ESTRÉS POSTRAUMÁTICO Y EMPATÍA TRAS LOS ATENTADOS DEL 11 DE MARZO DE 2004

23 Oct 2008

Luis Moya-Albiol (1) y Samuel Occhi (2)

(1) Universitat de València y (2) Unidad de Neuropsiquiatría Infantil del Hospital de Sant’Orsola de Bologna

El trastorno por estrés postraumático (TEPT) se genera en personas que han vivido directa o indirectamente una situación altamente traumática y estresante. Una de las situaciones que en el momento actual está desencadenando que haya un alto número de víctimas con este trastorno son los atentados terroristas, como los que tuvieron lugar en diversos puntos de Madrid el 11 de marzo de 2004 (11M). En Europa, apenas se ha estudiado las consecuencias traumáticas que pueden producirse tras los últimos atentados terroristas, aunque es fundamental estudiar los efectos psicológicos que son consecuencia de éstos, tanto en las personas directamente afectadas, como en la población en general.

Al padecer TEPT se reexperimenta intensamente la vivencia del evento traumático bajo la forma de imágenes y recuerdos constantes que aparecen involuntariamente, como en el caso de los «flash back» o las pesadillas nocturnas. Estos recuerdos están acompañados por alteraciones fisiológicas como aumentos de la frecuencia cardiaca, la respiración y la sudoración. Además, las víctimas tienden a evitar lugares o situaciones relacionadas con el hecho traumático, mostrando una respuesta de alarma exagerada y desproporcionada en relación con el estímulo, que se manifiesta con dificultad de concentración, irritabilidad, pesadillas y ataques de pánico nocturnos y otras alteraciones del sueño. Además, presentan un alto riesgo de suicidio, que aumenta en el caso de que el trastorno sea comórbido a la depresión, y se producen alteraciones cognitivas que afectan principalmente a la atención, a la memoria implícita y a la memoria declarativa.

 

Hasta los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en las Torres Gemelas de Nueva York (11S), apenas se disponía de información acerca de las reacciones psicológicas de la población general que había estado implicada en los acontecimientos traumáticos. Respecto a los atentados terroristas del 11M, el 43,53% de las personas directamente afectadas (víctimas, familiares y allegados) sufrieron ataque de pánico durante, o poco tiempo después, de los atentados; el 31,3% cumplió los criterios de depresión mayor; y el 35,9% los de TEPT; de los cuales el 28,2% era directamente atribuible a los atentados (Iruarrizaga et al., 2004).

En lo que concierne a la población general, se ha descrito que el 47% de los habitantes de Madrid mostraron síntomas significativos de estrés agudo, incluyendo, entre otros, confusión, pesadillas, evitación de lugares o situaciones que recordasen el evento traumático y nerviosismo (Muñoz et al., 2004). En un estudio reciente, se ha indicado que la magnitud de las reacciones postraumáticas dependen de varios factores de riesgo como vivir cerca de los lugares atacados, la proximidad física a los ataques cuando ocurrieron, la percepción de amenaza para la propia vida, la intensidad de las reacciones emocionales iniciales, y el hecho de ser un usuario diario de las líneas de trenes atacadas y del género, siendo más proclives las mujeres (Vázquez et al., 2006).

Por otra parte, la respuesta ciudadana de apoyo y ayuda a las víctimas ante la situación acaecida fue muy positiva, tanto por parte de psicólogos, personal sanitario, policías, bomberos y otros profesionales, como por parte de la población general. A grandes rasgos, se produjo una alta empatía y un gran sentimiento de solidaridad, acompañado incluso, en algunos casos, de un comportamiento altruista de ayuda hacia las víctimas.

El objetivo principal de este estudio es verificar si los atentados de Madrid produjeron sintomatología del TEPT en la población general, aunque ésta no alcanzase la frecuencia e intensidad propias del trastorno, considerando la proximidad al lugar de los atentados y el género como variables moduladoras de la misma. Para ello, hemos comparado esta sintomatología entre 50 personas que se encontraban en la Comunidad de Madrid y 50 personas que se encontraban en la Comunidad Valenciana. Además, se ha analizado el papel de la empatía en la muestra estudiada, así como su relación con la sintomatología del TEPT.

