APOYO SOCIAL Y PACIENTES CRÓNICOS

Los pacientes evaluados dicen tener un nivel de salud moderado y más de la mitad manifiestan encontrarse satisfechos con su vida. En cuanto al nivel de apoyo social, éste es medio y es de la pareja y la familia, de quienes los enfermos dicen percibir un mayor apoyo.

Los resultados revelan que un 47% de los pacientes crónicos declaran haber incumplido en alguna ocasión las prescripciones de su médico en cuanto a la toma de medicación, un 76% dice no haber seguido la dieta recomendada y, por último, un 77% manifiesta no cumplir el plan de ejercicio físico prescrito. Todo ello, a pesar de que su incumplimiento provocaría efectos especialmente significativos en los resultados de sus tratamientos y, por tanto, redundaría negativamente en su nivel general de salud.

Por otro lado, el apoyo social influye de manera positiva en la salud objetiva (síntomas de enfermedad), en concreto, el apoyo social de la pareja y de los sanitarios. En este caso, resulta llamativo que sea el apoyo social de los sanitarios el que mayor incidencia muestra sobre la salud objetiva de los pacientes. Así, la relación médico-paciente es determinante de la sintomatología manifestada por los enfermos, lo que conduce a considerar como un factor clave la información que los profesionales de la salud proporcionan a los enfermos crónicos sobre su enfermedad y sus tratamientos. Además, los datos revelan que la variable que mejor predice la salud subjetiva es el apoyo social de la pareja; confirmando nuevamente el importante papel del apoyo social sobre la salud de los pacientes crónicos, y en especial, el apoyo recibido de las personas más cercanas; así, quienes reciben apoyo de su pareja, manifiestan a la vez tener una mejor salud. En el caso del bienestar los datos vuelven a remarcar la importancia del apoyo social de los sanitarios, al que se unen el apoyo de los familiares y de la pareja.

Con relación al cumplimiento terapéutico, los hallazgos encontrados indican que la variable que mejor predice el incumplimiento de la medicación y de la dieta es el apoyo social global de todas las fuentes (pareja, familiares, amigos y sanitarios). Esto implica que los pacientes que se perciben ayudados por las personas de su entorno van a adherirse a su medicación y a la dieta en mayor medida que las personas con bajo apoyo social. En cuanto al incumplimiento del ejercicio físico, vuelve a aparecer el apoyo social de los sanitarios como predictor de esta conducta de salud; así, los médicos juegan un importante papel a la hora de que los pacientes se adhieran a las pautas de ejercicio físico recomendadas por ellos.

Lo que queda claro en este estudio es que el apoyo social influye de manera directa sobre la salud y el bienestar de los enfermos y, por ende, sobre la adherencia al tratamiento. En definitiva, los datos han revelado que las personas que se sienten más ayudadas por sus allegados obteniendo apoyo emocional, instrumental o informativo, son los que mejor siguen el tratamiento, quienes se olvidan en menos ocasiones de realizar las conductas de salud, y cuyos comportamientos de adherencia son más adecuados.

No obstante, el apoyo social sólo será efectivo cuando se ajuste a las necesidades que el estresor provoca. Así, no siempre reduce el estrés y beneficia la salud; además, es posible que el apoyo esté disponible, pero las personas pueden no percibirlo como tal o pueden interpretarlo como algo negativo. Esto puede deberse a varias razones; bien porque la ayuda es inadecuada, o porque recibir ayuda de otros puede «debilitar» nuestra autoestima, o tenemos demasiada tensión y estrés acumulado como para percibir que estamos recibiendo apoyo. En definitiva, si no se percibe el apoyo social como una ayuda positiva es muy difícil que este provoque beneficios en la salud y el bienestar de los individuos, e incida en un mejor cumplimiento terapéutico, sino más bien todo lo contrario. Este punto es importante tenerlo en cuenta a la hora de planificar y desarrollar intervenciones que mejoren la salud y el cumplimiento terapéutico de este tipo de pacientes; dichas acciones deberían tener en cuenta qué apoyo es necesario promover, en qué momento y qué es necesario incentivar.

Martos Méndez, M.J., y Pozo Muñoz, C. (2011). Apoyo funcional vs. disfuncional en una muestra de pacientes crónicos. Su incidencia sobre la salud y el cumplimiento terapéutico. Anales de Psicología, 27, 1, 47-57.