¿ENFERMOS POR LA VUELTA AL TRABAJO? – ENTREVISTA A NATALIA OJEDA

28 Sep 2006

La temporada estival, apenas recién finalizada, es considerada el «periodo de vacaciones nacional», en el que una buena parte de la población se toma el descanso más prolongado del año. De manera recurrente, y coincidiendo con el fin de este período, hemos podido encontrar en numerosos medios de comunicación noticias relacionadas con las consecuencias que acarrea para los ciudadanos la vuelta a su cotidianidad y los efectos de retomar el pulso de la vida laboral.

Para referirse a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en los primeros días de vuelta al trabajo, se han empleado términos tales como «síndrome post vacacional», «depresión post vacacional»; llegándosele incluso a dar, en algunos casos, la categoría de enfermedad. No obstante, detrás de estos síntomas, como cansancio, falta de concentración, irritabilidad, ansiedad, etc. no parece encontrarse una verdadera categoría diagnóstica.

Con el objetivo de aclarar la confusión existente al respecto, Infocop Online ha entrevistado a Natalia Ojeda, autora de la nota de prensa que emitió hace unas semanas la Universidad de Deusto con motivo de la proliferación del uso de estos términos en los medios de comunicación.

Natalia Ojeda es Doctora en Psicología por la Universidad de Deusto, Especialista en Neuropsicología por la Johns Hopkins Medical Institution, Psicóloga Clínica por el Programa Oficial de la American Psychological Association. Actualmente es profesora de la Universidad de Deusto y Presidenta de la Sociedad VascoNavarra de Neuropsicología. Ojeda cuenta con diversas publicaciones en clínica y neurociencias en revistas nacionales e internacionales y es Editora de la Colección La Psicología Moderna.

 

ENTREVISTA

En algunos medios de comunicación, como hemos podido comprobar en las últimas semanas, se ha hablado del síndrome post vacacional como si de una enfermedad se tratara. ¿Cuál es su opinión al respecto?

El síndrome post vacacional no es una enfermedad ni tiene la prevalencia que se le atribuye en los últimos años. En ninguno de los sistemas internacionales de clasificación de las enfermedades se recoge esta cuestión como una patología específica y tampoco puede decirse que el conjunto de síntomas que se asocian al llamado síndrome post vacacional sea específico de una época del año.

Entonces, ¿en qué consiste exactamente el denominado síndrome post vacacional? ¿Qué tipo de personas lo padecen?

En realidad, todo obedece a un periodo de ajuste de la persona cuando se produce un cambio brusco de hábitos. No son más que los síntomas habituales de cualquier proceso de adaptación.

El conjunto de síntomas físicos y psíquicos que se agrupan bajo el nombre de este síndrome tales como irritabilidad, cambio en los ritmos biológicos, sueño, falta de concentración, nerviosismo, falta de interés, etc., no dependen tanto de la época del año como de la personalidad del individuo y de su capacidad para adaptarse a los cambios.

Una persona equilibrada, capaz de asumir su vida profesional como un reto y con cargas de responsabilidad positivas, no tiene por qué sufrir ninguno de estos síntomas. En algunas ocasiones, estas manifestaciones pueden presentarse en personas que parten de base con alteraciones anímicas relevantes o con trastornos de la personalidad, pero casi siempre se trata de procesos leves, respuestas adaptativas normales, que desaparecen en un periodo de tiempo relativamente corto que oscila entre los dos y los quince días.

 

Todo lo que va más allá de esta franja de tiempo, es una excepción que no está concuerda con el auge mediático que ha adquirido este síndrome en los últimos años. En cualquier caso, lo natural es superar con éxito estas sensaciones de angustia.

¿Qué recomendaciones se pueden dar para evitar estos efectos transitorios?

Las recomendaciones que se suelen establecer para paliar esta sensación no son diferentes a las que se realizan en otras épocas del año, cuando se producen cambios en los hábitos de vida de la persona. Hay que procurar mantener el equilibrio, ir ajustando los ritmos biológicos unos días antes, plantearse objetivos a más largo plazo y tratar de normalizar cuanto antes la situación. Todo esto, por supuesto, depende del tipo de trabajo de cada uno y de su actitud ante el mismo.

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