Los resultados de este estudio indican que a los 3-4 meses de los atentados del 11M, se produjo una ligera presencia de la sintomatología del TEPT, a pesar de que la muestra no hubiese estado directamente implicada en los atentados. Tanto los síntomas del TEPT como la respuesta empática se dieron con mayor frecuencia e intensidad cuanto mayor era la proximidad al lugar de los hechos y, en general, en el caso de las mujeres.

 

Una mayor actitud empática se asocia a una mayor presencia de la sintomatología del TEPT. Todos estos resultados, así como las conclusiones que se puedan extraer de este estudio, hay que considerarlas como orientativas, ya que se trata de una muestra de reducido tamaño. Sin embargo, el momento en el que se tuvo acceso a los datos, así como las consecuencias que los atentados terroristas del 11M tuvieron para la sociedad española, dotan de gran valor a esta aproximación empírica a un tema de estudio caracterizado por una gran relevancia social.

En resumen, los impactos emocionales causados por acontecimientos como los atentados terroristas del 11M tienen consecuencias importantes para la salud psicológica de la población general, y no sólo para la de las personas afectadas, siendo los efectos de mayor trascendencia cuanto más aumenta la cercanía al lugar de los hechos y en el caso de las mujeres. Todo ello pone de manifiesto la necesidad de ofrecer más información sobre las posibles consecuencias de estos sucesos y el desarrollo de enfermedades, así como de la existencia de un tratamiento psicológico y farmacológico para las mismas.

Referencias

Iruarrizaga, I., Miguel-Tobal, J.J., Cano-Vindel, A., González-Ordi, H. (2004). Consecuencias psicopatológicas tras el atentado terrorista del 11-M en Madrid en víctimas, familiares y allegados. Ansiedad y Estrés, 10 (2-3), 195-206.

Muñoz, M., Crespo, M., Pérez-Santos, E. y Vázquez, J.J. (2004). Presencia de síntomas de estrés agudo en la población general de Madrid en la segunda semana tras el atentado terrorista del 11 de marzo de 2004. Ansiedad y Estrés, 10 (2-3), 147-161.

Vázquez, C., Pérez-Sales, P. y Matt, G. (2006). Post-traumatic stress reactions following the march 11, 2004 terrorist attacks in a Madrid community sample: a cautionary note about the measurement of psychological trauma. The Spanish Journal of Psychology, 9 (1), 61-74.

El artículo en el que se basa este trabajo puede encontrarse en la revista Ansiedad y Estrés: Moya-Albiol, L., Occhi, S. (2008). Sintomatología del Trastorno de Estrés Postraumático y empatía en población no directamente afectada tras los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004. Ansiedad y Estrés, 13 (2-3), 269-281.

Sobre los autores:

 

Luis Moya Albiol

 

Samuel Occhi

 

Luis Moya Albiol es Profesor Titular de Universidad del Departamento de Psicobiología de la Universitat de València. Es Doctor en Psicología y Premio Extraordinario de Doctorado por esta universidad. Trabaja en el campo de las neurociencias, siendo profesor de diversas asignaturas en las licenciaturas de Psicología y Criminología, entre las que se encuentran «Psicofarmacología», «Fundamentos Biológicos de la Conducta» y «Psicobiología de la Agresión y la Violencia». También imparte docencia en doctorado y en estudios de Máster. Actualmente es investigador principal de dos proyectos de investigación enmarcados en el estudio de los aspectos psicobiológicos del estrés.

Samuel Occhi es Licenciado en Psicología Clínica y de la Comunidad por la Università di Bologna. Ha realizado su tesis de licenciatura en la Universitat de València, con el título «Efectos de los atentados terroristas del 11 de Marzo en la población española», bajo la dirección del Dr. Luis Moya Albiol. Posee el título de «Máster en Psicología de los grupos: entre la marginalidad, desviación y normalidad» por la Università di Bologna. Actualmente trabaja con personas afectadas por trastornos de la conducta alimentaria, en la Unidad de Neuropsiquiatría Infantil del Hospital de Sant’Orsola de Bologna.

 

 

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