LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA PAREJA: CREENCIAS Y ACTITUDES EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS/AS

11 Sep 2006

Victoria A. Ferrer Pére, Esperanza Bosch Fiol, M. Carmen Ramis Palmer, Gema Torrens Espinosa y Capilla Navarro Guzmán

Grupo de investigación «Estudios de Género» – Universitat de les Illes Balears

 

Las creencias y actitudes más tolerantes hacia la violencia contra las mujeres en la pareja constituyen uno de los factores de riesgo socioculturales para la ocurrencia de esta forma de maltrato y, como tal, están presentes en muchos de los modelos multicausales para explicarlo que se barajan actualmente (Heise, 1998; Heise y García-Moreno, 2003; Sanmartín, Farnós, Capel y Molina, 2000; UNICEF, 2000). Los predictores más importantes de estas creencias y actitudes son el género y las actitudes de rol de género (Berkel, Vandiver y Bahner, 2004; Mullender, 2000).

Por lo que se refiere al género, los trabajos sobre el tema (y tanto los estudios científicos como los de opinión) muestran una mayor tendencia de los varones a culpar a las mujeres víctimas por la violencia sufrida y de las mujeres a atribuir la responsabilidad de los acontecimientos al maltratador y a considerar los incidentes violentos como más graves; además, los varones tienden a aprobar el uso de la violencia contra sus parejas y a mostrarse de acuerdo con la existencia de privilegios masculinos en mayor medida que las mujeres; y todo ello tanto en población adulta como adolescente.

Por lo que se refiere a las actitudes de rol de género (o creencias sobre qué roles son apropiados para hombres y mujeres), las creencias sobre los roles tradicionales, sobre la subordinación de las mujeres a los varones, sobre la restricción de los derechos de las mujeres y en apoyo a la dominación masculina están relacionadas con la tendencia a culpabilizar a la víctima, a legitimar las actitudes y comportamientos de los maltratadores y a sostener mitos sobre la violencia de género.

En definitiva, se ha detectado que los varones y las personas con actitudes de rol de género tradicionales tenderían a presentar en mayor medida actitudes positivas hacia la violencia contra las mujeres en la pareja, en comparación con las mujeres y las personas con actitudes de rol de género igualitarias.

Por otra parte, aunque algunos trabajos han relacionado las actitudes hacia la violencia contra las mujeres en la pareja con el nivel educativo, un alto nivel formativo no garantiza la presencia de actitudes desfavorables hacia la violencia contra las mujeres en la pareja. De hecho, se han detectado actitudes favorables hacia esta violencia en profesionales con estudios universitarios.

A la vista de esta situación, y dado que se dispone de amplia información sobre las creencias y actitudes hacia la violencia contra las mujeres en la pareja en diversos colectivos de población, se consideró relevante completar este conocimiento analizando estas creencias y actitudes en estudiantes universitarios/as, futuros/as profesionales que, de un modo u otro, desempeñarán su trabajo en contacto con esta problemática.

Para ello se evaluó a una muestra representativa de estudiantes de la Universidad de las Islas Baleares compuesta por 1.395 personas (33’7% varones, 64’4% mujeres y 1’9% no contesta; edad media 23’03 años, rango: 18-58; d.t.: 4’64) a quienes se administró un cuestionario de características sociodemográficas y estudios elaborado «ad hoc», el «Inventario de Pensamientos Distorsionados sobre la Mujer y la Violencia» (Echeburúa y Fernández-Montalvo, 1997) y el «Inventario de Deseabilidad Social» de Crowne y Marlowe (Forma C, Reynolds, 1982).

Los resultados obtenidos indican, en primer lugar, que menos de 1/3 parte del alumnado de nuestra universidad (28%) ha cursado asignaturas con contenidos sobre violencia contra las mujeres en la pareja, siendo significativas las diferencias por género (la proporción desciende a menos del 15% entre los chicos y aumenta hasta el 35% entre las chicas). Como era de esperar, las diferencias no se dan en las materias obligatorias sino en las elegidas voluntariamente por el alumnado. En términos generales, el mayor volumen de asignaturas con estos contenidos es cursado por el alumnado de Pedagogía y Psicopedagogía, Derecho, Trabajo social, Psicología y Enfermería. En los cuatro primeros casos se trata de materias troncales mientras en los otros dos se trata de materias optativas y/o de libre configuración.

Tras analizar las propiedades psicométricas del inventario de creencias empleado, se llevaron a cabo diversas comparaciones de medias para determinar la posible existencia de diferencias en función del género y/o de la formación específica recibida.

