ESTUDIO DEL PERFIL PSICOLÓGICO DEL VIGORÉXICO EN EL DEPORTE

10 Nov 2008

Enrique Cantón1, Francisco Revert2 y Alfonso Chávez3
(1) Universidad de Valencia, (2) Centro de Psicología TESEO y (3) Escuela Libre de Psicología a.c. (México)

El deporte puede ser una fuente incuestionable de salud, pero como ocurre en otras muchas actividades humanas, también tiene un reverso, una «zona oscura» de riesgos que hay que conocer para poder combatirlos. Entre ellos, cabe mencionar la posibilidad de desarrollar conductas insanas, entre la adicción y los trastornos obsesivo-compulsivos, como puede ser la vigorexia (con anterioridad referido como dismorfia). El que padece vigorexia se caracteriza por dedicarle un elevado número de horas al entrenamiento intensivo de musculación, mantener una alimentación desequilibrada con exceso de proteínas y, en muchos casos, por recurrir al dopaje, abusando de sustancias como los anabolizantes y similares.

El objetivo del estudio realizado fue contar con un análisis preliminar de tipo descriptivo-correlacional que nos ayudara a realizar una aproximación científica al perfil psicológico de estas personas adictas al entrenamiento de musculación con pesas.

El trabajo de investigación en este área resulta complejo y difícil ya que hay una tendencia a rechazar la evaluación, así como a deformar las respuestas, si no directamente a mentir. Por ello, la labor previa para lograr la colaboración de estas personas es muy importante, insistiendo en el anonimato y planteándolo de tal forma que no percibieran una crítica o valoración inicial negativa de su actividad.

 

Teniendo en cuenta lo señalado, se pudo contar con una muestra de 27 sujetos (todos hombres), que cumplían con las características del perfil del vigoréxico: diariamente utilizaban el gimnasio, dedicaban muchas horas al entrenamiento con pesas y máquinas de musculación y mostraban una preocupación constante y una insatisfacción con su cuerpo a pesar de lo musculosos que estaban.

Para el estudio, los instrumentos de evaluación que se utilizaron fueron: un cuestionario ad hoc desarrollado por el propio equipo de investigación en el que se recoge información de diferente tipo (socioeconómico, consumo de sustancias,…) y dos instrumentos estandarizados: la Escala de Habilidades Sociales (Gismero, E., 2000) y el Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria (Garner, D.M., 1998).

Los resultados obtenidos indican, de entrada, que esta muestra de sujetos encaja en el perfil que define a la persona vigoréxica. En conjunto, encontramos una gran similitud entre la información existente en otros estudios sobre el perfil del vigoréxico y la obtenida por el nuestro. Podemos señalar, por ejemplo, respecto a las variables emocionales, que encontramos una relación significativa entre los cambios del estado de ánimo y el hecho de no poder entrenar, así como con una elevada obsesión por la delgadez -entendida por ellos como una reducción de la proporción de grasa corporal-, y la falta de seguridad en las relaciones personales.

Además, encontramos otros datos que afianzan la idea de la existencia de un perfil psicológico de estas personas, como la relación entre la importancia de algunos motivos para el entrenamiento con pesas, como el «mejorar la imagen corporal», con las bajas puntuaciones obtenidas en el cuestionario de habilidades sociales («dificultad para expresar los propios sentimientos», etc.); con algunos comportamientos de tipo bulímico recogidos en el Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria; y con el uso de sustancias dopantes para la obtención de unos cuerpos más fornidos.

Podemos por último señalar que estas personas presentan consolidadas algunas alteraciones en variables psicológicas características de estos trastornos (desconfianza interpersonal, miedo a la madurez e inseguridad ante las relaciones sociales,…).

Así, de forma coincidente con otros estudios, dispondríamos de un perfil psicológico que, junto con los hábitos inadecuados de entrenamiento y alimentación, definirían el trastorno de vigorexia. Esta información puede ser utilizada para guiar la intervención profesional, tanto en las acciones preventivas que pasan por tareas de asesoramiento y formación/información, como en la intervención en las distintas fases de este trastorno, que realmente tiene consecuencias graves para la persona y su entorno y que, lamentablemente, parece afectar cada vez a más cantidad de población, extendiéndose a diferentes edades, género y características sociodemográficas en una progresión constante.

El estudio original en el que se basa este artículo puede encontrarse en la revista Informació Psicológica:

Cantón, E., Revert, F. y Chávez, A. (2008). Estudio del perfil psicológico del vigoréxico del deporte. Informació Psicológica, 93, 26-40.

Sobre los autores:

Enrique Cantón. Es coordinador del Área de Psicología del Deporte del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP), profesor de la Universidad de Valencia y director del Centro de Psicología TESEO.

Francisco Revert. Es Licenciado en Psicología y DEA por la Universidad de Valencia, secretario de la Asociación de Psicología del Deporte de la comunidad valenciana y director del Área de Servicios Sociales del Centro de Psicología TESEO.

Alfonso Chávez. Es Licenciado en Psicología y profesor de la Escuela Libre de Psicología, a.c. (Chihuahua, México).

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