Recomendaciones para garantizar el pleno desarrollo de los niños durante la emergencia por COVID-19, guía de UNICEF

23 Jun 2020

UNICEF ha publicado la guía “Cuadernos para la Acción Local: Medidas para la creación de entornos protectores de cuidado y recreación para la infancia y la adolescencia en el post-confinamiento”. Se trata de un manual muy práctico que ofrece recomendaciones para asegurar la creación de espacios protectores de cuidado y recreación que promueven el pleno desarrollo para los niños, niñas y adolescentes durante el periodo de desescalada en el marco de la emergencia por COVID19.

Tal y como se establece en la guía, el estado de alarma y la situación de cuarentena forzada que lo ha acompañado, han remarcado las desigualdades sociales entre niños y niñas y han limitado las oportunidades y derechos de los menores (por ejemplo, el juego, el ocio y la recreación se han visto reducidos a la actividad dentro de los hogares, la posibilidad de compartir actividad con otros menores se ha visto obstaculizada, etc.). Actualmente, el periodo de desescalada supone también un importante desafío para garantizar el pleno desarrollo de todos los niños y adolescentes, de forma que asegurar un entorno seguro y protector para ellos, dentro de las limitaciones que conlleva este periodo, es una tarea esencial que los adultos debemos tener presente. A este respecto, la guía de UNICEF define el entorno seguro y protector como “un espacio de buen trato psicológico y emocional que esté libre de cualquier forma de violencia, abuso o explotación y en el que las personas se rijan por el respeto a los derechos humanos (…) El entorno seguro y protector es, por lo tanto, la condición imprescindible para garantizar el derecho de cada niño, niña o adolescente a su desarrollo pleno y a la protección”.

De esta manera, la guía recoge una serie de medidas a tener en cuenta en la creación de espacios seguros, fruto de la experiencia y conocimiento de UNICEF en la intervención en situaciones de emergencias y en la acción local en el territorio español. Estas medidas se clasifican en cuatro niveles:

  1. Nivel físico. A este respecto, según señala el documento, es fundamental promover que en los espacios se respete el distanciamiento físico (a través del escalonamiento de las horas del comienzo y la finalización del horario del centro, la difusión de la información y acuerdo con los niños y niñas sobre las medidas de distanciamiento físico, el fomento de los desplazamientos a pie o bicicleta, etc.), la limpieza y desinfección, los hábitos higiénicos (mediante la inclusión de carteles adaptados a cada edad que informen sobre buenas prácticas, disposición de agua caliente y fría, jabón y papel y soportes seguros, etc.), la preparación de alimentos, el aislamiento de niños o miembros del personal que estén enfermos o sintomáticos (mediante la creación de protocolos de derivación de niños o adultos, planes de actuación, etc.) y la accesibilidad (lo que implica asegurar que las personas con discapacidad pueden ser incluidos en las medidas de protección de la salud establecidas por el centro.
  2. Nivel emocional. Los espacios deben garantizar no sólo la seguridad física sino psicológica, de forma que se promueva la calidez del entorno físico (mediante espacios luminosos, colores cálidos, música en el ambiente…), el derecho al juego, el ocio y la recreación (mediante espacios para el juego al aire libre lo suficientemente amplios para facilitar la movilidad, etc.) y la inclusión social y equidad (a través de recursos y estrategias para trabajar con niños y adolescentes vulnerables, actividades que fomenten la interculturalidad, etc.).
  3. Nivel de equipo: profesionales conscientes. El equipo humano a cargo de los niños y adolescentes debe estar formado por adultos que de forma consciente garanticen el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. A este respecto, la guía establece una serie de recomendaciones en relación con la afectividad y respeto del personal (por ejemplo, mediante el abordaje de conflictos desde la disciplina positiva sin recurrir a ninguna forma de violencia física o emocional, entre otras medidas), la capacidad de cuidado de la salud mental y el apoyo psicosocial (a través del establecimiento de un clima de comunicación y confianza que permita a los niños y adolescentes compartir sus inquietudes, expresar sus emociones y cómo se sienten, etc.), protección ante cualquier vulneración de los derechos de los niños e información sobre el COVID-19.
  4. Nivel de protagonismo y participación infantil. Estas medidas están dirigidas a que se garantice el derecho de los niños a ser escuchados y que sus opiniones sean tenidas en cuenta.  A este respecto, la guía de UNICEF diferencia dos líneas de acción, la participación protagónica, que hace referencia a cuestiones como la participación de los menores en el diseño global del proyecto de intervención, en el establecimiento de las normas de convivencia en el espacio, en la propuesta de juegos y actividades para gestionar su ocio teniendo en cuenta las limitaciones de distanciamiento físico, etc., y la participación en el marco del COVID-19, a través de su acuerdo en la aportación en cuestiones de limpieza y desinfección, en la promoción de propuestas para mejorar los hábitos higiénicos, etc.

La guía de UNICEF ofrece un listado, a modo de test, de estas recomendaciones, de forma que los centros que ofrecen atención a niños y adolescentes puedan revisar rápidamente el cumplimiento de estos criterios.

La guía se puede descargar en el siguiente enlace:

Cuadernos para la Acción Local: Medidas para la creación de entornos protectores de cuidado y recreación para la infancia y la adolescencia en el post-confinamiento

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