Es clave garantizar la seguridad y la salud laboral en un clima cambiante, según la OIT
26 Abr 2024

Este domingo, 28 de abril, se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, una fecha instaurada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para promover la prevención de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales en todo el mundo. Es una campaña de sensibilización con la que se pretende centrar la atención internacional sobre la magnitud del problema y en cómo creando y promoviendo una cultura de la seguridad y la salud laboral se puede ayudar a reducir el número de muertes y lesiones relacionadas con el trabajo.

Bajo el lema “Repercusiones del cambio climático en la seguridad y la salud en el trabajo”, la OIT se centra, en este año 2024, en el impacto del cambio climático en los lugares de trabajo y en los desafíos que presenta tanto para las empresas, como para el bienestar de la población trabajadora.

Con motivo de este día mundial, la Organización ha publicado un informe, a través del cual recoge la evidencia actual relacionada con los efectos del cambio climático sobre la seguridad y la salud en el trabajo, y se pone de relieve la “amenaza mundial para la salud” a la que se enfrentan actualmente los trabajadores y las trabajadoras.

seguridad y salud laboral

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 25/04/24

Hay relación entre el cambio climático y numerosos problemas de salud en los trabajadores

Tal y como advierte, miles de millones de trabajadores/as en todo el mundo están expuestos/as a peligros agravados por el cambio climático. Si bien estos riesgos alcanzan a distintos sectores del trabajo, hay algunos cuyo desempeño laboral implica un riesgo especial, como los/as trabajadores/as agrícolas y quienes trabajan al aire libre que realizan tareas pesadas en climas cálidos. De hecho, se calcula que, cada año, se atribuyen únicamente al calor excesivo 22,85 millones de lesiones profesionales, 18.970 muertes y 2,09 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad.

Sin embargo, el impacto del cambio climático en el personal laboral va mucho más allá de la exposición al calor excesivo y, además de éste, crea un otros graves riesgos para la salud. En este sentido, la OIT señala la existencia de pruebas fehacientes sobre la relación entre el cambio climático y numerosas afecciones de la salud en los/as trabajadores, como las lesiones, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias, las disfunciones renales, degeneración macular y los problemas de salud mental, entre muchas otras.

26,2 millones de personas en todo el mundo padecen enfermedades renales crónicas relacionadas con el estrés térmico en el lugar de trabajo

El impacto incluye: 1.600 millones de trabajadores expuestos a la radiación UV, con más de 18.960 muertes anuales relacionadas con el trabajo por cáncer de piel no melanoma; 1.600 millones de personas probablemente expuestas a la contaminación atmosférica en el lugar de trabajo, con un resultado de hasta 860.000 muertes anuales relacionadas con el trabajo entre los trabajadores al aire libre; más de 870 millones de trabajadores de la agricultura, probablemente expuestos a pesticidas, registrándose más de 300.000 muertes al año atribuidas al envenenamiento por pesticidas; 15.000 muertes anuales relacionadas con el trabajo debido a la exposición a enfermedades parasitarias y transmitidas por vectores.

Sin olvidar las 26,2 millones de personas en todo el mundo que padecen enfermedades renales crónicas relacionadas con el estrés térmico en el lugar de trabajo (cifras de 2020).

Aparte de los efectos del cambio climático analizados en este informe, la Organización recuerda la existencia de otros factores que también influyen de forma negativa en el bienestar físico y mental de los trabajadores, así como en su capacidad para trabajar de forma segura. Entre ellos, enumera, las sequías extremas y la escasez de agua (cada vez más frecuentes), y las posibles limitaciones en el acceso al agua potable y al saneamiento, lo que podría exponerles aún más a enfermedades.

De acuerdo con el informe, los efectos negativos del cambio climático sobre el empleo pueden incluir la pérdida de puestos de trabajo, daños a los activos de las empresas e interrupciones de la actividad económica, disminución de la productividad laboral y migración forzosa.

El documento dedica un apartado específico a la salud mental, dada su trascendencia y el impacto que tiene el cambio climático sobre ella.  

