¿HAY AHORA MÁS MALTRATO ENTRE ESCOLARES DE SECUNDARIA? COMPARACIÓN DE LOS ESTUDIOS NACIONALES DE INCIDENCIA

6 Oct 2008

Cristina del Barrio1, Elena Martín1, Ignacio Montero1, Héctor Gutiérrez1, Mª José de Dios2, Ángela Barrios1, Mª Ángeles Espinosa1y2 y Esperanza Ochaita1y2
(1) Universidad Autónoma de Madrid y (2) Instituto UAM-UNICEF

Entre 1999 y 2006 parece haber disminuido el porcentaje de estudiantes de ESO que sufren malos tratos por parte de sus compañeros, en forma de agresiones verbales, exclusión social y amenazas. Igualmente y prácticamente en las mismas modalidades, parece haber disminuido el porcentaje de estudiantes de ESO que acosan o excluyen a sus compañeros, registrándose por el contrario un aumento de quienes observan formas indirectas de maltrato a su alrededor. Así se desprende del estudio nacional que constituyó el núcleo del segundo informe del Defensor del Pueblo-UNICEF (2007) dedicado a la situación del maltrato (acoso y exclusión social) entre escolares de ESO, realizado a través del Instituto Universitario de Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia (IUNDIA).

Este estudio, resumido en un artículo reciente, compara los resultados obtenidos en 2006 con los del primer estudio de ámbito nacional incluido en el informe inicial del Defensor del Pueblo-UNICEF (2000) sobre la misma problemática. En cada uno de los estudios nacionales, se encuestó a 3000 estudiantes de 300 centros de secundaria (distribuidos uniformemente por género y curso de ESO), que representan la diversidad de alumnado de ESO en nuestro país, teniendo en cuenta la titularidad del centro, la comunidad autónoma y el tamaño de la localidad del centro (nivel de confianza, 95,5%, error de estimación, 2%). Un 7,1% de los estudiantes eran inmigrantes (principalmente de primera generación), no declarando su origen un 0,4 %.

La utilización del mismo cuestionario en ambos estudios (con preguntas adicionales en el segundo sobre el uso de nuevas tecnologías como medio de recibir, ejercer u observar maltrato) permite ver las tendencias de evolución del fenómeno en todo el país a lo largo de los siete años que separan una y otra aplicación, lo que valida el conjunto de ambas encuestas y su comparación como un estudio longitudinal ex post facto con muestras independientes sucesivas.

 

El artículo destaca, desde el punto de vista metodológico, la importancia, por un lado, de estudiar el problema a través de muestras representativas nacionales que permitan generalizar los resultados y determinar el alcance del abuso de poder entre iguales, y por otro lado, de repetir esa exploración con los mismos instrumentos para determinar las tendencias del fenómeno.

Los costes y complejidad de una tarea así hacen que sólo sea posible con ayuda e implicación institucional. Pero los beneficios son grandes ya que, a pesar de la enorme proliferación en España y otros países de estudios de incidencia del maltrato, suele ser enormemente difícil comparar los resultados por las diferencias en las muestras, instrumentos o procedimientos, y no pocas veces en el concepto de maltrato, acoso o violencia que se maneje. En este caso, tras una definición del problema sobre el que versa el cuestionario, teniendo en cuenta la ampliación del concepto en la literatura después de tres décadas de estudio, se preguntaba si el participante ha observado específicamente cada una de una serie de conductas, o las ha sufrido o ha perpetrado, evitando así el peligro señalado por algunos (Smith et al. 1999) de posible interpretación idiosincrásica de un término global, i.e. victimización o bullying- en el que se puede incurrir si se comienza pidiendo una autoidentificación como víctimas para continuar indagando de que modo lo son, (véase una revisión de otros estudios españoles y discusión metodológica en IDP-U, 2007, y también Fernández Enguita, 2007).

El estudio original incluye resultados de la encuesta completada por los 300 jefes de estudio de los correspondientes centros y, además de los resultados de incidencia del alumnado, numerosos datos acerca de las características de los agresores informadas por las víctimas y de las circunstancias en que se producen las acciones, junto con las reacciones a que dan lugar.

En el artículo resumen de los datos de incidencia, se señala que a pesar de la tendencia decreciente mencionada en la incidencia de víctimas y agresores, hay todavía una cantidad inaceptable de estudiantes que experimentan –o ejercen- algún tipo de victimización entre compañeros. Merece reflexión en todos los niveles sociales que no hay cambios en el porcentaje de estudiantes que son objeto de maledicencia por parte de sus compañeros ni de aquéllos cuya participación activa se rechaza sistemáticamente. La existencia de un mayor porcentaje de testigos de conductas indirectas puede señalar una toma de conciencia de la cualidad de maltrato que tienen formas más sutiles y menos explícitas. Tanto entre las víctimas como entre los agresores, un 5,5% se refiere a Internet o los móviles como vías de victimización. Dato que no puede minimizarse dado que no toda la población tiene estos medios y que, en todo caso, su uso está prohibido en la mayoría de centros públicos.

Los resultados relativos al género coinciden con investigaciones realizadas en nuestro país y otros. En líneas generales, los chicos están más implicados que las chicas, especialmente cuando se toma la perspectiva de los agresores. Sin embargo, la maledicencia es preferentemente sufrida, utilizada y observada por parte de las adolescentes españolas.

Con respecto a las diferencias por curso, en general hay una disminución. Pero permanece a lo largo de los años la maledicencia, ya que no disminuyen las víctimas y aumentan quienes dicen practicarla y observarla. Parcialmente, tampoco disminuye el porcentaje de quienes son ignorados y aumentan quienes ignoran y lo observan.

