EFECTOS DE UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO EN SOLUCIÓN DE PROBLEMAS PRÁCTICOS APLICADO A PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL

15 Nov 2007

Luz Pérez y Diana Cabezas

Universidad Complutense de Madrid

La ausencia de programas específicos para el entrenamiento de habilidades en solución de problemas prácticos dificulta el quehacer diario de los profesionales, que se ven obligados a improvisar la instrucción o diseñar sistemáticamente las actividades a realizar con el grupo de entrenamiento. En este sentido, nuestra investigación diseña un modelo que pretende llenar un vacío metodológico, y facilitar la tarea de los profesionales en el ámbito de la Intervención Psicológica y Educativa sobre las personas con discapacidad intelectual o trastornos de conducta, que impliquen dificultades en el manejo del entorno.

El entrenamiento en solución de problemas y en conductas adaptativas son dos líneas impulsadas desde la American Association on Mental Retardation (AAMR), al ser consideradas pilares fundamentales para el diagnóstico e intervención en el retraso mental.

El objetivo de nuestro trabajo ha sido comprobar la eficacia de una intervención en solución de problemas prácticos directamente relacionados con las habilidades adaptativas. La hipótesis de partida es que esta terapia combinada es factible de ser aplicada tanto en contextos formativos como clínicos y que sus resultados serían eficaces en ambos tipos de conductas.

Contenidos generales del programa

La intervención va dirigida a adolescentes, jóvenes y adultos con discapacidad intelectual moderada y ligera. Se requiere como pre-requisito que el alumno tenga un nivel razonable de adquisición de las siguientes habilidades: capacidad de expresión oral y escrita básica, comprensión de información oral y escrita, memoria auditiva, autonomía personal e interés por el trabajo en grupo.

El programa y la intervención diseñada consta de 10 unidades de cinco sesiones cada una, siendo 50 el número total de sesiones de trabajo. Cada unidad se centra en un área de trabajo específico, que conforman un conjunto estructurado e interrelacionado.

El nombre que se ha dado a la propuesta de intervención es Programa PENTA («cinco» en griego), que hace referencia al número de pasos que el participante debe aprender y aplicar sistemáticamente para resolver esa clase de problemas. Además, es el acróstico formado por cada uno de esos pasos: P-Problema definido, E-Elaboro alternativas, N-Negocio pros y contras, T- Tomo una decisión, A- Actúo y evalúo (Pérez y Cabezas 2006). El término pretende ser una palabra fácil de recordar, como ocurre en programas ya clásicos como IDEAL (Bransford y Stein,1987).

A lo largo de las unidades didácticas se narra la historia de un grupo de jóvenes procedentes de diversos lugares, que se encuentran en un campamento de verano. Durante un periodo de tiempo comparten aventuras y, por supuesto, situaciones problemáticas que deberán ir resolviendo.

El Programa PENTA se apoya en un diseño instruccional centrado en el alumno, que es el responsable de su proceso de aprendizaje, tal y como se afirma desde el paradigma constructivista. El rol del profesor/terapeuta es actuar de mediador en los aprendizajes del alumno. Evidentemente, se trata de un aprendizaje estratégico para resolver problemas en la práctica. Pero también es situado: los aprendizajes están asociados a los contextos reales del sujeto.

El objetivo principal, referido a la eficacia del programa para mejorar las habilidades de solución de problemas de las personas con discapacidad intelectual, se desglosó en otros objetivos complementarios relacionados con las siguientes variables: a) Conducta adaptativa; b) Capacidad para describir situaciones-problema; c) Capacidad para generar, de manera espontánea, alternativas ante situaciones-problema; y d) Capacidad para tomar la decisión más apropiada ante situaciones-problema. La muestra estaba formada por 66 sujetos de edades comprendidas entre los 17 y los 36 años, que se asignaron de forma aleatoria a dos grupos experimental o a un grupo control.

La aplicación del programa se hizo a lo largo de un semestre en los centros a los que acudían los sujetos de la muestra. Para la evaluación se aplicó en primer lugar un cuestionario de datos sociodemográficos del sujeto y su familia. También se utilizó el Inventario para la Planificación de Servicios y Programación Individual (ICAP) (Montero,1996); en concreto, se aplicaron las escalas de destrezas motoras, destrezas sociales y comunicativas, destrezas de la vida personal y destrezas de la vida en comunidad. El tercer instrumento utilizado fue la Batería de Habilidades para la Solución de Problemas Prácticos (BHS-PP) (Cabezas, Pérez y Sánchez, 2005), en sus tres subescalas: Análisis de una Situación-problema, Generación Espontánea de Alternativas y Toma de Decisiones Sugeridas.