¿Cómo se relaciona el cambio climático con la salud mental?

La OIT subraya el impacto negativo que pueden tener los distintos efectos del cambio climático sobre la salud mental, de diferentes maneras.

Según manifiesta, los cambios acaecidos en la estructura de la tierra debido al calentamiento global (por ej., subida del nivel del mar, desertificación, cambios en el ciclo del agua dulce, etc.), junto con la creciente escasez de alimentos, la pérdida de recursos naturales y la falta de disponibilidad de fuentes de agua potable, “afectarán a la capacidad de trabajo de las personas, provocando inseguridad laboral, reducción de la productividad y pérdida de medios de subsistencia”. La población trabajadora puede sentir angustia relacionada con problemas económicos y de carga de trabajo, así como ante la pérdida de esperanza en el futuro de su comunidad.

Hay comunidades que dependen en gran medida de un sector laboral concreto, para quienes el cambio climático puede tener consecuencias devastadoras. En este sentido, hay determinadas profesiones, como los/as trabajadores de la agricultura, de la silvicultura y la pesca, de la seguridad pública, los primeros intervinientes o los trabajadores de la salud, que corren un mayor riesgo de sufrir consecuencias negativas para la salud mental debido al cambio climático.

Trabajar en servicios de emergencias y catástrofes conlleva efectos sobre la salud física y mental

Con respecto al personal que trabaja en servicios de emergencias y catástrofes, durante los fenómenos meteorológicos extremos, y en el período inmediatamente posterior, se produce un drástico aumento en la demanda de trabajadores de estos servicios. Teniendo en cuenta que las inundaciones, las tormentas, las sequías y los incendios forestales requieren, con frecuencia, complejas operaciones de respuesta a emergencias, de recuperación y de rescate, se espera que estos/as profesionales “trabajen más, durante periodos prolongados, en circunstancias difíciles y a menudo peligrosas, y con recursos limitados”, lo que conlleva importantes efectos sobre su salud, tanto físicos como mentales.

A este respecto, la OIT advierte de que el trauma y el estrés repetidos que provocan las múltiples situaciones de emergencia y la gestión ininterrumpida de los heridos, los enfermos y los desplazados, “pueden dejar a estos trabajadores física y emocionalmente exhaustos e incapaces de contribuir con la misma fuerza en situaciones posteriores”. Esta fatiga mental puede incrementar el riesgo de accidentes.

Algunas investigaciones al respecto muestran una mayor frecuencia de problemas de salud mental entre el personal de los servicios de emergencia, -principalmente, estrés postraumático, depresión y ansiedad-, debido a la naturaleza estresante de este trabajo, única a una sobreexposición a sucesos traumáticos, incluidas las lesiones a otras personas, la proximidad a la muerte y la percepción de culpa del superviviente.

Según los datos, las tasas de trastornos de estrés postraumático entre los primeros intervinientes oscilan entre el 13 y el 18% hasta cuatro años después de un suceso de respuesta a gran escala.

Los/as trabajadores/as agrícolas se ven directamente afectados por las condiciones ambientales, con consecuencias negativas para su salud mental

Aquellos/as trabajadores que dependen de las condiciones meteorológicas estables para subsistir, como los/as que se dedican a la agricultura, se ven directamente afectados por la destrucción de sus tierras, lo que puede provocar múltiples consecuencias negativas agudas y crónicas para la salud, como lesiones traumáticas, la fatiga, el estrés mental, e incluso, llegar al suicidio.

El cambio climático también afecta a los trabajadores y trabajadoras agrícolas estacionales y transitorios, como los/as que se dedican a la recolección de fruta y los/as esquiladores de ovejas, debido al impacto de las condiciones ambientales cada vez más estresantes y del rendimiento impredecible de las cosechas sobre los medios de subsistencia.

De hecho, los daños a la salud mental causados por acontecimientos estresantes de larga duración, como las sequías, suelen ser graduales e ir acompañados de sentimientos persistentes de debilidad, desesperación y desesperanza.