Los resultados obtenidos indican que el género y haber recibido formación específica sobre el tema condicionan las creencias y actitudes del alumnado hacia la violencia contra las mujeres en la pareja de modo que los chicos y quienes no han recibido dicha formación muestran actitudes más favorables hacia esta forma de violencia, mayores niveles de aceptación del estereotipo tradicional y de la misoginia, de culpabilización de las mujeres víctimas de maltrato, de aceptación de la violencia como forma adecuada para solucionar conflictos y de minimización de esta violencia como problema y desculpabilización del maltratador. Se corroboran así los efectos del género y la formación específica descritos en la literatura sobre el tema.

Sin embargo, al analizar conjuntamente ambas variables se observa que, mientras hay diferencias significativas entre las chicas según hayan o no recibido formación específica, no ocurre igual entre los chicos. Esto sugiere que la formación específica, tal y como se ha proporcionado, incrementa el efecto del género, de modo que las chicas que la reciben se sensibilizan aún más ante el problema. En cambio en el caso de los chicos, aunque quienes han cursado asignaturas sobre esta forma de violencia obtienen puntuaciones más bajas en todas las creencias estudiadas que los que no lo han hecho, la diferencia no llega a ser significativa.

 

De todo ello se desprende que introducir materias específicas sobre igualdad y sobre violencia contra las mujeres en los planes de estudios de los/as estudiantes universitarios, como sugiere en la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (LO 1/2004 de 28 de diciembre), podría ser una medida preventiva adecuada para revisar y corregir posibles mitos y creencias erróneas de los/as futuros/as profesionales que puedan interferir sobre su desempeño profesional. Sin embargo, es necesario seguir profundizando en esa implementación, sobre todo para llegar más y mejor a nuestros alumnos varones.

Para finalizar es importante comentar que si bien nos ofrecen indicios de interés para complementar la futura formación de los/as profesionales que se verán implicados/as en la prevención y tratamiento de la violencia contra las mujeres en la pareja, los resultados de este trabajo deben ser tomados con prudencia puesto que, por una parte, no permiten descartar que las diferencias obtenidas sean debidas a diferencias previas entre las personas que eligieron unos u otros estudios y, por otra, se hallan mediatizados por los efectos de la deseabilidad social (siendo entre las chicas que han recibido formación específica donde estos efectos se dejaban sentir en menor medida).

Para ver bibilografía del artículo pinchar aquí.

La investigación original sobre la que se basa este artículo puede encontrarse en la revista Psicothema: Ferrer Pére, V.A., Bosch Fiol, E., Ramis Palmer, M. C., Torrens Espinosa G. Y Navarro Guzmán, C. (2006): La violencia contra las mujeres en la pareja: creencias y actitudes en estudiantes universitarios/as. Psicothema, 18 (3).

Este trabajo se realizó en el marco de un proyecto de investigación financiado por la Universitat de les Illes Balears (UIB2003/10).

Sobre las autoras:

Victoria A. Ferrer es doctora en psicología y profesora titular de la Facultad de Psicología de la UIB, miembro del grupo de investigación «Estudios de género» de esta universidad, responsable de género del Observatorio para la Igualdad de la UIB y co-directora de la «Universitat d’Estiu d’Estudis de Gènere» (Universidad de Verano de Estudios de género). Es co-autora de El laberinto patriarcal. Reflexiones teórico-prácticas sobre violencia contra las mujeres (Antrophos, en prensa), La voz de las invisibles. Las víctimas de un mal amor que mata (Cátedra, Colección Feminismos, 2002) o Historia de la misoginia (Antrophos, 1998).

Esperanza Bosch es doctora en psicología y profesora titular de la Facultad de Psicología de la UIB, miembro del grupo de investigación «Estudios de género» de esta universidad, directora del Observatorio para la Igualdad de la UIB y co-directora de la «Universitat d’Estiu d’Estudis de Gènere» (Universidad de Verano de Estudios de género). Es co-autora de El laberinto patriarcal. Reflexiones teórico-prácticas sobre violencia contra las mujeres (Antrophos, en prensa), La voz de las invisibles. Las víctimas de un mal amor que mata (Cátedra, Colección Feminismos, 2002) o Historia de la misoginia (Antrophos, 1998).

M. Carmen Ramis es doctora en psicología y profesora colaboradora de la Facultad de Psicología de la UIB y miembro del grupo de investigación «Estudios de género» de esta universidad.

Gema Torrens es profesora asociada de la Facultad de Psicología de la UIB y miembro del grupo de investigación «Estudios de género» de esta universidad. Actualmente está cursando la Suficiencia Investigadora dentro del programa de doctorado de Psicología de la UIB.

Capilla Navarro es becaria del Observatorio para la Igualdad de la UIB, y miembro del grupo de investigación «Estudios de género» de esta universidad. Actualmente está cursando la Suficiencia Investigadora dentro del programa de doctorado de Psicología de la UIB.

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