una clara idea de la extensión, complejidad y calidad de nuestra ciencia y profesión. Tanto trabajo merece ser conocido, y se ha hecho lo posible para que así sea. Estamos orgullosos de lo que se ha conseguido.

Un evento de estas dimensiones no puede hacerse con éxito sin un equipo muy competente que lo dirija y gestione. La gestora del Congreso, Silvia Berdullas, ha hecho un excelente trabajo, ideando, construyendo y supervisando el andamiaje organizativo sobre el que se han apoyado cientos de congresistas que han expuesto cerca de 1.300 trabajos en forma de conferencias, simposios, mesas redondas, comunicaciones orales y posters. Junto a ella, han estado los comités organizativo, científico, personal de apoyo específico como Rebeca Sancho-Sopranis y un equipo de soporte informático de primera, integrado por José R. Correas, Oscar Ferrandis, Cristina García y Andrea Cuervo, que han desarrollado la imagen gráfica y todas las herramientas necesarias para la administración y el portal del Congreso. La excelente cobertura mediática que han tenido muchas actividades, a lo largo de toda la semana, se debe en gran parte al buen trabajo de César Estévez, nuestro responsable de comunicaciones. El personal administrativo del Consejo, con especial mención a Cristina Molina y Begoña Alonso, ha hecho también más fácil lidiar con la ingente burocracia necesaria para conectar a tanta gente. Por último, la ciudad de Oviedo nos ha brindado una acogida excelente, que nos ha dejado un agradable sabor de boca, y ganas de repetir.

Pero es claro que un Congreso de la Psicología no es posible sin sus principales actores. Hacerlo hubiera sido imposible sin la orientación del Comité Científico, presidido por José Muñiz, la participación de cientos de psicólogos que nos regalaron el fruto de muchos años de esfuerzo a través de sus exposiciones, el impulso magnífico de la Organización colegial, representada en todos y cada uno de los Colegios autonómicos, con especial mención al Colegio de Psicólogos del Principado de Asturias, cuya ayuda ha sido crucial e inestimable, y por la desinteresada, entusiasta y magnífica colaboración voluntaria de decenas de alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo.

Este Congreso ha sido una fiesta de la Psicología, un éxito colectivo que deberíamos aprovechar para conjurarnos para trabajar más y mejor, y proyectarnos al futuro con más fuerza, mostrándonos a nosotros y a la sociedad lo mucho que la Psicología puede hacer por la dignidad y el bienestar del ser humano. ¿No es acaso una meta valiosa por la que merezca la pena trabajar?

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