Invertir en recursos para mejorar la salud mental es imperativo en zonas de conflicto

4 Jul 2019

Una de cada cinco personas que vive en zonas de conflicto presenta un trastorno mental, desde depresión leve hasta trastornos psicóticos, siendo uno de cada 10 casos moderado o grave. Esta circunstancia afecta seriamente a su capacidad de funcionamiento diario, y teniendo en cuenta el contexto en el que se encuentran, a sus posibilidades de supervivencia.  Así lo recoge un reciente metaanálisis publicado en la revista The Lancet.

Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 132 millones de personas en 42 países de todo el mundo precisan actualmente asistencia humanitaria como resultado de situaciones de conflicto o desastres naturales y cerca de 69 millones de personas se encuentran desplazadas por motivos de violencia y conflictos armados, siendo esta cifra la más elevada desde la Segunda Guerra Mundial.

Tal y como señalan los autores del artículo, los estudios epidemiológicos sobre la prevalencia de trastornos de salud mental en zonas de conflicto y otras emergencias humanitarias suelen variar notablemente, dificultando su interpretación, por lo que el objetivo del estudio ha sido actualizar las estimaciones ofrecidas por la OMS a lo largo de estos años y depurar los datos mediante técnicas estadísticas de meta-regresión bayesiana.

Los resultados del análisis realizado revelan que la prevalencia de trastornos mentales (en concreto, depresión, ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastorno bipolar y trastornos psicóticos) se sitúa en el 22,1% en cualquier momento de evaluación de la población afectada por conflicto. Esta cifra duplica a la de la población general y en la medida en que muestra una prevalencia más alta que las estimaciones que se habían realizado hasta la fecha, pone de manifiesto aún más la importancia de atender las necesidades psicológicas de las personas afectadas en situaciones de emergencia humanitaria.

La extensión y gravedad del problema es tal que desde hace una década la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comenzado a adoptar medidas para reducir su impacto, gracias a la aprobación del Plan de Acción por la Salud Mental. La aprobación de este Plan de Acción ha supuesto el desarrollo y difusión de manuales y buenas prácticas para atender la salud mental de poblaciones en situaciones de emergencia humanitaria (más información aquí: http://infocop.es/view_article.asp?id=5897). Estas iniciativas, según la OMS, pretenden capacitar a todos los profesionales sanitarios en la identificación de personas con trastorno mental, al mismo tiempo que erradicar los mitos en torno a este colectivo, que aún están muy presentes en muchos países, impidiendo una adecuada atención de estas personas y dando lugar a situaciones de grave violación de sus derechos fundamentales. Tal y como ha señalado la OMS en un comunicado, “en muchos países del mundo, la ignorancia sobre la salud mental y las enfermedades mentales sigue siendo generalizada”. La atención en salud mental durante conflictos y otras emergencias en países donde este conocimiento es limitado da lugar a malas prácticas asistenciales como mantener a estas personas atadas, encerradas y apartadas de la sociedad, advierte dicha organización (más información aquí: https://www.who.int/news-room/commentaries/detail/mental-health-conditions-in-conflict-situations-are-much-more-widespread-than-we-thought). Por otra parte, continúa, “cuando existe la voluntad política, las emergencias pueden ser catalizadores para crear servicios de salud mental de calidad”, de forma que invertir en programas de capacitación en salud mental, ha permitido integrar la atención a la salud mental en la red de atención primaria y en los servicios de atención comunitaria de numerosos países, manteniéndose estas nuevas formas de intervención aún después de finalizada la situación de emergencia, lo que demuestra la utilidad y los beneficios de adoptar este tipo de enfoque.

Los buenos resultados que se están obteniendo, junto con el gran número de personas en situaciones de emergencia o conflicto que precisan o van a seguir necesitando una adecuada atención a la salud mental, muestran la necesidad de seguir realizando esfuerzos para implementar intervenciones de salud mental en poblaciones afectas por situaciones de conflicto o desastres naturales. En esta línea, los autores del artículo publicado en la revista The Lancet realizan un llamamiento internacional para apoyar la coordinación de la respuesta en salud mental en situaciones de emergencia, desastres o catástrofes, un problema al que no se están destinando los recursos asistenciales necesarios a la luz de los datos obtenidos.

Tal y como señala la OMS, “todos los países tienen la obligación de invertir en salud mental. Pero es particularmente importante en poblaciones afectadas por conflictos donde la tasa de afecciones de salud mental es más del doble que la de la población general”.

Fuente:

New WHO prevalence estimates of mental disorders in conflict settings: a systematic review and meta-analysis

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