RECONOCIMIENTO DE UN DERECHO FUNDAMENTAL – ENTREVISTA CON EL COORDINADOR DEL ÁREA DE POLÍTICAS TRANSEXUALES DE LA FEDERACIÓN ESTATAL DE LESBIANAS, GAYS, TRANSEXUALES Y BISEXUALES (FELGT)

16 Mar 2007

«Los psicólogos deberían figurar como profesionales capacitados para emitir los diagnósticos que se nos requieren».

ENTREVISTA

En primer lugar, nuestra felicitación por la aprobación de esta ley que va a permitir la rectificación del sexo y nombre en el Registro Civil a las personas transexuales. En segundo lugar ¿puedes explicar a nuestros lectores la importancia de esta media?

Muchas gracias por la felicitación. Son muchos años luchando por los derechos de los y las transexuales, y para nosotros, como activistas del movimiento, es una gran satisfacción ver que una de nuestras reivindicaciones ha sido cumplida.

Esta ley, como su nombre oficial indica (Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas), establece los requisitos y los trámites necesarios que deberá llevar a cabo una persona transexual para poder acceder al cambio de su nombre y sexo en el Registro Civil para todos sus documentos oficiales, como el DNI.

Esta ley recoge muchas de las reivindicaciones históricas que manteníamos en el ámbito legislativo. Nos permitirá, a las personas transexuales, cambiar la inscripción en el Registro Civil de nuestro nombre y sexo mediante un expediente gubernativo, es decir, sin tener que pasar por el penoso y costoso juicio por el cambio de nombre y sexo; sin necesidad de tener que realizar la cirugía de reasignación sexual, o lo que es lo mismo, sin obligar a nadie a someterse a una operación sin garantías plenas y no cubierta por la Sanidad Pública.

 

La ley, al no mencionarlos, consigue eliminar de los requisitos necesarios para acceder al cambio registral, elementos como el de la esterilidad y el del matrimonio; requisitos presentes en otras legislaciones europeas que sí obligan a ser estéril y a no estar casados/as.

Un gran avance que se incorporó a la ley con las enmiendas, es el reconocimiento de la situación de las personas transexuales con una salud precaria o con una edad avanzada que no les permite tratamiento alguno. Así pues, las personas en esta situación y que lo acrediten mediante certificado médico, también podrán acceder al cambio de nombre y sexo sin tener que someterse a tratamientos o cirugías que su salud y/o edad no les permita.

La situación que se daba antes de esta ley era que para poder acceder al cambio de nuestro nombre y sexo en nuestro DNI, debíamos pasar por un juicio por cambio de nombre y sexo con resultados bastante dispares según el juez que nos asignase.

En este juicio debíamos aportar certificados de cuantos tratamientos hubiésemos llevado a cabo, así como de las cirugías realizadas. Entre éstas últimas, debíamos acreditar todas aquellas cirugías necesarias para adecuar nuestra apariencia anatómica y genital al sexo que reclamábamos en el juicio. Todos estos tratamientos y cirugías, se nos exigían sin tener en cuenta que estos tratamientos no están cubiertos por la Sanidad Pública, a excepción de algunas Comunidades Autónomas como Andalucía, que tiene una lista de espera de unos cinco años; que los resultados de las cirugías, en muchas ocasiones, dejan mucho que desear; y que las personas transexuales no pueden acceder fácilmente al trabajo con el cual poderse costear los tratamientos y cirugías por la medicina privada.

 

        Àlec Casanova (FELGT)

Esperamos que con la nueva ley, el círculo vicioso que he descrito antes desaparezca, ya que se supone que va a facilitar la integración laboral de las personas transexuales. Y la típica situación de la entrevista de trabajo que terminaba con un «ya le llamaremos», después de cotejar los datos del DNI con la persona entrevistada, será algo que fluctuará entre los dos años de tratamiento exigidos en la ley. Antes, esta situación, para algunas personas, suponía una gran perturbación prolongada durante demasiados años, al no poder costearse los tratamientos y verse en un limbo jurídico, sin plenitud de derechos y con una documentación identificativa inadecuada a su identidad.

Ahora, las personas transexuales podremos realizar con normalidad pagos con nuestras tarjetas de banco, recoger paquetes de correos, o hacer uso de un derecho fundamental como es el del voto en las elecciones municipales, autonómicas, generales, etc.; podremos alquilar viviendas, comprar y vender inmuebles, pedir hipotecas, etc., sin temor a que en el contrato figuren los datos relativos a los cambios que han sufrido nuestro cuerpo y nuestro nombre. Habrá menos miedo a acudir a la consulta médica ya que por la megafonía se escuchará nuestro nombre, aquel con el que realmente nos identificamos.

