Es necesario mejorar la atención psicológica en el SNS para cubrir las necesidades de los pacientes con cáncer y sus familiares

18 Nov 2019

El cáncer y su tratamiento generan un importante sufrimiento psicológico, que puede alcanzar niveles de malestar emocional clínico en las personas que lo padecen, suponiendo un factor de riesgo de trastornos psicopatológicos. Este malestar puede estar presente desde el inicio hasta el final de los tratamientos, y, en muchos casos, se extiende durante el periodo de supervivencia. También los familiares y acompañantes de las personas con cáncer se ven afectados por el impacto psicológico que supone el cáncer, presentando síntomas de distrés y ansiedad.

La atención psicológica en cáncer ofrece a la persona que padece una enfermedad oncológica, así como a su entorno, un abordaje especializado de los problemas psicológicos asociados al cáncer, mejorando el enfrentamiento de la enfermedad.

Con esta introducción, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) presenta su último informe sobre la Atención Psicológica en cáncer en el Sistema Nacional de Salud de España, un documento fruto de un estudio impulsado ante la falta de información sobre la cantidad de recursos, la cobertura y la organización de la atención psicológica en cáncer que ofrece el SNS, con el fin de analizar, en una primera aproximación, cómo se planifican, implementan y ejecutan dichas prestaciones en el ámbito hospitalario a nivel nacional.

A continuación presentamos las principales conclusiones:

  • El cáncer genera un importante sufrimiento psicológico que alcanza niveles de malestar emocional clínico en la mitad de las personas que lo padecen y se acompaña de trastornos psicopatológicos en más del 30% de los casos que precisan atención psicológica especializada (una prevalencia superior a la de la población general). El malestar emocional es elevado desde el inicio hasta el final de los tratamientos, e incluso durante el periodo de supervivencia. De entre las diversas alteraciones psicológicas, la comorbilidad con depresión puede afectar a más de un 10% de los pacientes, con un riesgo aproximado tres veces mayor que en la población general.

  • El cáncer y su tratamiento generan también malestar emocional y afecciones clínicamente significativas en el entorno familiar más cercano. Los familiares presentan niveles de distrés y síntomas de ansiedad y depresión, en ocasiones superiores a los observados en población general e incluso a los de los propios pacientes. De acuerdo con los estudios, los familiares y/o cuidadores tienen un alto riesgo de sufrir estrés psicológico y privación del sueño, con consecuencias para su propia salud (función inmunológica, alteraciones neurohormonales e inflamatorias) y cambios en sus hábitos sociales (estilo de vida y aislamiento).

  • Se pone de relieve la necesidad de un modelo de atención integral en cáncer: las particularidades de la enfermedad oncológica y su impacto en las personas con cáncer y sus familiares y/o cuidadores pueden generar graves alteraciones en el transcurso normal y la calidad de vida de quien padece la enfermedad. Esto pone de relieve la importancia de reformular el modelo de atención a la persona con cáncer hacia un enfoque integral de salud, un modelo que requiere de equipos multidisciplinares que evalúen y monitoricen el estado de salud de estas personas, en función de la fase de la enfermedad y sus necesidades (patient-centred approach).

  • La atención psicológica a pacientes y familiares ha emergido como una disciplina y práctica clínica de relevancia, y se ha incorporado a los estándares y políticas nacionales e internacionales de control del cáncer.

  • Uno de los principales obstáculos que se observan en nuestro SNS sigue siendo la detección adecuada de la necesidad de atención psicooncológica en las distintas fases de la enfermedad. A este respecto, el informe propone que la detección, evaluación e intervención de las necesidades de carácter psicológico, se desarrollen a partir de un modelo basado en niveles, con una complejidad y especialización progresiva, puesto que las necesidades de apoyo emocional, así como de atención e intervención psicológica, varían en función de la persona que está afectada por la enfermedad:

    • Un primer nivel de atención básico que incluya un apoyo emocional para enfrentar el proceso de adaptación a la nueva situación de enfermedad. Se subraya aquí la trascendencia de que tanto profesionales como personas voluntarias en contacto con la persona afectada por cáncer y sus familiares, cuenten con la formación adecuada, especialmente en habilidades de comunicación, empatía, y prestación de apoyo e información.

    • En un segundo nivel más específico, se prioriza el establecimiento de métodos de detección de distrés protocolizados, mediante los cuales, el equipo de primera atención pueda evaluar regularmente la necesidad de atención psicológica más específica y derivar a un nivel de atención más especializado.

    • Por último, en un tercer nivel de atención más avanzado, la atención psicológica debe estar ejercida por profesionales de la Psicooncología que puedan prevenir, evaluar y tratar la aparición de trastornos psicológicos. Un abordaje a tiempo de estas necesidades, favorece el que el paciente y la familia puedan hacer frente a la enfermedad, mejorando la adhesión a los tratamientos oncológicos, así como la comunicación con su familia y equipo médico.

  • Con respecto a Europa, el Consejo de la Unión Europea reconoce la importancia de los aspectos psicológicos y sociales de la atención en cáncer y afirma que, para lograr resultados óptimos, la atención en cáncer debe abordarse desde un enfoque interdisciplinar, centrado en el paciente, y que incorpore la atención psicológica en la atención rutinaria, la rehabilitación y el seguimiento posterior al tratamiento, para todas las personas con cáncer.

