APRENDER A LLEVAR UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE EN LA FAMILIA – CONSEJOS DE LA FUNDACIÓN FAROS

8 Sep 2010

El Observatorio de Salud de la Infancia y la Adolescencia de la Fundación FAROS ha publicado una serie de consejos sobre cómo las familias pueden contribuir al desarrollo y al mantenimiento una alimentación sana y equilibrada.

La familia es, sin duda, uno de los principales contextos donde los niños y adolescentes se desarrollan. En ella, se establecen, promueven y consolidan muchos de los hábitos, valores, creencias, estilos de vida, etc., que durante la vida adulta de la persona estarán, en mayor o menor medida, presentes. Por ello, la familia es uno de los pilares más importantes para la promoción de hábitos alimenticios saludables. Tal y como subraya la Fundación FAROS, «la manera ideal de promover mejores hábitos alimenticios y actividades sanas en los niños es involucrando a toda la familia. Este enfoque centrado en la familia simplemente significa que todos, padres e hijos, trabajan juntos, en equipo, para lograr una vida sana. Como con cualquier equipo, existe un líder, o un entrenador, ¡y ése es usted!».

Es decir, los padres constituyen el modelo principal para el desarrollo psicosocial de sus hijos. Con lo cual, ellos pueden favorecer claramente la adquisición de una dieta sana siguiendo las siguientes pautas:

  • Dar ejemplo, comiendo de manera saludable y hacienda ejercicio. Además es importante explicar en el seno de una conversación informal porqué se come fruta entre las comidas, o porqué se practica ejercicio físico.
  • Establecer un patrón de alimentación sano y de práctica de ejercicio físico desde que los niños son pequeños, no esperar a que aparezca un problema de sobrepeso u obesidad en la familia. Siempre es más fácil mantener un peso sano que tener que adelgazar en el futuro.
  • Promover la práctica de ejercicio físico como una actividad natural de la vida en familia.
  • Cocinar junto. Es importante hacer partícipes a lo niños en esta labor de manera natura, aunque no sea posible todos los días. Ayuda a que aprendan a cocinar y comer de una manera sana, además puede utilizarse como contexto para que se aprendan o consoliden en la práctica conceptos matemáticos (pesar cantidades de alimentos), químico (reacciones químicas que se producen al cocinar), así como se fomenta la autonomía, la independencia y la toma de decisiones.
  • Comer juntos. Convertir las comidas en una actividad familiar es importante porque facilita que los niños observen modelos adecuados de alimentación, además de valorar este momento como una oportunidad de socializarse y compartir en la familia. Por su parte, los padres tendrán así la oportunidad de ofrecer alimentos nutritivos, identificar qué les gusta a los niños y qué no les gusta, y sintonizar con sus logros y sus problemas a través de la conversación.

Fuente:
Fundación FAROS
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