También estar expuestos/as a dosis bajas de plaguicidas -más aún cuando la exposición se prolonga en el tiempo-, se asocia con una mala salud mental (por ej., mayores tasas de depresión).

Los fenómenos meteorológicos extremos y las catástrofes relacionadas con el clima pueden generar o agravar las consecuencias sobre la salud mental

La exposición a fenómenos meteorológicos extremos y a catástrofes relacionadas con el clima puede causar o agravar efectos sobre la salud mental como el estrés, la ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias, el trastorno de estrés postraumático y el suicidio, en personas de todas las edades.

En este sentido, el calor excesivo puede provocar trastornos del sueño, cambios en el comportamiento laboral, mayor tensión y hostilidad en el lugar de trabajo,  y una reducción en la capacidad de concentración, lo que puede afectar a la seguridad y la productividad. El estrés por el clima extremo puede afectar también a la toma de decisiones esenciales relacionadas con el trabajo.

La Organización advierte especialmente, de cómo la exposición a elevadas temperaturas puede provocar estrés térmico y asociarse con depresión, ansiedad o irritabilidad y con “un aumento de los casos de suicidio y de conductas suicidas, de asistencia hospitalaria o ingreso por trastorno mental”.

En el caso contrario, trabajar en condiciones de frío puede producir efectos cognitivos (en concreto, la reducción del estado de alerta), psicomotores y musculoesqueléticos, afectando al rendimiento del trabajador o trabajadora y elevando el riesgo de accidente.

El informe considera fundamental que las empresas y los empleadores, tengan en cuenta los costes significativos que implica todo lo anteriormente expuesto. En este sentido, indica, “sólo en el Reino Unido los empleadores pierden ya hasta 45.000 millones de libras esterlinas al año debido a la mala salud mental de sus trabajadores”, y advierte que, “esta situación no hará sino empeorar ante el aumento de las catástrofes climáticas”.

Los empleadores cuentan con pocas orientaciones para proteger a sus trabajadores ante los problemas de salud mental relacionados con el cambio climático

A pesar de los graves costes humanos y económicos que todo ello implica y de que los casos de traumas psicológicos causados por catástrofes de origen climático superan a los de lesiones físicas en una proporción de 40:1, la OIT lamenta las escasas orientaciones con las que cuentan actualmente los empleadores, para poder proteger al su personal laboral frente a los problemas de salud mental relacionados con el cambio climático.

De forma más general, las políticas y prácticas sobre seguridad y la salud en el trabajo “han tenido dificultades para mantenerse al día” y “seguir el ritmo de la evolución de los riesgos derivados del cambio climático”, de modo que los trabajadores y las trabajadoras continúan expuestos/as a diversos peligros relacionados con el clima, con la consecuente mortalidad y morbilidad derivada de los mismos.

La salud y la seguridad laboral relacionadas con el cambio climático deben ser prioritarias en las agendas políticas

La OIT exige a sus Estados Miembros que respecten, promuevan y materialicen el derecho fundamental a un entorno de trabajo seguro y saludable, entre otras cosas, protegiendo a los trabajadores de los peligros y riesgos en el trabajo asociados al cambio climático. En esta misma línea, la Estrategia global de la OIT en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo 2024-2030, considera que las preocupaciones sobre salud y seguridad laboral relacionadas con el cambio climático deben ser prioritarias en las agendas políticas de ámbito nacional y mundial.

Para garantizar que las políticas sean prácticas y eficaces en el lugar de trabajo, el informe destaca la trascendencia del diálogo social entre Gobiernos e interlocutores sociales. Las políticas y programas de seguridad y salud en el trabajo deberían coordinarse entre los departamentos gubernamentales, para así asegurar la coherencia de las políticas. Por ejemplo, puede ser beneficioso integrar este tipo de iniciativas en las campañas de salud pública.

Se puede acceder al informe completo desde la página Web de la OIT o bien directamente aquí:

Garantizar la seguridad y la salud en el trabajo en un clima cambiante

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