Las pruebas de detección de ansiedad a menores, clave para facilitar la intervención temprana

21 Abr 2023

Fuente: freepik Autor: freepik Fecha: 19/04/23

Los problemas de ansiedad que no se tratan durante la infancia, corren el riesgo de cronificarse, y se asocian con una mayor probabilidad de presentar futuros trastornos de ansiedad en la edad adulta, así como con un mayor riesgo de depresión.

Así lo advierte la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association) en un artículo publicado en su revista APA monitor, a través del cual aborda los beneficios de realizar pruebas de detección de ansiedad de forma periódica a niños, niñas y adolescentes, con el fin de identificar de forma temprana cualquier problemática de esta índole y poder intervenir con premura.

La importancia de realizar pruebas regulares de detección de ansiedad y depresión a niños/as y adolescentes

En este sentido, recoge las recomendaciones establecidas por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. (US Preventive Services Task Force, USPSTF) -panel voluntario e independiente de expertos en prevención de problemas de salud y pautas basadas en la evidencia-, a través de las cuales aconsejan realizar de forma regular este tipo de pruebas en menores.

Dado el incremento significativo y exponencial en los últimos años, de niños/as y jóvenes que experimentan problemas de salud mental, el USPSTF recomienda realizar regularmente pruebas para detectar la ansiedad a niños/as y jóvenes de 8 a 18 años y de detección de depresión a adolescentes de 12 a 18 años.

Estas recomendaciones están dirigidas a menores sin problemas de salud mental diagnosticados, ni signos o síntomas de depresión, ansiedad o riesgo de suicidio (aparte de estas recomendaciones, cualquier niño/a o adolescente que muestre signos y síntomas de un problema de salud mental debe ser evaluado y recibir intervención). Si bien estas pruebas de evaluación no son suficientes para diagnosticar ansiedad o depresión, sí son de gran utilidad para identificar qué niños/as podrían requerir una evaluación adicional por parte de un profesional de la salud mental y que, “de lo contrario, pasarían desapercibidos”.

Un sistema sanitario sobrecargado y psicólogos/as y otros profesionales de la salud mental severamente agotados

No obstante, aunque son claros los beneficios para la salud que conlleva el realizar estas pruebas, la APA advierte en su artículo que al implementar estas evaluaciones, aumentarán los casos detectados, agregándose así «a un sistema de atención a la salud mental que ya está bajo presión”.

En este sentido, alerta del agotamiento severo al que se enfrentan los/as psicólogos/as y otros profesionales de la salud mental, ante “una demanda de servicios que supera con creces la oferta de profesionales cualificados”, lo que puede dificultar el acceso al tratamiento a estos y estas menores. De hecho, según estiman los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, solo alrededor del 20% de los niños y las niñas con problemas de salud mental o del comportamiento reciben atención especializada por parte de un profesional de la salud mental.

Ante esto, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos considera que sus recomendaciones pueden ayudar a concienciar aún más sobre la necesidad de crear un mayor acceso a la atención de la salud mental infanto-juvenil. En este sentido, pueden fomentar el desarrollo de soluciones nuevas y creativas. A modo de ejemplo, los servicios de telesalud aliviarían esta sobrecarga de los/as profesionales de salud mental y llegar a quienes se encuentran geográficamente aislados.

Los modelos de atención escalonada -que combinan la prestación de servicios de salud mental de forma secuenciada en intensidad, con las necesidades de la persona-, también podrían ser una alternativa eficaz y rentable para reducir esta sobrecarga.

Incorporar psicólogos/as educativos/as en los centros escolares

En la misma línea, la APA indica que, mientras que para algunos/as niños/as, los materiales de autoayuda guiados (mediante libros de trabajo o tareas) son eficaces y suficientes, para otros/as, el desarrollo de intervenciones en salud mental en el centro educativo, es un modo de brindar un tratamiento psicológico basado en la evidencia, que evitaría sobrecargar los recursos de salud mental. A este respecto, numerosas organizaciones -entre ellas, el Consejo General de la Psicología-, ponen de relieve el rol esencial del/de la psicólogo/a educativo/a como profesional cualificado/a para dar una respuesta eficaz a los problemas de índole psicológica que pueden surgir en la comunidad educativa, siendo una figura clave para facilitar un desarrollo funcional y equilibrado del centro educativo en todos los niveles.

Por otro lado, la Asociación considera que contar con equipos de atención integrada, donde los médicos de atención primaria puedan trabajar junto con los/as profesionales de la salud mental y otros proveedores especializados, podría ser crucial para facilitar la accesibilidad a los tratamientos a aquellos/as niños/as que los necesitan. Según afirma, esta medida puede facilitar la transición de la atención primaria al tratamiento de salud mental y ayudar a normalizar la salud mental como parte del bienestar general.

Implementar la Psicología Clínica en Atención Primaria

Precisamente, en el ámbito de la atención primaria, dada la elevada demanda de consultas relacionadas con problemas de salud mental, numerosos expertos, entidades y organizaciones -entre ellas, el COP y el Defensor del Pueblo-, vienen resaltando la eficacia de implementar la terapia psicológica en este primer nivel asistencial de la salud y la necesidad de incorporar psicólogos/as clínicos/as en este contexto.

Esta medida, está reconocida y avalada por las experiencias previas en diversos países (por ej., Reino Unido o Noruega), así como en España, a través del proyecto PsicAP, un ensayo clínico aleatorizado (ECA) promovido por Psicofundación, que evidencia la eficacia y coste-efectividad del tratamiento psicológico frente al tratamiento habitual de Atención Primaria para los problemas de salud mental comunes (principalmente, los de ansiedad, depresión y somatizaciones).

De acuerdo con la evidencia actual, la implementación de esta medida redundaría en una mejora de la atención primaria (al ser la que soporta la mayor parte de esta carga), suponiendo un ahorro en términos de costes económicos y sociales, dado que facilitaría la detección precoz y la intervención temprana de estas problemáticas, y reduciría la hiperfrecuentación y los tiempos de espera para recibir tratamiento adecuado, evitando, a su vez, complicaciones en la sintomatología del paciente y la consiguiente cronificación.

Es esencial ceñirse a tratamientos basados en la evidencia

De acuerdo con la APA, el USPSTF no es una autoridad reguladora, de modo que son los sistemas de salud y los proveedores de atención primaria quienes tienen la responsabilidad de implementar sus recomendaciones y de valorar el modo de hacerlo (por ej., qué pruebas de detección son las más adecuadas).

Asimismo, teniendo en cuenta que es probable que realizando este tipo de pruebas de forma regular, se detecten más casos y, a su vez, aumente aún más la demanda de tratamiento psicológico, los expertos subrayan la importancia de “ceñirse a los tratamientos basados en la evidencia”.

La APA concluye su artículo recordando la imposibilidad de abordar esta crisis de salud mental entre los/as niños/as, adolescentes y jóvenes, sin desarrollar más la capacidad de los profesionales de la salud mental. En este sentido, afirma, cumplir con el objetivo de realizar pruebas de detección periódicas “requerirá más psicólogos, así como otros profesionales de la salud mental, capacitados para brindar atención y recursos adaptados a los niños y adolescentes que así lo requieran”.

Fuente: Why the benefits of annual anxiety and depression screenings for kids and teens outweigh the risks (apa.org)

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