UN CAFÉ CON ANDOLFI EN PARIS – ENTREVISTA A MAURIZIO ANDOLFI, EXPERTO EN TERAPIA FAMILIAR

17 Nov 2010

Los próximos días 3 y 4 de diciembre de 2010, la ciudad de Castellón (España) acogerá la celebración del Seminario Internacional sobre la Violencia en la Adolescencia. Experiencias en la Terapia Familiar, impartido por Mauricio Andolfi, especialista de reconocido prestigio internacional en la intervención con familias, y organizado por el Centro de rehabilitación «El CAU», el Centro piloto de estudios avanzados para el desarrollo de programas sobre familia y discapacidad y la Diputación de Provincial de Castellón.

Mauricio Andolfi es especialista en terapia de familia y, actualmente, desempeña su labor profesional como director de la Academia de Psicoterapia de la Familia y como profesor en la Universidad de La Sapienza en Roma. En este seminario, Andolfi explicará desde una perspectiva eminentemente práctica y aplicada su modelo de itervención en familias que presentan problemas relacionados con la violencia. Aprovechando su próxima visita a España, Infocop Online tiene el placer de publicar para sus lectores una entrevista al profesor Andolfi, que ha sido realizada por Juan Rodríguez-Abellán (Centro Piloto de Estudios sobre Familia y Discapacidad de Castellón) y por Annette Kreuz Smolinski (Centro Fase2, Valencia), con la colaboración de José Navarro Góngora (Universidad de Salamanca, España).


Un momento de la realización de la entrevista. De izqda. a drcha.: Mauricio Andolfi, Annette Kreuz Smolinski y Juan Rodríguez Abellán

ENTREVISTA

Juan Rodríguez Abellán(1) y Annette Kreuz Smolinski(2)
(1)Centro Piloto de Estudios sobre Familia y Discapacidad de Castellón (España) y (2)Centro Fase2 (Valencia)

¿Cuál fue su inicio en la terapia familiar?

Mis comienzos se encuentran en la psiquiatría infantil. Poco a poco, empecé a entrevistarme con familias y a entenderlas a través de las relaciones entre la madre y la hija, entre el hermano y la hermana, entre el padre y los hijos. Al final, abandoné la psiquiatría infantil y me dediqué a la psicología de la familia y a su enseñanza durante los últimos 35 años.

¿Cuáles fueron los momentos más importantes de estos 60 años de historia de la terapia familiar?

Me centraré en los últimos 40 años y, de ellos, resalto dos décadas, la de los años 70 y la de los 80; dos décadas de gran creatividad y de trabajo con las instituciones públicas. Trabajé en Nueva York, en el Bronx, con niños adolescentes delincuentes y con todos los maestros de la terapia familiar de la costa este, como Minuchin, Bowen, Ackerman, Whitaker y Haley, en ciudades como Filadelfia, Nueva York o Washington.

Todo el mundo piensa que la terapia familiar empezó en la Escuela de Palo Alto, pero éste es un error geográfico e histórico muy importante. En realidad, la terapia familiar empezó con Nathan Ackerman, antes de la guerra. Ackerman y Virginia Satir fueron las personas que empezaron a aplicar la terapia familiar. Que su nacimiento fuera en Palo Alto es un mito, aunque también supuso momentos muy interesantes en relación con la comprensión de la comunicación humana, por la teoría del doble vínculo, que es muy interesante y muy peligrosa a la vez, al describir la etio-patogénesis de la esquizofrenia por parte de la familia. Es decir, pienso que Palo Alto fue muy importante, pero que la terapia familiar no empezó allí. En la Escuela de Palo Alto, nunca se veían a familias juntas, sino que se hacía mucho trabajo individual. Yo pienso que la persona más influyente en la perspectiva teórica fue Mary Boyle, que, junto a su grupo, se decidió por la orientación psicodinámica. Ella decía que el individuo no existe, que el individuo se estudia con la comprensión de las dinámicas intergeneracionales y de pareja: dos ejes, uno horizontal y uno longitudinal.

