SALUD MENTAL Y CRISIS ECONÓMICA: ¿QUÉ SE PUEDE HACER?

22 May 2009

En un momento en el que los medios de comunicación alertan de las consecuencias que la crisis económica está teniendo sobre la salud mental, la realidad es que los datos concretos no se podrán conocer hasta finales de 2009 o principios de 2010.

Efectivamente, no puede demostrarse que los problemas derivados de la propia situación de crisis económica que sufre el país (la posibilidad de ser despedido, los expedientes de regulación del empleo, el paro, la dificultad para llegar a «final de mes», etc.) sean causa del aumento de los problemas de ansiedad y/o depresión que sufren los ciudadanos. Sin embargo, existen ciertos marcadores que podrían estar indicando una relación entre la crisis y la salud mental. Así, por ejemplo un periódico gallego informaba recientemente que, durante 2008, se incrementó en dos millones el número de envases de ansiolíticos vendidos con receta médica respecto a 2007, ascendiendo a 47.000.000 millones de cajas de ansiolíticos vendidos. Así mismo, otros datos muestran cómo también está incrementando el número de personas que demandan atención psicológica para reducir el malestar.

Parece que la sociedad comienza a cambiar su actitud sobre los beneficios de recibir tratamiento psicológico, puesto que, ante problemas o dificultades que no sabe cómo manejar y le provocan malestar emocional, demanda la ayuda de aquellos especialistas preparados para ello: los psicólogos. Sin embargo, también es cierto que este cambio de actitud de los ciudadanos no se refleja en la oferta de una atención sanitaria de calidad para los problemas de ansiedad y depresión o de salud mental en general, recurriéndose al consumo de psicofármacos para paliar dichos síntomas.

Las estimaciones de la OMS indican que en 2020 los problemas de depresión serán la principal causa de incapacidad. La realidad actual nos muestra que tanto la ansiedad como la depresión cada vez son más frecuentes, por tanto, quizá debería iniciarse un plan de intervención con dos objetivos: prevenir e intervenir.

  • Prevenir, porque no se nos prepara para enfrentarnos a las dificultades, a los problemas o inconvenientes cotidianos. La incidencia de los problemas psicológicos podría reducirse si, además de todos los conocimientos que se nos enseñan en el colegio, se nos diera una adecuada formación en relación a las emociones negativas y su manejo.
  • Intervenir, porque es un hecho que el estrés, la ansiedad o la depresión son problemas de salud de gran importancia dada su elevada prevalencia, así como la repercusiones personales, sociales y económicas que pueden tener.

Una vez más, parece que habría que seguir el ejemplo del Reino Unido, puesto que dentro de su programa para facilitar el acceso a recibir apoyo psicológico a la población general (Improving Access to Psychological Therapies), también ha puesto en marcha un conjunto de medidas para prestar ayuda psicológica gratuita en las oficinas de empleo a la población de trabajadores que presente problemas de ansiedad o depresión derivados de problemas económicos, pérdida de empleo o conflictos familiares. En conclusión, hoy más que nunca se reclama la idea del propio ministro de trabajo de Reino Unido: «en tiempos de crisis se necesita más ayuda, no menos«.

Fuente:
La Voz de Galicia

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