La comparación de resultados en relación con el género y curso con los estudiantes encuestados en 1999 (véase Del Barrio, Martín, Montero, Gutiérrez y Fernández, 2003), muestra que sólo hay una modalidad donde aparezcan diferencias entre quienes se declaraban víctimas entonces y en 2006: hay menos chicas que mencionen recibir motes ofensivos en 2006 (excepto en cuarto de ESO), y menos chicos en todos los grupos. Igualmente hay menos agresores en todos los cursos quienes admiten que insultan y, especialmente, en los dos primeros cursos. También son menos en 2006 los estudiantes de este primer ciclo de ESO que señalan que observan la conducta de pegar, aun cuando haya aumentado con respecto a 1999 quienes en tercero y cuarto lo observan.

Las diferencias ligadas al contexto social son dignas de tener en cuenta. Los resultados señalan que en las escuelas privadas o concertadas la maledicencia se ejerce y sufre más que en los públicos, mientras que en los concertados hay más estudiantes que señalan que no se les deja participar y hay más que dicen ignorar a otros.

¿Reciben las víctimas un único tipo de acción o son maltratadas de maneras diferentes? Los nuevos análisis efectuados sobre los datos obtenidos han llevado a establecer que un 18% de los estudiantes afirman ser víctimas del primer tipo y que un 30% los son de múltiples maneras (Gutiérrez, Barrios, de Dios, Montero y del Barrio 2008).

Por otro lado, el porcentaje de estudiantes de origen inmigrante que son ignorados por los compañeros o compañeras duplica al de estudiantes autóctonos y al de quienes son amenazados con armas casi lo quintuplica, dándose no obstante en un porcentaje muy inferior al del resto de modalidades.

La disminución puede tener que ver con una toma de conciencia de la necesidad de mejorar la atmósfera moral y emocional que se respira en los centros escolares, mirando con nuevos ojos las relaciones interpersonales en general, y entre iguales en particular, como obstáculos para una escuela eficaz e inclusiva. Esa necesidad de mejora ha hecho que multitud de centros en nuestro país, junto con las instituciones responsables, han tomado medidas esforzándose por poner en marcha programas de intervención en aras de una convivencia, siempre difícil, pero más positiva. Este dato sería coherente con otros encontrados en el estudio original relativos a la disminución de otras relaciones de maltrato entre profesorado y alumnado, así como a los datos proporcionados por el profesorado dentro del mismo estudio, que muestran una tendencia a un mejor clima de convivencia en los centros educativos.

Estas conclusiones llevan en el IDP-U a una serie de recomendaciones que suponen un complemento de las emitidas en el primer informe, a la luz de la situación actual. Entre ellas, una que compete a los investigadores en este campo tiene que ver con extremar la prudencia y objetividad informativa al difundir resultados de estudios de modo que no se creen alarmas sociales injustificadas.

El estudio original en el que está basado este artículo puede encontrarse en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology:
Del Barrio, C.; Martín, E.; Montero, I..; Gutiérrez, H.; Barrios, A. y de Dios, MJ. (2008) Bullying and social exclusion in Spanish secondary schools: National trends from 1999 to 2006. International Journal of Clinical and Health Psychology 8 (3), 657-677.

Ver referencias y artículos relacionados

Sobre las autoras y autores:

Cristina del Barrio. Profesora de Psicología del Desarrollo en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha estudiado la comprensión de la sociedad y las relaciones interpersonales en centros educativos. Dirigió el equipo de la UAM en el proyecto europeo TMR sobre maltrato entre escolares y codirigió los dos Informes del Defensor del Pueblo-UNICEF (IDP-U) sobre este asunto. Coordina el grupo de investigación INEXE.

Elena Martín. Profesora de Psicología de la Educación de la UAM. Sus investigaciones se han centrado en el estudio del curriculum, la orientación psicopedagógica y la evaluación de centros y programas educativos. Formó parte del equipo que diseñó y puso en marcha la LOGSE. Ha codirigido los dos IDP-U sobre maltrato entre escolares.

Ignacio Montero. Profesor titular de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en la UAM. Coautor, con O. León de manuales de Metodología de Investigación; de varios artículos sobre buenas prácticas en investigación y de numerosos estudios sobre motivación en contextos educativos desde una perspectiva sociocultural.

Héctor Gutiérrez. Profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UAM. Le interesa el desarrollo social en niños y adolescentes, y los últimos años, el maltrato entre iguales en el ámbito educativo. Participó en el proyecto europeo y en los dos IDP-U sobre este tema en España. Miembro del grupo de investigación INEXE.

Mª José de Dios. Doctora en Psicología e investigadora del Instituto UAM-UNICEF de Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia (IUNDIA). Ha participado en diversas investigaciones sobre infancia y adolescencia siendo responsable del análisis estadístico de los resultados.

Ángela Barrios. Profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación (UAM). Investiga sobre relaciones entre escolares y desarrollo del conocimiento social, tanto respecto a representaciones infantiles y adolescentes de sus relaciones (proyecto europeo TMR) como a sus ideas de la organización social (el mundo jurídico).

Mª Ángeles Espinosa. Profesora Titular de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. Secretaria General del IUNDIA y miembro del equipo de investigación de «Necesidades y derechos de la infancia». Sus investigaciones se centran en diferentes aspectos relacionados con las necesidades y los derechos de la infancia y la adolescencia. Ha codirigido el estudio financiado por el Defensor del Pueblo y UNICEF-Comité Español sobre «Violencia Escolar: El maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria 1999-2006».

Esperanza Ochaita. Catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UAM, Directora del IUNDIA (Instituto UAM-UNICEF de Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia). Entre los estudios dirigidos y codirigidos cabe destacar los encargados por el Defensor del Pueblo-UNICEF: “violencia entre iguales” en 2000 y 2007 y “escolarización del alumnado de origen inmigrante” en 2003.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS