Estudio de la relación del Cyberbullying con sintomatología depresiva, abuso de sustancias y de Internet, durante la adolescencia

16 Dic 2013

Manuel Gámez-Guadix1, Izaskun Orue1, Peter K. Smith2 y Esther Calvete1

1Universidad de Deusto, 2Universidad de Londres

El cyberbullying es la agresión y el acoso llevado a cabo a través de las tecnologías de la información y la comunicación, principalmente, el teléfono móvil e Internet. Algunas formas de cyberbullying incluyen el envío de mensajes insultantes o amenazantes; la difusión a través de Internet de imágenes (fotos o videos) o información comprometida o humillante de la víctima; el acoso a través del envío de numerosos mensajes, correos electrónicos o llamadas; o la grabación en video o captura de fotos de una víctima mientras se le obliga a llevar a cabo un comportamiento humillante, comprometido o mientras se le agrede físicamente para después difundirlo a través de Internet o el móvil (Smith, 2012).

El cyberbullying (CB) es un fenómeno creciente que parece ser una característica común de las relaciones interpersonales durante adolescencia. Diversos estudios han encontrado que aproximadamente entre el 20% y el 40% de los jóvenes han sido víctimas de CB, al menos ocasionalmente. Además, el CB se ha asociado con diversos problemas para el ajuste psicológico y social de las víctimas. Sin embargo, a pesar del creciente interés en esta nueva forma de violencia, son escasos los estudios longitudinales que han analizado la relación entre ser víctima del cyberbullying y los posibles problemas de salud psicosocial de las víctimas. La mayoría de los estudios han sido de naturaleza trasversal, lo cual impide establecer relaciones temporales entre las variables.

Por esta razón, este estudio tuvo como objetivo analizar, empleando un diseño longitudinal, la relación temporal y recíproca entre ser víctima de cyberbullying y tres problemas frecuentes durante la adolescencia: la sintomatología depresiva, el uso de sustancias y el uso problemático de Internet (a menudo, también denominado uso compulsivo o adicción a Internet). Un objetivo adicional fue analizar si la relación entre cyberbullying y estos problemas de ajuste psicosocial difiere en función de ser sólo una víctima o ser tanto una víctima como agresor.

En este estudio participaron 845 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (56,6% chicas) de entre 13 y 17 años con una edad media de 15,22 años. Todos los adolescentes contestaron el Cuestionario de Cyberbullying, que incluye 9 tipos distintos de comportamientos considerados cyberbullying, la escala de depresión del Brief Symptoms Inventory, el Inventario de Abuso de Drogas para Adolescentes y la versión española de la Escala de Uso Problemático de Internet. Estos instrumentos se describen en el artículo completo de este estudio. Las medidas se completaron al comienzo del curso escolar y otra vez al final de curso (aproximadamente 6 meses después).

En primer lugar, se calcularon las prevalencias de distintos tipos de cyberbullying. La agresión más frecuente recibida a través de las nuevas tecnologías fue que alguien escribiera bromas, rumores o cotilleos sobre la víctima, seguida de colgar o difundir imágenes o información comprometida sobre la víctima y de recibir mensajes amenazantes o insultantes. Los resultados indicaron que el 24,1% de los adolescentes habían sido víctimas de un tipo de cyberbullying al menos una vez, el 15,9% de dos tipos, el 8% de tres tipos distintos de cyberbullying y el 4,7% cuatro o más tipos de cyberbullying distintos.

En segundo lugar, se evaluaron las relaciones longitudinales entre ser víctima de cyberbullying y la sintomatología depresiva, el abuso de sustancias y el uso problemático de Internet. Los resultados mostraron que ser víctima de acoso a través de las nuevas tecnologías al comienzo de curso predijo la depresión y el uso problemático de Internet al final de curso. Asimismo, la sintomatología depresiva y el abuso de sustancias al inicio de curso predijeron una mayor victimización a través de las nuevas tecnologías a final de curso.

Por último, se compararon los adolescentes víctimas de CB con los adolescentes que eran tanto víctimas como agresores de cyberbullying. Los resultados indicaron que los adolescentes que eran tanto víctimas como agresores, en comparación con los que eran solo víctimas, presentaban mayores niveles de depresión, más problemas de abuso de sustancias y un mayor uso problemático de Internet.

Estos resultados indican que el cyberbullying tiene un impacto significativo sobre el ajuste psicosocial de los adolescentes, incrementando los síntomas depresivos y el uso problemático de Internet seis meses después. Asimismo, los adolescentes que presentan sintomatología depresiva y los que presentan más abuso de sustancias en el tiempo 1 son más vulnerables a ser víctimas de cyberbullying trascurridos seis meses; tal vez, la mayor tendencia al aislamiento de los primeros y la implicación con iguales problemáticos en el caso de los segundos, los sitúen en una situación de riesgo para sufrir acoso a través de las nuevas tecnologías.

En síntesis, el estudio contribuye a una mejor comprensión de la relación entre el cyberbullying  y diferentes problemas psicosociales entre los jóvenes. Los hallazgos tienen importantes implicaciones prácticas. En cuanto a la prevención, teniendo en cuenta la relación del cyberbullying y otros comportamientos de riesgo, como el consumo de sustancias, podría ser importante incluir estrategias para prevenir el acoso en las intervenciones de otros problemas de conducta en la adolescencia. Además, dado que los síntomas depresivos parecen predecir la victimización, los programas de prevención del cyberbullying deberían incluir estrategias para la promoción de la autoestima  o la búsqueda de apoyo social entre las víctimas potenciales. Finalmente, puesto que ser víctima de cyberbullying predice un incremento de los síntomas depresivos y un mayor riesgo de uso problemático de Internet, los profesionales de la salud mental deberían prestar especial atención a estos problemas en el tratamiento de las víctimas del cyberbullying.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Journal of Adolescent Health:

Gámez-Guadix, M., Orue, I., Smith, P. K. y Calvete, E. (2013). Longitudinal and Reciprocal Relations of Cyberbullying with Depression, Substance Use, and Problematic Internet Use among Adolescents. Journal of Adolescent Health, 53, 446 -452.

Referencias:

Smith, P. K. (2012). Cyberbullying and cyber aggression. In A. B. N. S.R. Jimerson, M.J. Mayer, & M.J. Furlong (Ed.), Handbook of school violence and school safety: International research and practice (2nd ed.). (pp. 93 -103). New York: Routledge.

Manuel Gámez-Guadix es doctor en Psicología e investigador en la Universidad de Deusto. Sus intereses de investigación se centran en el uso problemático de las tecnologías de la Información y la comunicación (acoso y adicción) y en la violencia en la familia.

Izaskun Orue Sola es doctora en Psicología y profesora de la Universidad de Deusto. Es miembro del equipo de investigación Deusto Stress Research en el cual se estudian diferentes formas de conducta agresiva así como otros problemas psicológicos como la depresión en adolescentes.

Peter Smith es profesor emérito de Psicología en la Unit for School and Family Studies de Goldsmiths College, en la Universidad de Londres. Ha publicado numerosos artículos sobre cyberbullying y ha editado varios libros sobre esta temática, como Understanding School Bullying: Its Nature and Prevention Strategies  (en prensa con Sage Publications).

 

Esther Calvete es profesora de Psicología en la Universidad de Deusto, donde coordina Deusto Stress Research, un equipo de investigación especializado en estrés, violencia y problemas emocionales..

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