Para mí, la terapia familiar no es una forma de terapia privada para las personas de alto nivel económico, porque la terapia familiar existe en todos los hospitales psiquiátricos, en la comunidad, en los barrios, etc., es una terapia de red. Después se transformó en una técnica que, actualmente, según mi opinión, yo la llamaría la condon therapy -la terapia del preservativo-. Igual que se pone el preservativo para evitar el contagio, se aplica la terapia familiar: de terapia de contacto a terapia de la distancia mental y de lo políticamente correcto, que significa que la gente no habla de las cosas directamente como las ve y las siente, sino de las cosas que es conveniente decir y no decir; es una forma de diplomacia papal.¿Qué opina de las diferentes escuelas de terapia que existen actualmente?

La distinción entre las diferentes escuelas de terapia familiar me parece horrible. Tenemos la generacional, que habla del desarrollo de la familia, la del enfoque de Milán, el post Milán, el grupo de terapias breves de Milwaukee en Winsconsin, la narrativa, etc. Pienso que, cuando los modelos son más importantes que las personas, la creatividad ya no existe.

Y, en este momento, en los Estados Unidos, la terapia familiar ya ha muerto. En Europa, en cambio, sigue estando muy viva, pero dominada por las ideas norteamericanas. Y pasa lo mismo que en la política: las personas que no piensan son la mayoría; mientras que las personas que piensan siempre, están en una situación de minoría. En la minoría, hay espacio para la creatividad y transformación, la mayoría conduce a la oveja sistémica. 

¿Qué considera que usted ha aportado personalmente a la terapia de familia?

No estoy todavía seguro de que haya aportado algo a la terapia de familia. He estado muy influenciado por mis maestros, como Carl Whitaker y Salvador Minuchin. Además, soy todavía demasiado joven para saber si yo, realmente, he aportado algo a la terapia familiar. A lo mejor, la única idea, que es muy difícil de transmitir, pero que yo considero extremadamente útil, es el trabajo con los niños. En este sentido, el niño es respetado como sujeto competente desde que tiene 2 años hasta los 18, mientras que en la terapia familiar casi nunca es respetado, sino protegido. Ya no hay, en nuestros equipos de trabajo, profesionales que quieran escuchar la voz del niño. La voz de un niño es siempre la voz de una minoría que habla y que normalmente nadie escucha. Entonces mi idea es escuchar a los niños, jugar con ellos y entrar en el mundo de los adultos a través de los niños. La segunda parte, que nunca ha cambiado, es que yo siempre he pensado que todo lo que ocurre a nivel micro, ocurre a nivel macro, y todo lo que pasa en el nivel macro, pasa en el nivel micro. No existe ningún terapeuta, que trabaje con familias, que no tenga unas ideas políticas, aunque él no sea consciente de ello. A menudo, las ideas políticas son de control social, así que un terapeuta que trabaje con familias hace constantemente actos políticos. Por ejemplo, dar a un niño un fármaco para mejorar la atención es una elección política, no es una elección farmacológica.

¿Cuáles son las claves de su trabajo en violencia y en adolescencia?

Podría enseñaros una copia de mi último libro que se llama Storie di Adolescenza, se trata de experiencias de terapia familiar. Es el volumen más maduro de mi trayectoria, el que más me gusta, porque es fácil hablar de niños y de adultos, pero es mucho más difícil hablar de adolescentes, porque el adolescente está en el medio, entre el niño y el adulto, y la adolescencia es siempre revolucionaria. Por eso, he esperado muchos años para escribir sobre ellos. Ahora, acabo de escribir este libro donde se trata la violencia sobre los adolescentes, sobre sus dependencias psicológicas y la depresión con intentos de suicidio. Y, aquí, también el tema dominante es escuchar a los adolescentes. Desgraciadamente, cuando tenemos a un adolescente violento, nos ocupamos de la violencia y no nos interesamos por el adolescente; es como si tenemos a una chica anoréxica, y nos ocupamos de la anorexia, no de la chica. Cuando un chico intenta suicidarse, nos preocupamos de que siga con vida, pero no nos preocupamos de comprender qué significa aquel gesto. Así que, para mí, la adolescencia es el punto más importante para entender el funcionamiento de la familia hoy en día. Tristemente, muchos terapeutas prefieren ver a los adolescentes a solas o en grupos de adolescentes, porque piensan que, si la familia es opresiva, es mejor que el adolescente pueda ver al terapeuta y hablar libremente. Yo pienso que es un gran error, porque, si habla libremente con nosotros, pero no con sus padres delante, este adolescente se convertirá en un adulto que no habrá sido capaz de graduarse como hijo.

