EL AFECTO POSITIVO SE EVIDENCIA COMO UN FACTOR DE PROTECCIÓN CARDIOVASCULAR

21 Abr 2010

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un problema de salud de primer orden, puesto que constituyen la principal causa de mortalidad en los países desarrollados. Las ECV tienen un origen multidimensional y en ellas, además de los factores clásicos de riesgo cardiovascular (edad, sexo, antecedentes familiares, hipertensión arterial, diabetes, colesterol, etc.) y los estilos de vida asociados a riesgo (consumo de tabaco, inactividad física, etc.), se ha constatado que el estrés y el afecto negativo (ira y hostilidad, ansiedad, depresión, etc.) son también factores de riesgo.

Sin embargo, además de todos estos factores, recientemente se ha comenzado a analizar el impacto del afecto positivo como factor independiente de protección cardiovascular. Este es el objetivo del estudio realizado por el equipo de investigación de Karina W. Davidson del Center for Behavioral Cardiovascular Health en la Universidad de Columbia de Nueva York. Este trabajo, titulado Don’t worry, be happy: positive affect and reduced 10-year incident coronary heart disease. The Canadian Nova Scotia Health Survey, se acaba de publicar en el European Heart Journal.

En dicho estudio, se ha tratado de averiguar si el afecto positivo –definido como un conjunto estable de emociones y actitudes de naturaleza positiva- predice un menor riesgo cardiovascular a largo plazo. Para ello, se ha contado con una muestra total de 1739 personas (862 hombres y 877 mujeres), seleccionada de la población general para la Entrevista de Salud Canadiense Nueva Escocia –The Canadian Nova Scotia Health Survey-. El procedimiento ha consistido en evaluar durante 10 años la salud cardiovascular de todos los participantes, así como también se cuantificaron los factores de RCV, tanto los clásicos y los relacionados con el estilo de vida, como los factores de riesgo psicológico (depresión, ansiedad e ira-hostilidad) y el afecto positivo de estas personas.

Los principales resultados de este estudio constatan, tal y como se postulaba, que el afecto positivo es un factor independiente de protección cardiovascular, es decir, previene la aparición de ECV a largo plazo (10 años) de manera independiente a las variables clásicas de riesgo (edad y sexo) y a otras de naturaleza psicológica (ansiedad, depresión e ira y hostilidad). Concretamente, el afecto positivo supone una reducción de un 22% del RCV a largo plazo, es más, a medida que el nivel de afecto positivo es más elevado dicho riesgo es cada vez menor.

Los autores del artículo argumentan que estos resultados empíricos son plausibles desde un punto de vista patofisiológico, tanto de manera directa (mayor activación del sistema nervioso parasimpático, lo que supone una mejor regulación de la tasa cardiaca, menores niveles de cortisol en sangre y una menor reactividad de la presión arterial, así como una mejor recuperación de la homeostasis corporal) como indirecto (desarrollo de un estilo de vida más sano).

Por todo ello, parece bastante recomendable que los tratamientos de prevención cardiovascular, tal y como se recomienda en el artículo, también se dirijan a potenciar el afecto positivo de las personas.

El artículo original puede encontrarse en la revista European Heart Journal:

Davidson, K.W., Mostofsky, E. y Whang, W. (2010). Don’t worry, be happy: positive affect and reduced 10-year incident coronary heart disease: The Canadian Nova Scotia Health Survey. European Heart Journal. Consultado en marzo de 2010: doi:10.1093/eurheartj/ehp603.

Para acceder al artículo completo, pincha aquí.

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