Hay tantas pequeñas cosas que en la vida diaria nos va a facilitar esta ley, que será un cambio muy grande en calidad de vida para todas/os nosotras/os.

Lo que también esperamos que se dé a consecuencia de esta ley, es que las personas transexuales recibamos un trato más digno del que viene siendo habitual, en tanto que las leyes constituyen uno de los instrumentos fundamentales de pedagogía política para la sociedad.

Durante el trámite de la ley, habéis defendido que se incluyera en ella al psicólogo y no sólo al médico, ¿por qué consideráis necesaria esta participación?

Desde nuestra perspectiva, como personas que debemos llevar a cabo el proceso de adaptación desde la psicología hasta la cirugía, pasando por la endocrinología, no concebíamos (ni concebimos) cómo se puede obviar uno de los especialistas cuya labor es fundamental en el proceso estándar que sigue cualquier persona transexual.

En nuestro transcurrir de un profesional a otro, sabemos que sin el certificado del psicólogo, no podemos pasar a la fase de la hormonación y posteriormente tampoco podemos pasar a la etapa de la cirugía sin el certificado de este profesional, así como del endocrino, que es quien supervisa nuestro caso.

Los psicólogos nos ayudan, en gran medida, a superar la transfobia internalizada, el posible entorno hostil y muchas veces transfóbico, ya sea éste en la familia o en el trabajo.

Nuestra opinión es que los psicólogos deberían figurar como profesionales capacitados para emitir los diagnósticos que se nos requieren, y así lo hemos demostrado con nuestro apoyo constante a las iniciativas gestionadas a tal fin desde el Colegio Oficial de Psicólogos.

Y hablando en términos generales, ¿en qué medida consideráis necesaria y útil la ayuda y colaboración de los profesionales de la Psicología?, ¿qué papel tiene el psicólogo y cuál tiene el médico en relación a las personas transexuales?

En nuestra experiencia como personas que debemos seguir una terapia y un tratamiento médico, tanto los psicólogos como los médicos son importantes. Pero somos conscientes de que sin un informe o diagnostico del psicólogo, no podemos pasar a la fase de la hormonación. Por tanto, creo que los psicólogos tienen una importancia crucial en el conjunto de procesos y tratamientos que debemos seguir.

 

Los médicos, en el caso específico de los endocrinos, deben supervisar la correcta administración de las hormonas realizando análisis, como mínimo, cada seis meses. En el caso de los médicos especializados en cirugía, diríamos que realizan una actuación puntual dentro del proceso, es decir, las operaciones necesarias para adecuar nuestro cuerpo a la identidad que sentimos como nuestra, pero no por ello son menos importantes. De hecho, hay una gran demanda entre la población transexual de información sobre las cirugías realizadas por cada especialista, ya que según el cirujano que elijamos, obtendremos unos resultados mejores o peores.

Para finalizar, ¿podrías comentarnos qué otras medidas consideráis necesarias para que disminuya la discriminación social que vive vuestro colectivo?

Según mi punto de vista, como persona transexual y como activista, creo que hace falta una mayor concienciación de los políticos de los problemas a los que nos enfrentamos, en mayor o menor medida, las personas transexuales. Sólo si se conocen los problemas se pueden empezar a resolver.

Es obvio que aún nos queda luchar por una sanidad pública estatal que atienda a las personas transexuales de forma integral y multidisciplinar, es decir, en todas las áreas necesarias, ya sea psicología, endocrinología o cirugía, en toda la geografía del estado. No se puede discriminar, aún más, por razón del lugar de residencia, ni podemos seguir fomentando un sistema que aglutine a todas las personas transexuales en una sola Unidad de Identidad de Género (UIG), como el Carlos Haya de Málaga, porque lo que conseguimos son listas de espera interminables de hasta cinco años.

La población transexual sufre discriminación en el ámbito laboral, que nosotros y nosotras creemos que se podría paliar con políticas de discriminación positiva, de la misma manera que se vienen realizando con otros grupos sociales.

En el ámbito educativo, es fundamental que se contemple la diversidad existente entre los seres humanos, tanto de orientación sexual como de identidad de género, ya que el profesorado por sí solo rara vez educa sobre estos temas. Esto conlleva un doble sufrimiento para la persona transexual niño/a o adolescente, por no obtener información sobre aquello que le preocupa y por no tener referentes apropiados.

Otras áreas en las que se debería esforzar la administración para la mejor integración de hombres y mujeres transexuales son, por ejemplo, el deportivo, ya que existe gran discriminación, no ya a nivel competitivo sino también en la práctica diaria en los gimnasios; el de las familias de personas transexuales que se ven afectadas por el proceso de modificación de los caracteres físicos del familiar y puede sufrir intimidación e incluso agresiones por este motivo; la transfobia con que algunas veces actúa la policía con marcas claras de abuso de poder, etc.

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