Personalidad, consumo de alcohol y conducción. El papel del psicólogo en la prevención de la reincidencia vial

13 Ene 2020

Ana Martí-Belda Bertolín

Universidad de Valencia

Los accidentes de tráfico son un problema de salud pública que causan un incalculable sufrimiento humano. El tráfico es el resultado de una interacción entre individuos que comparten un espacio público con un objetivo común: el de la movilidad. Pero paralelamente, el transporte de bienes y personas ha traído consigo consecuencias indeseables como son, entre otras, el aumento de la contaminación o su contribución al sedentarismo. Pero, sin duda, los accidentes de tráfico son su consecuencia más dramática. Aunque averiguar cuáles son las causas últimas que provocan los accidentes no es tarea fácil, conocerlas es algo fundamental para mejorar estas cifras. Las intervenciones que se pueden realizar ante el problema de la seguridad vial son muy diversas. Estas, de manera global, pueden ir dirigidas a los vehículos, a las infraestructuras y carreteras, a la supervisión y control policial o a todo lo relativo al llamado “factor humano”, es decir, todas las medidas dirigidas al conductor que maneja tan compleja máquina como es un vehículo a motor.

Y ahí es donde la psicología tiene un papel fundamental como ciencia que estudia el comportamiento humano. Desde que en 2006 se implantara el permiso por puntos, los psicólogos hemos tenido un papel tímido, pero importante, en los cursos de rehabilitación del permiso por puntos, donde realizamos una intervención grupal de una hora de duración con el objetivo de fomentar el cambio de actitudes y la sensibilización (ORDEN INT/2596/2005). Al mismo curso asisten tanto los infractores que han perdido todo el crédito de puntos tras haber cometido reiteradas infracciones, como el grupo de delincuentes de tráfico que han cometido un delito contra la seguridad vial.

Para adaptar la intervención al perfil de cada conductor reincidente, otros países van más allá de los requisitos establecidos en nuestra legislación, diseñando intervenciones específicas, con aproximaciones terapéuticas, que tienen en cuenta diversos factores como las variables psicológicas de los reincidentes, patologías relacionadas con el consumo de sustancias, historial de accidentes y sus consecuencias, etc.

Existe una idea irracional bastante extendida a cerca de la incapacidad para controlar los accidentes de tráfico, atribuyendo su causalidad a fuerzas del destino o la mala suerte. Esta creencia está lejos de la realidad, los accidentes no se distribuyen de manera aleatoria, y existen diferencias individuales entre los infractores de tráfico, los delincuentes de tráfico y los conductores respetuosos con las normas (Marti-Belda, Pastor, Montoro, Bosó y Roca, 2019). Concretamente, existen unas variables de personalidad que predicen la probabilidad de ser un infractor de tráfico, siendo conductores que experimentan más ira durante la conducción, son más buscadores de emociones y sensaciones fuertes, más agresivos y más activos que los no infractores, además tienen más accidentes con víctimas y son más resistentes al cambio. En cambio, el grupo de delincuentes de tráfico destaca especialmente por sufrir trastornos debidos al consumo de alcohol (medidas con la herramienta AUDIT).

Por tanto, se puede afirmar que hay razones para pensar que (quizás debido a su complejidad) se está infravalorando el rol que los rasgos de personalidad tienen en la comisión de infracciones y por tanto en las conductas de riesgo que provocan accidentes de tráfico. Estas diferencias en los rasgos de personalidad deberían tenerse en cuenta a la hora de diseñar estrategias de intervención efectivas para los infractores de tráfico, estimulando un nuevo planteamiento de intervención dentro del actual sistema de reeducación de conductores infractores.

Evidentemente, este planteamiento supone una mayor implicación del psicólogo en los cursos actuales, cambiando la orientación de los cursos desde la actual perspectiva reeducadora a un abordaje donde tenga más cabida la intervención psicológica. Este planteamiento requeriría, entre otras medidas, un aumento de las horas destinadas a la actuación del psicólogo y una evaluación psicológica inicial de los conductores asistentes a los cursos y realizada por psicólogos especialistas en seguridad vial. El programa debería incluir técnicas para el control de impulsos, aumento de la capacidad de razonamiento, aumento de la sensibilidad hacia las consecuencias de sus comportamientos, mejora de la capacidad de empatía, aumento de su capacidad de resolución de problemas o ayuda para desarrollar interpretaciones alternativas de las normas sociales.

Por otro lado, la prevalencia de trastornos provocados por el consumo de alcohol entre los delincuentes de tráfico es una circunstancia que debe dejar de ser ignorada. Actualmente, el psicólogo que interviene en los cursos de reeducación vial pretende influir en el cambio de actitudes a través, principalmente, de la reflexión y la información, esperando que esto repercuta en el cambio de conducta. Evidentemente, esta actuación es insuficiente si se pretende modificar los patrones de consumo de alcohol, siendo necesario introducir un tipo de programa terapéutico, más específico y adecuado para este tipo de conductores que trasciende el ámbito exclusivo de la seguridad vial, para situarse en un grave reto para la salud propia, y para la seguridad de los demás cuando se traslada a la conducción. Además, no debemos obviar que todavía se necesitan investigaciones centradas en estudiar la relación entre la adicción a otras drogas diferentes al alcohol y su implicación en la reincidencia vial. Estas y otras cuestiones indican claramente la necesidad de seguir investigando para poder dar respuestas cada vez más eficaces ante el reto que plantea, en el presente y el futuro, la psicología especializada en la seguridad vial.

El artículo completo junto con las referencias pueden consultarse en:

Martí-Belda, A., Pastor, J. C., Montoro, L., Bosó, P., & Roca, J. (2019). Persistent traffic offenders: alcohol consumption and personality as predictors of driving disqualification. European Journal of Psychology Applied to Legal Context11(2), 81-92.

Referencias:

Martí-Belda, A., Pastor, J. C., Montoro, L., Bosó, P., & Roca, J. (2019). Persistent traffic offenders: alcohol consumption and personality as predictors of driving disqualification. European Journal of Psychology Applied to Legal Context11(2), 81-92.

ORDEN INT/2596/2005, de 28 de julio, por la que se regulan los cursos de sensibilización y reeducación vial para los titulares de un permiso o licencia de conducción.

 

Ana Martí-Belda Bertolín. Psicóloga General Sanitaria. Directora del Master universitario en Tráfico y Seguridad Vial y sus intervenciones (UVEG). Profesora asociada profesora asociada de la universidad de Valencia. Autora del programa de Intervención, Sensibilización y Reeducación vial para reincidentes de tráfico (DGT). Asesora en Seguridad Vial para MOVIAM.

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