¿Cuáles serían las claves para formar a buenos profesionales?

Hace un tiempo se decía que el mejor ejemplo que se podía tener en la familia era el de los padres, pero hoy se usa cada vez menos porque los padres son cada vez menos ejemplares. Pero, aún así, el mostrar a un joven las maneras de portarse, las decisiones, a veces duras, que un adulto tiene que tomar, es la mejor manera para formarlo. En la terapia, pasa lo mismo: hay muchísimos profesores que enseñan teorías, pero no enseñan cómo las teorías pasan a través de ellos como profesores. De esta manera, forman a alumnos que se esconden detrás de las teorías. Y, hoy en día, cuando escogen las escuelas y todos escogen la misma, no es porque realmente vayan a aprender algo importante, sino porque se defienden detrás de las teorías. Habría que investigar cómo construir la teoría a través de la experiencia, tanto vital como profesional. Un ejemplo de buen terapeuta es el que consigue decir lo que realmente piensa, y no lo que a un público se le tiene que decir para no decir lo que se piensa. Y eso pasa no sólo en las conferencias y en la formación, sino también en las familias: no se dice lo que se piensa, debería de haber más transparencia.

¿Hacia dónde cree que evolucionará la terapia de familia en un futuro?

Creo que el pensamiento sistémico se mantendrá vivo por mucho tiempo aún, sobre todo porque ha entrado también en otras disciplinas y ámbitos, como en el de los ingenieros, los arquitectos, los filósofos: el ser sistémico, hoy en día, es fundamental. Creo que los terapeutas sistémicos tienen la oportunidad de decir «nosotros también estamos aquí». La terapia de familia no va a morir por una razón, y es que existen unas familias, especialmente las familias de inmigrantes, que están cambiando completamente la geografía de Europa, y, en muchos países, estos cambios se perciben como una amenaza a sus propias seguridades y pertenencias de una manera tan intensa que se podría decir revolucionaria. Eso quiere decir que los terapeutas tendrán que ocuparse de culturas, de parejas mixtas, de parejas homosexuales, de parejas que vienen de otros mundos, y tendrán que decidir si están capacitados para escucharles. Así que, creo que la migración será un gran problema y, al mismo tiempo, una gran oportunidad, no sólo para la comida –porque a todo el mundo le gusta conocer la gastronomía de otros países-, sino también para aprender otro tipo de cosas. Por tanto, o la terapia familiar se interesa por las diversidades culturales para crecer o se convertirá en una terapia localista. Yo soy optimista, pero se tendrá que formar a muchas personas que ya no serán blancos, católicos, profesores universitarios, sino que se tendrá que formar a personas procedentes de otros mundos, otras culturas, y esto no será sencillo porque nosotros, cultura dominante, estamos bien equipados para evitar que los demás crezcan.

Entrevista realizada en Paris, el día 30 de Octubre de 2010, en el marco del Congreso Europeo de la EFTA, por Juan Rodríguez Abellán (Centro Piloto de Estudios sobre Familia y Discapacidad, Castellón, España) y Annette Kreuz Smolinski (Centro Fase2. Valencia, España), con la colaboración de José Navarro Góngora (Universidad de Salamanca, España). 

Para más información sobre el Seminario Internacional sobre la Violencia en la Adolescencia. Experiencias en la Terapia Familiar, pincha aquí.

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