  • No obstante, a pesar de la existencia de directrices específicas y recomendaciones, las políticas relacionadas con la necesidad de servicios de atención psicológica a personas con cáncer y sus familiares, son muy diversas e irregulares entre países europeos. Éstas dependen principalmente de la medida en que un país y su plan o Estrategia Nacional de control del cáncer lo considere una prioridad.

  • En España, la Estrategia en Cáncer del SNS, la Estrategia de Cuidados Paliativos del SNS y las guías de referencia y recomendaciones, evidencian entre sus puntos claves la atención multidisciplinar (tanto en servicios asistenciales, como diagnósticos y terapéuticos) como paradigma principal del modelo asistencial de calidad en la atención oncológica; sin embargo, estos documentos no tienen carácter normativo, al estar transferidas a las Comunidades Autónomas las competencias en Sanidad, de modo que su implementación depende de los planes autonómicos. Esto genera desigualdades significativas en la calidad y cobertura de las necesidades psicológicas de las personas con cáncer y sus familiares.

  • Actualmente, no se dispone de ningún tipo de registro oficial o información general sobre la forma en que se proporcionan los servicios psicológicos y sociales, los recursos en el territorio y la organización de la atención a pacientes. Esta falta de evidencia dificulta entender cómo se garantiza la atención psicológica especializada a niños y adultos con cáncer y familiares durante las diferentes etapas de la enfermedad (diagnóstico, tratamiento, recidiva, supervivencia, cuidados paliativos, duelo).

  • Los resultados muestran que en 16 de las 17 Comunidades Autónomas, el personal contratado por el SNS no cubre con suficiencia la necesidad de ofrecer apoyo psicológico a los pacientes. Con excepción de Navarra (que implementa un modelo de colaboración formal entre el sistema público de salud y las entidades sin ánimo de lucro), en la mayorías de los casos los problemas se deben a la falta deficiencias en el sistema de implementación de las políticas y en particular a la falta de recursos.

  • En 15 de las 17 CCAA, se detecta que, en general, la atención psicológica a personas con cáncer depende de la Unidad de Salud Mental, pero en la mayoría de estos casos (12 comunidades autónomas), la atención que se brinda no es especializada ni suficiente para cubrir las necesidades del paciente oncológico y/o sus familiares o acompañantes. Es decir, en estas Comunidades las unidades de salud mental típicamente no implementan protocolos de atención psicológica diseñados para cubrir las necesidades específicas de estas personas.

  • Los datos obtenidos de los hospitales públicos confirman la falta de recursos: el 48% de los hospitales analizados no dispone de personal propio que realicen atención psicológica en cáncer. Esta carencia es más frecuente en los hospitales pequeños, donde el porcentaje supera el 62%, que en los medianos y los grandes hospitales.

  • Las cifras revelan que más de la mitad de los hospitales no poseen psicólogos que realicen atención psicológica en cáncer y el 34% posee uno o menos. Igualmente, las condiciones de esta atención para las familias o acompañantes son tanto o más desfavorables: en 13 de las 17 Comunidades Autónomas (76.5%), los referentes entrevistados señalaron que el sistema público de salud no dispone de recursos propios para ofrecer este servicio, y lo hace de manera insuficiente o mediante una atención no especializada en 3 de las comunidades autónomas restantes. Únicamente en Cataluña, el sistema público de salud implementa un modelo de servicio (a través del ICO), soportado por recursos propios, para atención psicológica especializada para familiares que es valorado como adecuado. Sin embargo, no todos los centros de salud catalanes están integrados a este modelo, de modo que el grado de cobertura en este caso, también es heterogéneo.

  • A diferencia de lo que sucede en los planes en cáncer, todas las CCAA cuentan con planes regionales de cuidados paliativos (la mitad de ellos actualizados), que incluyen la atención psicológica en la cartera de servicios, en línea con la de los Estándares y recomendaciones de las unidades de Cuidados paliativos del SNS. Empero, se observan dificultades para ejecutar la atención psicológica, vinculadas a las unidades de cuidados paliativos en la mayoría de las comunidades.

  • La falta de recursos y/o de implementación de las políticas en el Sistema Público de Salud lleva a que, gran parte de los servicios de atención psicológica en cáncer, sean prestados por profesionales externos, pertenecientes a entidades sin ánimo de lucro -como por ej., la AECC, que tiene presencia en 52 provincias-, las cuales desempeñan un rol clave en la prestación de dichos servicios: en el 93% de los hospitales estudiados, es habitual (siempre o frecuentemente) que las personas con cáncer recurran a ellas para obtener atención psicológica. La situación es análoga para los familiares o acompañantes que demandan esta atención, pese a que ellos también sufren en gran medida malestar emocional y psicopatologías.

  • A pesar de que existen algunas políticas autonómicas que implementan protocolos de atención y con sistemas de colaboración con entidades sin ánimo de lucro en marcha en todas las Comunidades Autónomas, la atención psicológica en cáncer no llega de manera equitativa a toda la población: en, al menos 15 de las comunidades autónomas (el 82%), se detectan dificultades para brindar el servicio en zonas rurales o alejadas, debido, en muchos casos, a la concentración de servicios en los núcleos urbanos.

Se puede acceder al estudio desde la página Web de la AECC, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Estudio sobre la atención psicológica en cáncer en el SNS de España

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