VALIDEZ ECOLÓGICA EN LA EXPLORACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS

5 Feb 2008

Alberto García-Molina1, Javier Tirapu Ustárroz2 y Teresa Roig-Rovira1

1Instituto Universitario de Neurorehabilitación Guttmann-UAB

2 Servicio de Rehabilitación Neurológica de la Clínica Ubarmin

Uno de los principales desafíos de la neuropsicología radica en poder establecer relaciones fiables entre las puntuaciones obtenidas en la exploración neuropsicológica y la capacidad funcional del sujeto, a fin de disponer de información que permita predecir la repercusión de los déficit cognitivos en el grado de autonomía personal e integración social del individuo. Una parte importante de los estudios dirigidos a valorar la capacidad predictiva de la exploración neuropsicológica se han centrado en investigar el papel de la pérdida o alteración de las funciones ejecutivas en la capacidad del sujeto para desarrollar una vida autónoma e independiente.

 

Las funciones ejecutivas aglutinan aquellas funciones cognitivas encargadas del control y regulación de conductas dirigidas a un objetivo, mediante la integración de las necesidades del sujeto y la información que éste recibe de su entorno. Clínicamente las manifestaciones resultantes de su afectación se exteriorizan en forma de dificultades para la planificación y ejecución de conductas, disfunción en la autorregulación del comportamiento o alteración de la capacidad de resolución de problemas.

Los déficit asociados a la alteración de las funciones ejecutivas constituyen un importante reto para los profesionales de la salud. No es infrecuente encontrar en la práctica clínica diaria sujetos que fracasan estrepitosamente en la mayor parte de las actividades que realizan y, sin embargo, no muestran ninguna dificultad para realizar muchos de los tests empleados en la valoración de las funciones ejecutivas. El caso del paciente EVR, descrito por Eslinger y Damasio en 1985, constituye un claro ejemplo de esta disociación: en tests estructurados y dirigidos desde el exterior EVR no mostraba ninguna dificultad, y sin embargo era incapaz de desarrollar una vida autónoma. Casos como el de EVR, u otros descritos en la literatura, cuestionan la utilidad de algunos tests para predecir el impacto de los déficit ejecutivos en el nivel de autonomía del individuo. En otras palabras, cuestionan su validez ecológica.

¿Qué pretendemos indicar cuando decimos que un test neuropsicológico posee validez ecológica? Básicamente que los resultados obtenidos por el sujeto en una prueba determinada permitirían inferir o predecir los problemas o limitaciones que éste puede presentar en su vida cotidiana. Respecto a la exploración de las funciones ejecutivas, diversos estudios muestran que su validez ecológica es, hoy por hoy, limitada. Tales limitaciones no sólo dependen de los tests utilizados para valorar estas funciones cognitivas, sino también de otros factores, como son las condiciones físicas y circunstancias en la administración de los tests, las características de los protocolos de exploración administrados, la interacción entre examinador y paciente, así como otras variables relacionadas con este último (ansiedad, déficit sensoriales, funcionamiento premórbido, estrategias compensatorias, toma de psicofármacos, etc.).

Habitualmente la exploración neuropsicológica se realiza en ambientes silenciosos en los que el examinador estructura la exploración, procurando minimizar la presencia de estímulos externos que puedan distraer al paciente e interferir en la ejecución de los tests. Sin embargo, en nuestro día a día constantemente nos enfrentamos a situaciones no estructuradas y ambiguas. Esta disociación condiciona que en ocasiones los resultados obtenidos en los tests empleados para explorar las funciones ejecutivas no permitan realizar predicciones adecuadas, pudiendo generar expectativas poco realistas sobre la capacidad funcional del individuo para desenvolverse en su vida cotidiana.

A diferencia de otras funciones cognitivas, las funciones ejecutivas parecen seguir un patrón más «dimensional» que «categorial», lo cual dificulta la diferenciación entre alteración y normalidad (lo que podríamos denominar «umbral disejecutivo»). En ausencia de una clara comprensión de las demandas ambientales en las que se halla inmerso el paciente objeto de la exploración neuropsicológica, las predicciones basadas exclusivamente en la ejecución de los tests pueden ser consideradas como meramente especulativas. Así por ejemplo, un déficit ejecutivo leve en un sujeto con un elevado funcionamiento premórbido y unas fuertes exigencias laborales puede ser «ecológicamente» más significativo que un déficit moderado en un sujeto con un funcionamiento premórbido medio y unas demandas laborales inferiores (las cuales puede seguir atendiendo).

Conviene pues conocer el funcionamiento premórbido del individuo a la hora de determinar los efectos que pueden tener los déficit ejecutivos en su funcionamiento diario. Otro factor a considerar en el estudio de la relación entre el funcionamiento ejecutivo y la realización de los tests es el uso de estrategias compensatorias. Un sujeto puede utilizar estrategias compensatorias en su vida cotidiana y no ponerlas en práctica en la administración de las pruebas. De la misma manera, un sujeto puede errar al aplicar estrategias cognitivas compensatorias en su vida cotidiana allá donde éstas sean necesarias.

En resumen, la validez ecológica de la exploración de las funciones ejecutivas no depende exclusivamente de los tests administrados, sino también de una adecuada contextualización de la información obtenida en estos, ya que la realización de los tests ejecutivos está condicionada por múltiples factores que el examinador ha de conocer y considerar adecuadamente en cada caso particular. El conocimiento de la realidad en la que está inmerso el sujeto, junto a sus características personales, es fundamental ya que permite delimitar y comprender mejor los hallazgos de la exploración. En definitiva, debe permitir al profesional evitar realizar predicciones o inferencias erróneas respecto a las dificultades que el sujeto puede encontrarse en su vida cotidiana.

El artículo original en el que se basa este trabajo puede encontrarse en la revista Anales de Psicología: García-Molina, A., Tirapu-Ustárroz, J.U. y Roig-Rovira, T.  (2007). Validez ecológica en la exploración de las funciones ejecutivas. Anales de Psicología 23,2, pp. 289-299.

Alberto García-Molina

Javier Tirapu Ustárroz

 Teresa Roig-Rovira

Alberto García-Molina, es neuropsicólogo clínico en el Instituto Universitario de Neurorehabilitación Guttmann-UAB. Trabaja en el ámbito de la rehabilitación neuropsicológica y el estudio de su eficacia y eficiencia en pacientes con daño cerebral adquirido.

Javier Tirapu Ustárroz, es neuropsicólogo clínico en el Servicio de Rehabilitación Neurológica de la Clínica Ubarmin y director técnico de la Fundación Argibide para la promoción de la salud mental. Es miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurorehabilitación. Así mismo, es miembro del comité científico de varias publicaciones.

Teresa Roig-Rovira, es doctora en Psicología por la Universidad de Barcelona, especialista en Psicología Clínica y Neuropsicología. Es responsable del área de Neuropsicología del Institut Guttmann – Hospital de Neurorehabilitación.

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