Resultados

En relación a la conducta adaptativa, se constata que el grupo experimental mejora de manera significativa con respecto al grupo control en las medidas postratamiento de las dimensiones destrezas de la vida personal y destrezas de la vida en comunidad. Se deduce, por tanto, la idoneidad del Programa PENTA para favorecer las habilidades adaptativas relacionadas con el desenvolvimiento en el entorno comunitario y del hogar. 

Así mismo, el grupo experimental mejora, aunque no de manera estadísticamente significativa, en la dimensión destrezas sociales y comunicativas. La dimensión destrezas motoras no se ve favorecida por el programa PENTA, al no tratarse de una intervención que entrene en dichas habilidades.

Con respecto a la capacidad para resolver situaciones-problema hipotéticas, se evaluaron tres estrategias diferenciadas: el análisis de situaciones-problema, la generación espontánea de alternativas de solución y la toma de decisiones sugeridas.

Tras el entrenamiento, se encontraron diferencias significativas en el grupo experimental en el nivel de calidad alto de respuestas, ya que dichos sujetos elaboraron un número mayor de respuestas de calidad superior. Por el contrario, el grupo control no mejoró significativamente en ninguno de los niveles considerados.

Con respecto a la estrategia de generación de alternativas de manera espontánea, el grupo experimental mejoró de manera muy significativa, con respecto al grupo control, en su capacidad para generar mayor número de alternativas ante todas las situaciones problemas planteadas y entrenadas, referidas al ámbito de ocio y tiempo libre, al uso de medios de transporte y a la autonomía en el hogar, entorno cercano y relaciones interpersonales.

Finalmente, con respecto a la estrategia de toma de decisiones sugeridas, cabe señalar las altas puntuaciones obtenidas, tanto por el grupo control como por el grupo experimental en las medidas pretest, puntuaciones que también se mantienen altas en el postest. Los sujetos de la muestra, ante las opciones dadas, eligieron mayoritariamente la alternativa asertiva o la activa-agresiva frente a las situaciones-problema planteadas. Este resultado lleva a pensar que cuando se sugieren alternativas o cursos de acción diversos, resulta más sencillo para las personas con discapacidad intelectual discriminar las opciones eficaces de aquéllas que no lo son. Sin embargo, cuando no se ofrecen estas ayudas, las alternativas propuestas son menos sofisticadas o se caracterizan por una sobre-reacción o dilación de la respuesta.

Conclusiones

A pesar de que numerosos estudios han puesto de manifiesto la dificultad de las personas con discapacidad intelectual, tanto para resolver problemas como para aplicar las pautas entrenadas en solución de problemas a las actuaciones de conducta adaptativa (Khemka y Hickson, 2001), nuestro trabajo ha puesto de manifiesto la posibilidad de entrenar las habilidades necesarias para desarrollar adecuadamente estas conductas y mejorar, así, la situación socio-personal de los sujetos y su integración educativa y social.

Implicaciones

La normalización e integración social de las personas con discapacidad intelectual y, también la de aquéllas que sufren trastornos relacionados con la comprensión de los entornos sociales, es una de las grandes dificultades a salvar en el tratamiento y educación de estos grupos. Los resultados han demostrado que el entrenamiento permite transferir mejoras conductuales en situaciones relacionadas con las relaciones inter e intra-personales, el entorno doméstico, actividades de ocio y tiempo libre, cuidado personal, vida en comunidad y situaciones que entrañan peligro o riesgo.

Ver referencias bibliográficas

El artículo original puede encontrarse en la revista Psicothema: Pérez, L. y Cabezas, D. (2007). Programa de entranamiento en solución de problemas prácticos aplicado a personas con discapacidad intelectual. Psicothema, 19 (4), 578-584.

Sobre las autoras:

 

Luz Pérez Sánchez

Diana Cabezas Gómez

Luz Pérez Sánchez es Profesora Titular del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Asesora de la Fundación Síndrome de Down de Madrid, está especializada en temas de inteligencia humana y es directora de grupos de investigación sobre personas con discapacidad intelectual y sobre personas con superdotación.

Diana Cabezas Gómez es Doctora en Psicología por la Universidad de Deusto y profesora Asociada del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Así mismo es Directora de la Etapa de Adultos de la Fundación Síndrome de Down de Madrid y co-autora junto con la profesora Luz Pérez del Programa PENTA.

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